Redacción
Madre e hija se encuentran en un lugar imaginario teniendo ambas la misma edad: Mercedes y Clara, unidas por una especie de mágico “cordón umbilical “ que las lleva del presente de una al pasado de la otra. Un viaje de ambas a un mundo deseado donde compartir retazos de la vida que pudo haber sido.
En palabras de la directora
Al leer la pieza de Gracia Morales la emoción brotó por mi garganta de manera irrefrenable. Esa emoción, intacta, se trasladó en la lectura que hicimos con Estrella y Piedad en nuestro primer ensayo Y nos acompaña función a función, cada vez que ponemos en acción la magia de Como si fuera esta noche.
Amo hacer teatro porque me permite jugar sin fronteras En esta oportunidad, la obra de Gracia nos permite quebrar el imposible, vivir un sueño, hacer magia Poder viajar al pasado, reencontrarnos con un ser querido que ya no está y compartir con él cosas importantes,
intentar quebrar el destino, modificar el destino todos deseos que en algún momento nos sobrevuelan, intentos elementalmente humanos.
Cada palabra, cada acción, está alejada del lugar común y a la vez nos convoca de manera irremediable Madre e hija son únicas y a la vez somos todas Es un placer gigante trabajar con dos actrices que confían ciegamente en que, si lo creen, sucede el milagro Ojalá
cada espectador disfrute de la entrega y el viaje que la obra propone, que se permita por un momento, en ese presente del teatro, meterse dentro de un sueño y jugar con nosotras».
En palabras de la autora
Como si fuera esta noche nos propone sumergirnos en un mundo mágico, un mundo que, traspasando todas las barreras temporales, permite en un salto de casi dos décadas, un encuentro fugaz entre madre e hija, decisivo para esta última.
Como si fuera esta noche es la memoria y el deseo pero, sobre todo, lo que la atraviesa y sostiene es la ternura encarnada en Mercedes y Clara, sus personajes, y el vínculo (el que existió y el que hubiera podido existir) que las une.
Esta puesta en escena quiere ser un homenaje a mujeres que hablan en voz alta mientras cosen u ordenan la casa, a mujeres
que canturrean para apagar el silencio, a mujeres que esperan, que temen, que callan, que desean, que se sienten fuertes o
desprotegidas.
Esta historia, rebosante de cotidianidad y lirismo, trata de mostrar un fragmento la punta del iceberg de una realidad que deberíamos seguir contando.