Redacción
Una novela fresca, divertida y muy irreverente en la que Beatriz Rico desata toda su vis cómica en sus páginas, a la vez que defiende la liberación de la mujer
Mañana 8 de febrero, sale a la venta la nueva novela de Beatriz Rico, «Tú quédate conmigo…yo me encargo de que merezca la pena».
Nació un día y aquí sigue. La asturiana cumplió en Madrid su sueño («Mamá, quiero ser artista») y ha llegado a ser una de las
actrices españolas más conocidas de cine, teatro y televisión. Tiene su propia banda de rock, dos gatitos y un armario cápsula.
Sus miles de seguidores la han convertido en todo un referente de las redes sociales y eso le compensa un poco el disgusto de tener una
discopatía lumbar. Tú quédate conmigo… yo me encargo de que merezca la pena es su segunda novela. La primera fue De Miss a más sin pasar por Albacete, y esta es la continuación. O no. Es decir, que sí, pero esta la podéis leer aunque no hayáis leído la otra porque se entiende perfectamente ya que Beatriz se explica muy bien. Os ruega que no la busquéis en la Wikipedia porque alguien le tiene manía y siempre le pone más años, y eso no está bien.
Tú quédate conmigo… yo me encargo de que merezca la pena, ¿Qué se van a encontrar los lectores en este libro?
Se van a encontrar 3 cosas. En primer lugar, humor. Ese es mi principal objetivo: que el lector se ría a carcajadas con las cosas que Rita hace y piensa igual que me reí yo escribiéndolas. Pero también van a poder mirar, como por el ojo de una cerradura, qué es lo que pasa detrás del mundo del famoseo, los photocalls y la tele, entornos en los que todo parece glamur y brilli-brilli, pero luego nos pasan a veces unas cosas rarísimas y muy cutres, que cuando suceden no te hace ninguna gracia, pero cuando las recuerdas te partes y te dices a ti misma «esto lo tengo que contar». Y, por último, pequeñas historias de esa parte fea de la vida que no nos gusta ver: lo que ocurre
en esas habitaciones de desconocidos dentro de un hospital, esa parte de la existencia por la que quizá aún no has pasado, pero que sabes que en algún momento llegará. Y hay © Alfon García que contarla, desmitificar y decir «señores, esto es así». Esta es la parte de la reflexión, para mí era imprescindible que estuviera en la novela.
¿Cómo defines la novela en pocas palabras?
Un libro con el que vas a pasar de la carcajada a ese pequeño puñetazo en la boca del estómago que te forma una pequeña pelota en la garganta para, de nuevo, poder deshacerte de él porque ya estás montado en otra carcajada. Una montaña rusa que no sigue un orden concreto, como Rita y sus cosas, ya me entiendes… En su vida, el factor sorpresa es una constante, y eso quiero que también lo sienta el lector al pasar las páginas.
¿Por qué este libro? ¿De dónde surge la idea?
Surge de varios puntos que convergieron en un «ponte a escribir ya y no seas vaga. Ya no te puedes escapar».
En Instagram suelo subir fotos como excusa para escribir textos largos, tan largos que sólo paro cuando la App ya no me permite seguir. De repente, si algún día no escribía, me llegaban mensajes del tipo «oye, que ya son las 22h y no has escrito. ¿Vas a escribir, me voy a la cama o qué?». Y me dije: «Vale, soy bastante perezosa, pero tengo que aprovechar esta suerte tremenda de que coincida que a mí me encante escribir cosas y a la gente le encante leerlas». No obstante, tuvo que venir un confinamiento pandémico que me trajo una depresión y un terror enormes para que un día cogiera ese boli y esa libreta que mi marido me dejaba cada día en la mesa del salón (sí, yo escribo a mano). De ahí nació De Miss a más sin pasar por Albacete, y yo ya no podía parar. No había terminado con los agradecimientos y ya estaba el boli otra vez a su aire, como loco, contando las nuevas aventuras de Rita.
Cuéntanos, ¿quién es Rita?
Rita fue Miss Albacete y, quién le iba a decir a ella convencida de que sólo llegan a Miss España las aspirantes de sitios bonitos con playa (Miss Canarias, Miss Donostia, Miss Alicante…) que, de repente, se vería con la corona del certamen de belleza más importante del país. Ahí comienza su vida dentro de la farándula que, por lo visto, no es como la mayoría de la personas piensa. ¡Ah! Y el amor: Rita se enamora, tiene a su hijo Bruno y, a partir de ahí, hay que capear como se pueda la condición de aspirante a estrella televisiva con el papel de madre y el de novia, porque su hijo Bruno resulta que es un crío… uy, no. Eso ya no lo puedo contar.
¿Y qué puedes decirnos sobre Jaime?
Jaime es el novio o ex novio de Rita. No lo sabe ni ella, anda que lo vamos a saber nosotros. Es un chico sosito, de pelo fino y sin gracia, que trabaja en la gestoría de sus padres. Rita no está locamente enamorada, pero bueno, es Jaime. Es feliz con él, son tantos años con él que asume que ya forma parte de su vida. Pero mira tú por donde, el tranquilo y sosito Jaime resulta que guarda un secreto que va a dejar a Rita con la boca abierta y la vida patas arriba.
¿Cuál es tu objetivo con este trabajo editorial?
Vender millones de libros, convertirme en la J. K. Rowling española, pero en versión chick lit, y retirarme a vivir y escribir en un bonito rancho de Minnesota mientras me pongo un sombrero de cowboy diferente cada día. ¡Ah! Y que la gente se ría, se identifique con los pensamientos de Rita y terminen el libro diciendo: «Vaya, soy un poco más feliz y otro poco mejor persona». Eso es lo que yo busco en un libro y es lo que quiero dar. Sería mi mayor premio. Ni rancho ni nada.
¿Tu faceta de escritora se retroalimenta con tu profesión de actriz?
Totalmente, porque yo escribo mis propios monólogos, acabo de terminar el tercero. Estando en el escenario me di cuenta de lo feliz que era contando las cosas que yo quiero contar, escuchando las carcajadas del público y su silencio y respeto absolutos cuando les hablo fuera del personaje. También en el escenario descubrí lo maravilloso de poder hablar al público de tú a tú, y en ese mismo tono está escrito el libro. Mucha gente me dice «cuando leo tu libro o tus posts en Instagram tengo la sensación de que estamos en una conversación y te tengo delante». Claro, eso viene de once años monologueando. Ya sale solo, te diriges al lector como al espectador. Yo no era consciente de eso hasta que me lo dijeron y, mira tú por dónde, les gusta.
Para terminar, ¿Qué te aporta el ser escritora?
Libertad absoluta. También me ayuda a conocerme, porque de repente empiezan a salir cosas que tenía enterradas y ni siquiera sabía que existían. Me parece increíble, como un pequeño milagro, poder llevar a los demás todo eso que estaba tan encerrado en mi núcleo. Cuando me dicen «cómo me reí con esto, porque yo lo hago / pienso igual», ya siento que he ganado el premio literario más importante.
Y me aporta mucha felicidad, porque he descubierto mediante la escritura la terapia perfecta. Hay días que me pongo a escribir con mis problemas y mi tristeza aleteando fuerte y, cuando me doy cuenta, todo ha cambiado: mi estado de ánimo, mi vida y hasta mis planes. Un día, Fernando Schwarz me dijo: «Las musas no vienen solas, las musas vienen cuando te sientas a escribir». Qué razón tenía. El humor es maravilloso, hace que tus problemas pesen menos y tu visión de la vida sea más práctica y menos dramática. «Cuando no estoy de humor para escribir, me pongo a escribir hasta que estoy de humor», decía Jane Austin. Pues eso.
