lunes, noviembre 11, 2024

A ISIDORO

Por Malu Zamora

Dia 26 de septiembre, estoy con la presentación de mi película en los cines Lys de Valencia, al fondo, sentado en una de las butacas de la sala, veo a José Gómez Cavero, me saluda con la mano sonriente, al terminar el acto nos vamos a comer, estamos felices, compartimos risas y charlas. Nada hace presagiar que en tan pocos días va a llegar esta dura noticia relacionada con su hermano, al que tanto admira y quiere.

Unos días después me llama mi madre, no se encuentra bien, tiene mucha tos, yo, preocupada y en la distancia, le insisto para que vaya al médico, pero ella solo se fía de Isidoro: su médico, su amigo, al que adora… aquel que hace ya algún tiempo y a los 80 años la metió en política y ella, como se lo pidió Isidoro, pues allá que fue de cabeza y, cuando algunos le preguntamos si le había dado una vuelta a aceptar lo que le proponía su médico, ella, muy convencida, decía que todo lo que Isidoro pusiera en marcha, sería bueno para Cuenca, porque tenía la certeza de que no hay una sola persona en esta ciudad que quiera tanto a su tierra.

Tan rotunda era y es en sus afirmaciones, que no tuve ninguna duda en que aquello era lo que iba a hacer, y allá que fue en las listas del Partido de Gómez Cavero… con unos añitos de más pero con la misma ilusión que una adolescente. Volviendo al constipado y a la tos preocupante que tenía mi madre, de inmediato, como otras muchas veces, le escribí un mensaje a Isidoro, y en menos de tres minutos, como es habitual en él, me contestó lo que su amiga y «socia» tenía que tomar para que ese malestar remitiera. No habían pasado ni 48 horas cuando en la prensa leía atónita que Isidoro estaba a la espera de una delicada operación, me quedé perpleja y le escribí preocupada, me contó lo ocurrido, al terminar de leer su wasaps lloré, y pensé que el sentido de la vida de este hombre se encuentra en echar esa mano al que lo necesita en el justo momento, en estar al servicio de los demás permanentemente, incluso cuando la adversidad llama a su puerta y es tan preocupante como en esta ocasión, en intentar paliar el sufrimiento de sus pacientes y, es por eso, que su consulta siempre está abarrotada de conquenses que esperan no solo al médico, también al amigo, al paisano de Cuenca, al cercano, al que se preocupa por ellos y por sus familias y es que ….Isidoro, eres muy grande. Nunca tendremos tiempo suficiente para darte las gracias por todo lo que has hecho y haces por tantas personas de tu querida Cuenca. Gracias por ese continuo sacrificio y esfuerzo por cuidar de todos nosotros. Hoy somos muchos los que estamos preocupados por tí, somos muchos los que te queremos y los que te enviamos toda nuestra fuerza ,energía, cariño y amor, tanto como el que tú has puesto a la hora de cuidar de cada uno de nosotros, pedimos a Dios para que te recuperes pronto y damos las gracias por tenerte cerca, desde la certeza, de que si en este mundo que nos ha tocado vivir, hubiera más personas como tú, seguramente, sería más bonito y mejor.

Desde aquí te abrazamos, y te recordamos que estamos todos allí contigo porque «Cuenca nos une».

Se te quiere Isidoro!

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