Por Sandra Cuenca/ Fotos: Antonio Cuenca y A.G.
Alejandra Grepi empezó a trabajar como actriz con 16 años, debutando en el cine. Pero es en 1982, cuando Chicho Ibáñez Serrador la convierte en una de las seis azafatas del famoso concurso «Un, dos, tres…responda otra vez», que su rostro se hace conocido.
La actriz Alejandra Grepi ha sabido adaptarse a las diferentes etapas que ha vivido el cine español, convirtiéndose, a mediados de los años ochenta, en una de las actrices más reclamadas. Ella reconoce que el haber participado en la película de José Luis Cuerda «El bosque animado» (1987), significó un antes y un después en su carrera como actriz.
«Recuerdo vivir mis inicios en el programa «Un, dos, tres…» con mucha ilusión«, recuerda Alejandra y añade que «en aquella época solo se veía una cadena de televisión, TVE, y ser azafata de este programa era lo mejor que te podía pasar«. Nunca se imaginó que la pudieran elegir para ser azafata de ese programa, ella lo veía siendo una niña, pero reconoce que tenía muchas ganas de aprender y es ahí cuando decide que quiere ser actriz. Tras su paso por el «Un, dos, tres…» comenzó a hacer cine, coincidiendo con los últimos años del destape, «no hay que menospreciar ese cine porque era el que se hacía» apunta la actriz. Después hizo la película «El bosque animado«, de José Luis Cuerda y es donde consigue ser reconocida como actriz, «antes de esta película solo me veían como una chica mona que hacía películas, para mi significó un gran cambio«, recuerda. Ella vivió ese momento como un antes y un después en su carrera, después hizo «El Rey pasmado» de Imanol Uribe, trabajó con Fernando Fernán Gómez y con otros directores importantes como Mario Camus.
Has hecho cine, teatro y televisión ¿Dónde te gusta más trabajar?
La mayoría de los actores y actrices dicen que el teatro, pero yo, que he hecho teatro, donde estoy más cómoda es en el cine. Son maneras diferentes de trabajar e interpretar. El teatro ahora está como muy complicado. Lo que a mi me gustaría hacer ahora, con la edad que tengo, es resurgir como actriz, hacer televisión o hacerlo en alguna plataforma, sería un poco lo que me haría retomar la profesión.
¿Siempre quisiste ser actriz? He leído que al principio era la música lo que te atraía…
No, para nada. Yo jugaba al Festival de Eurovisión cuando era pequeña, me disfrazaba y cantaba frente a un espejo. Si hay algo que hago mal en la vida es cantar, pero si me gustaba la música. Ahora con el auto tune a lo mejor podría hacer algo (risas), pero canto muy mal y tengo muy mal oído.
Comienzas a trabajar con 16 años, ahora tienes 62, ¿Qué te ha enseñado esta profesión?
Me ha enseñado muchísimas cosas, además, me ha dado la oportunidad de conocer muchos paises y diferentes culturas, he conocido más al ser humano y su comportamiento. Esto me ha servido a la hora de prepararme los personajes, ya que estudias otras formas de ser y de actuar. He podido relacionarme con muchísima gente, otras personas con trabajos más normales, podríamos decir, trabajan sus horas concretas y están con el mismo trabajo y los mismos compañeros durante años. Aquí cambias de jefes y compañeros muy a menudo y eso te enriquece como persona. Yo soy una persona a la que le gusta tener los ojos y los oidos muy abiertos, es la manera que tengo de aprender de los demás y sobre todo de los más mayores, que es de los que de verdad se aprende esta profesión y también la vida.
Siempre digo que los actores somos como esponjas o como vampiros, «chupamos la vida de los demás» para poder interpretar otras. Si tuviera que decirte alguna cosa negativa que también me ha enseñado esta profesión, te diría que he aprendido a saber lo que es estar abajo con la misma velocidad en la que se está arriba. A la gente que empieza siempre les digo que no se crean que por estar arriba son los mejores o que por estar abajo son los peores, tienen que estar por encima de todo eso, no creerse el éxito total ni el fracaso, deben seguir siendo ellos mismos y saber que el éxito profesional está en ellos de manera individual. Esta profesión es un aprendizaje continuo.
Muchas de las actrices que lleváis toda la vida trabajando y que ya habéis cumplido los 60 años, os quejáis de los pocos personajes que hay para vosotras, ¿Crees que os están dando menos oportunidades que a los hombres de vuestra edad?
Sí, lo primero es que se hacen menos personajes de esa edad para mujeres. Te pongo un ejemplo, José Coronado, que es mayor que yo y es de los que más trabaja, las parejas que le ponen tienen 30 años o 40 como mucho, y él tiene casi 70 años. Es verdad que en la vida real existe esta diferencia de edad en alguna pareja, pero no es lo normal. Pero esto no solo pasa en España, en Estados Unidos sucede lo mismo, Harrison Ford hasta los 80 años ha tenido parejas de rodaje con treinta y tantos años, por lo que es algo generalizado en esta profesión. Los personajes que hay de nuestra edad, se los dan a actrices más jóvenes y esto pasa más con las actrices que con los actores.
Eres una de las actrices más queridas por la prensa, siempre ha habido un respeto mutuo, pero ahora los actores y actrices jóvenes es como que carecen de esa empatía hacia los periodistas. ¿Con que te quedas de esa relación con la prensa?
Uno de mis mejores amigos es el periodista Carlos Ferrando, que ahora está prejubilado, él me ayudó mucho en su momento, ya que tenía un gran peso en la prensa escrita y en televisión. Pienso que a la prensa, y a cualquier ser humano, hay que tratarlos bien, pero sobre todo hay que respetar el trabajo de todos y de cada uno. Todo ha cambiado muchísimo y creo que es complicado compararlo, ahora, las actrices jóvenes más o menos conocidas, igual que los actores, no necesitan tanto a la prensa como podíamos necesitarla nosotras en nuestra época. Tienen sus redes sociales y, si tienen muchos seguidores, se autopublicitan, con lo cual, se «pueden permitir» pasar de la prensa. Esto es un arma de doble filo, creo, porque al final ellas mismas muestran más intimidades que las que podría contar un periodista, por eso te digo que es complicado compararlo. Todo parte de una base que es el respeto y ese respeto debe ser mutuo, a mi me gusta llevarme bien con la gente y aunque suene un poco egoísta, lo hago por mi y porque eso me hace sentirme mejor conmigo misma.
¿Hay algún personaje que hayas hecho que recuerdes con un cariño especial?
El personaje de Hermelinda, del la película «El Bosque animado» lo recuerdo con muchísimo cariño.
¿Y el más difícil?
El personaje más difícil que he hecho, fue en una serie europea que hice con el ya desaparecido Ricardo Franco. Hacía de una mujer que se vuelve loca por amor y tenía unas subidas y bajadas increíbles. Aquella serie no se vio mucho, aunque aún la siguen poniendo en la 2 de Televisión Española. Fue un personaje que me tocó mucho.
¿Y uno que te gustaría hacer y que aún no hayas hecho?
Pues mira, ya no sé si estoy en edad, pero me encantaría hacer algo de suspense y policiaco, veo muchas series de este tipo. Sé que no podría ser la policía que va corriendo por las calles, pero una jefa de policía sí. Fíjate que yo he hecho mucha historia, he hecho de mujer sexy en muchos personajes, sobre todo en mis comienzos y parecía estar abonada a eso, pero una mujer policía, una jefa de sección con personalidad… eso es lo que me encantaría hacer ahora.
Quiero preguntarte por el libro que escribiste, «Un paseo por la infancia y la adolescencia», donde hablas de como aprendiste a ser la madre que tu hijo necesitaba. Este libro lo escribes por la enfermedad que tiene tu hijo, el Síndrome de Tourette. Durante este largo viaje, tu hijo tiene 24 años, ¿Qué has aprendido? ¿Qué le dirías a otros padres que están pasando por lo mismo que has pasado tú?
Como ya sabes, dejé un poco la profesión para dedicarme a mi hijo, me formé como Coach y he estado dando conferencias, aunque ahora lo hago menos. Quería echar una mano a las familias y dar a conocer lo que es el Síndrome de Tourette, que he de decirte que no es una enfermedad, es un síndrome. Una enfermedad es algo que se puede curar y un síndrome, como el de Tourette, es una conexión de los neurotransmisores diferente, se nace así, igual que alguien con autismo. No es una enfermedad, es un trastorno neurológico, ¿por qué? porque su cerebro actúa de una manera diferente a la del resto y no se cura, se aprende a vivir con ello. He estudiado mucho y es imposible terminar de aprender sobre el comportamiento del cerebro humano. He trabajado mucho con mi hijo e intento hacerlo con otras familias para aprender a convivir con este síndrome. Mi hijo tiene tics fónicos, motores ya no tiene, pero hay muchas otras cosas que no se ven a simple vista y que están ahí. Algunos tienen TOC y un poco de agresividad, y reconozco que existe un exceso de medicación para quitarles esos tics, yo abandoné la medicación hace ya tiempo, y no se dan cuenta que les están provocando depresión y una gran inseguridad en ellos mismos. Hay muchísimas personas con este síndrome. Mi hijo está estudiando una oposición para bombero, tiene una inteligencia normal, incluso algo por encima de la media. Mi hijo en la calle no hace tics porque lo trabajamos desde que era pequeño, pero tiene que tener un lugar donde hacerlos, que es su habitación. Tú no notarias nada, pero mi hijo tiene tics. Son personas que dicen lo que piensan y muy impulsivos, pero para mi, el síndrome de Tourette que tiene mi hijo, es simplemente una forma diferente de ser y de carácter. A las familias que tiene a alguien con este síndrome, les diría que tiene que intentar comprenderlos y hacer que él se comprenda a si mismo, si no se hace así el avance es nulo y todo dentro del cariño y la comprensión.
¿Y estás ayudando a otras familias, Alejandra?
Claro que lo hago. Cuando a Víctor le diagnostican el Síndrome de Tourette, yo no había oído hablar de esto nunca, para mi todo era nuevo y ni siquiera sabía que existía, pero por lo menos le puse nombre a las realidades que estábamos viviendo. Supe entonces que existía un desconocimiento increíble, sobre todo en lo que a mi me tocaba, que eran los profesores y los psicólogos. También recomiendo a las familias que no vayan a cualquier psicólogo, afortunadamente ahora los hay especializados en diferentes campos y los hay en el Síndrome de Tourette. He dado charlas en colegios y he descubierto que muchos profesores no conocían este síndrome.
Muchas veces, un niño o niña hace ruidos todo el rato y no puede parar quieto, se puede pensar que son maleducados pero simplemente puede ser que tengan un problema. Está claro que cuando tú conoces algo lo comprendes y puedes ayudar. Es súper importante que los padres estén coordinados con el colegio y con los amigos para sacar adelante a esa persona que sufre el síndrome, para mi es importantísimo no ir cada uno por un camino diferente.
Ahora en los colegios se tiende a poner muchas etiquetas a los niños y niñas, a ponerles nombre a todo lo que hacen fuera de lo que ellos llaman «lo normal». Si son más movidos que el resto tienen hiperactividad, si son retraídos es que tiene algún problema…
No todos lo niños que son moviditos tienen hiperactividad, eso es otra cosa. La mayoría, en ciertas edades, son movidos, y la culpa la tienen los móviles. Están acostumbrados a vivirlo todo muy rápido, a que todo sea para ayer. Se aburren, hacen menos ejercicio que el que se hacía antes. Mi hijo siempre ha hecho algún deporte desde pequeño porque le venía muy bien, él tiene cierta hiperactividad y ha probado casi todo. Ahora juega al futbol, ha estudiado Técnicas de Actividades Deportivas y trabaja en un gimnasio de monitor, necesita ejercicio. Ahora enseguida un niño o niña es hiperactivo, pero todo es más complejo que eso. Yo siempre diré que viva la diferencia y es lo que le he inculcado a mi hijo. Ser diferente no es malo, lo malo es ser oveja y ser como los demás, y esa diferencia no tiene que hacerte sentir pequeño, te tiene que hacer sentir seguro de ti mismo. Mi hijo habla de su síndrome, lo explica y lo asume, punto.
También nuestros hijos han pasado una pandemia en la que han estado encerrados y creo que ha dejado mella en chavales y chavalas de entre 14 y 18 años…
La pandemia ha hecho mucho daño en los preadolescentes y adolescentes, de repente dejan de ser niños y lo hacen encerrados, pero también ha dejado huella en los bebés y en los niños más pequeños, han tardado más en hablar y la psicomotricidad no la han desarrollado de la misma forma que si hubieran estado en la guardería o en el colegio. Te diría más, pienso que la sociedad en general es diferente ahora, hay un antes y un después de la pandemia, está más entristecida. Todo el mundo habla de la crisis, pero los bares están llenos porque la gente quiere salir aunque no tenga dinero, creo que nos ha hecho ser más individuales. Después, hay un grupo de jóvenes a los que la pandemia les ha hecho más retraídos y más individuales, se lo pasan mejor solos o relacionándose por internet y donde las relaciones personales han pasado a segundo plano, es preocupante, pero es lo que hay.
Desde mi pequeña parcela sigo ayudando a alguna familia, pero lo hago de manera online desde la pandemia. Después falleció mi hermano y me quedé un poco tocadita, sé que para ayudar a otros tú tienes que estar bien, por lo que solo me he quedado con dos o tres personas.
¿Qué es lo último que has hecho como actriz? ¿Algún proyecto nuevo que nos puedas contar?
He hecho dos cortometrajes. Uno de ellos lo he hecho con Miguel Ángel Solá, un actor al que admiro muchísimo. Quiero retomar mi trabajo como actriz porque lo abandoné un poco para dedicarme a otras cosas, me gustaría poder compaginarlo. No me vuelvo loca yendo a casting, si me llaman para algo voy, ahora me lo tomo con mucha calma. Lo que vaya viniendo, si me gusta, será bienvenido.
Uno de los cortometrajes en los que has participado es «Lo que más duele», donde se habla del maltrato…
Sí, pero además es una visión bastante diferente a la que hemos visto otras veces. Se han hecho muchas cosas sobre maltrato, pero la forma de verlo en este corto es por dos mujeres: una es la madre y la otra la mujer maltratada. Hablan de la misma persona que es el maltratador, para una es el hijo y para la otra es el marido. Cuentan la misma historia pero desde dos puntos de vista diferentes, porque claro, los maltratadores también tienen madre y es mujer.
El otro corto lo he hecho con Fernando Merinero y se llama «Cupido confuso«. Ahí mi papel ha sido muy pequeñito, pero ha sido un privilegio interpretar a la mujer de Miguel Ángel Solá.
Sobre proyectos nuevos te puedo decir que me han ofrecido un par de cosas, no te puedo decir que son porque aún no me lo han dicho, pero te aseguro que si me cogen te llamo para contártelo. La etapa esa de volverme loca ya la pasé, tengo 62 años y quiero vivir tranquila. ¿Qué van saliendo trabajos? los haré si me gustan, pero no me angustio. Me he pasado mucho tiempo diciendo la frase esa de «tengo que, tengo que» y agota, quiero quitármela de la cabeza y quiero disfrutar de otras cosas. He vivido toda mi vida estresada haciendo mil cosas a la vez y ahora no necesito eso.