viernes, octubre 4, 2024

El IAACC Pablo Serrano acoge una muestra sobre una de las artistas españolas más relevantes del siglo XX

Redacción

Con voz propia Juana Francés

Juana Francés fue la única mujer que integró el Grupo El Paso, que contribuyó a definir la vanguardia española en la posguerra

El dolor, la ausencia o la rebeldía están presentes en la obra de Juana sin importar la etapa pictórica que estuviese atravesando. “Tenía el raro talento de acertar con la representación concreta de las nociones abstractas”, escribió el Nobel, Camilo José Cela sobre la artista alicantina.

Julio Ramón, director de la IAACC Pablo Serrano y comisario de esta exposición, ha explicado que ‘Con voz propia’ va más allá del discurso cronológico; lo que se pretende es poner el acento en la conceptualidad de la obra. A través de sus pinturas, Juana Francés intenta dar respuesta a los interrogantes que la vida le va planteando, “y todo lo que va encontrando le va dando estímulos para crear”.

Francés se posiciona en el mundo a través de su obra. Reflexiona sobre aquello que le preocupa y, que al mismo tiempo, afecta a la condición humana. La inspiración puede emerger en cualquier momento: de una charla con un amigo, de una revista, de aquello con lo que se cruzaba en la calle; “desde que me levanto hasta que acuesto”, contaba Francés.

Junto a las piezas de la pintora, se expone la obra del escultor aragonés Pablo Serrano, con quien unió su camino en 1956, dando respuesta a las mismas inquietudes que Juana Francés. Se exponen en total 24 obras de la pintora y 15 esculturas de Serrano.

La abstracción como reflejo de los estados espirituales

Juana Francés abandona el procedimiento de la pintura al óleo en favor de los materiales plásticos a través de un lenguaje abstracto dentro de la corriente informalista hacia 1956. Es en este periodo cuando se suma a otros artistas, con los que comparte un deseo de ruptura y unas características plásticas, y fundan el Grupo El Paso.

Juana describe sus obras de esta etapa como “reflejo mis estados espirituales, mis angustias, mis inquietudes […], constituyen mi autorretrato”. La abstracción vuelve en 1980 y lo plasma en sus series Fondos submarinos y Cometas.

Juana Francés – El hombre y la ciudad

En El hombre y la ciudad, Francés quiso simbolizar la sociedad de ese momento y reflexionó sobre la deshumanización del hombre. De entre todas las emociones, le impresionaba profundamente la soledad. En sus obras refleja las dos constantes que afectan a la condición humana: por dentro la soledad, el vacío, la nada; mientras que por fuera es la agresión multiforme en su relación “individuo – sociedad”.

Aunque esa misma soledad ya está presente en sus obras figurativas de los años 50 y que el crítico de arte José Manuel Álvarez Enjuto describe como “personajes hieráticos entregados a la soledad triste e ineluctable”.

En una entrevista que concede al Álvarez Enjuto, y ante la pregunta de si intenta comunicar desde la pintura o necesita echar fuera algo que tiene dentro, la artista contestó que ella expresaba algo que necesitaba decir, si bien el lenguaje no se termina hasta que el otro no lo entiende, y si llega formidable: “Lo siento…, pero yo seguiré, porque ante todo tengo que ser sincera conmigo misma, y porque a un grupo o a mucha gente no les guste ¿no lo vas a dejar? Déjalo ahí que alguna vez a alguien le llegará ese mensaje”.

BIOGRAFÍA DE LA ARTISTA

Juana Francés (Alicante, 1924 – Madrid, 1990) es uno de los nombres propios del arte español de la segunda mitad del siglo XX, fundadora del grupo El Paso y autora de una pintura rotunda que la hace inconfundible.

Su formación se desarrolla en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid) y se amplía con varias estancias en París y otras ciudades europeas, donde entra en contacto con los grandes maestros del arte y las últimas corrientes.

En 1950 se inicia en la escena artística, practicando una figuración hierática que le lleva a estar presente en grandes acontecimientos nacionales e internacionales, como la Bienal Hispanoamericana o la Bienal de Venecia (1954). A partir de 1956, se adentra en la abstracción informalista, gestual y matérica, con la que obtiene éxito de crítica y con la que participa, junto a otros como Pablo Serrano o Manuel Millares, en la exposición fundacional de El Paso, celebrada en la galería Buchholz en febrero de 1957.

Francés evoluciona en la abstracción hasta 1963, momento en que reinterpreta su figuración hierática inicial con la serie de El hombre y la ciudad, a la que dedica la mayor parte de su carrera. En 1980, decide volver a la abstracción con Fondos submarinos, que dará paso años más tarde a Cometas, su última serie. En 1985 fallece Pablo Serrano, su compañero, y Juana vuelve a los lienzos oscuros y dramáticos que reflejan el dolor, muy relacionados con aquellas primeras pinturas informalistas.

Desde la coherencia y personalidad de su obra, Juana Francés se posiciona dentro del panorama artístico nacional e internacional, exponiendo en centros como el Guggenheim de Nueva York (1960) o la Tate Gallery de Londres (1962), y participando en citas emblemáticas como la Bienal de Saõ Paulo (1971), entre otras.

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