Redacción
La capital balear ofrece una combinación perfecta de actividades culturales, recreativas y al aire libre para entretener a los más pequeños de casa, asegurando días llenos de aventuras y aprendizaje.
Palma es un destino emocionante que combina historia, naturaleza y diversión para toda la familia. Con tantas opciones para explorar y descubrir, cada día en Palma promete ser una aventura inolvidable para los niños y sus familias.
Haber recibido el sello de Unicef «Ciudad Amiga de la Infancia» no hace sino demostrar la apuesta sincera y original de la ciudad para que los niños conozcan, descubran, saboreen, aprendan y jueguen. La capital balear es un lugar donde el mar y el sol son el complemento perfecto para disfrutar de castillos, bosques, patios, paseos, parques, zonas de ocio. Estos cinco planes, perfectos para la temporada estival, lo demuestran.
Descubrir los tesoros del mundo submarino en el Palma Aquarium
El plan ideal para conectar con el océano y descubrir la fauna y flora de las profundidades marinas. Esta fantástica experiencia para toda la familia permite recorrer los increíbles hábitats marinos de la mano de guías expertos en naturaleza y conservación. Además, interactuar y aprender sobre la vida en los océanos y la labor de rescate, protección y preservación que, desde la fundación Palma Aquarium, realizan. El acuario de las Islas Baleares alberga la mayor colección de corales vivos de Europa con más de 70 especies diferentes, una exposición interactiva para aprender sobre las ballenas y uno de los tanques de tiburones más profundos y grandes del continente, con más de 3.5 millones de agua salada.
Adrenalina a tope en el parque Tirolinas Go
Quienes buscan un día de naturaleza, diversión en familia, una actividad diferente, emocionante y respetuosa con el medio ambiente a la vez, el parque de aventuras Tirolinas Go es ideal. Ubicado en el bosque “La Porciúncula”, a cinco minutos andando de la Playa de Palma, este parque ofrece diferentes aventuras de árbol a árbol, que incluyen más de 70 juegos con redes, puentes y, por supuesto, grandes tirolinas, algunas de las cuales alcanzan los 250 metros de longitud. Solo hay que elegir un circuito, tanto niños como adultos, y poner a prueba la destreza y la agilidad; además, es una actividad 100% ecológica y perfecta para huir del bullicio de la ciudad por unas horas.
Un día de playa en Ciutat Jardí
Esta playa se encuentra justo al final del paseo marítimo de El Molinar y es perfecta para familias con niños pequeños porque, además de tratarse de una playa con aguas tranquilas y poco profundas, dispone de parques infantiles y todos los servicios. Por si fuera poco, su agradable y tranquilo paseo marítimo está salpicado de bares y heladerías y es perfecto para un paseo en la mañana o al caer la tarde. Situada en una zona residencial de Palma, su entorno acogedor la convierte en un rincón agradable para escapar del bullicio y disfrutar de un día de descanso junto al mar, con vistas a la Catedral o al Castillo de Bellver. En definitiva, es un lugar perfecto para aquellos que buscan un espacio más tranquilo para disfrutar del mar y del sol en familia.
Subir a bordo del emblemático tren de Sóller
Viajar al pasado a bordo de un tren construido en 1912 es una de las experiencias más singulares y auténticas que se pueden vivir en Palma. El ferrocarril, con sus vagones de madera originales, fue construido a principios del siglo XX y cubre un recorrido de 27 kilómetros, con paradas en Son Sardina y Bunyola, hasta su destino final, Sóller. El viaje atraviesa la Sierra de Tramuntana, Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, y discurre entre naranjos y montañas, dejando paisajes inigualables al viajero. Quienes quieran, pueden enlazar con un paseo en tranvía que une montaña y mar en un trayecto de media hora, desde el valle en el corazón de la Serra con el puerto y la playa.
Disfrutar de un helado al atardecer
No hay verano sin helado y el de Gelats Ca’n Miquel es único. Se trata de una de las heladerías con producción artesanal más concurridas del centro de Palma, con un centenar de sabores diferentes, perfectos para disfrutar de la dulce magia de la infancia. La calidad de estos productos ha hecho que se convirtiera en una de las heladerías de referencia de la ciudad. Desde su fundación, en 1979, aportó su propio sello, innovador y a la vanguardia en sabores y texturas; en ese momento, los helados salados eran un producto excéntrico y sorprendente que se convirtió en una de sus señas de identidad.