viernes, abril 19, 2024

Isabela: “Me gustaría llegar a ser profesional a tiempo completo”

Redacción / Fotos: I.S.A.

Isabel Sánchez-Arán es la primera persona de España en alcanzar los 80 metros de profundidad de buceo a pulmón libre con bialetas y acaba de batir la mejor marca nacional de apnea estática con 7 minutos

Isabela, como mejor se la conoce, tiene 37 años y es deportista. De familia almeriense, nació en Madrid, pero se mudó a Elche con tan solo 3 años. Cuando acabó los estudios empezó a viajar y a trabajar, desde entonces ha estado 12 años dando vueltas por el mundo hasta que el covid la hizo volver a España, concretamente a Girona, donde trabaja y entrena actualmente.

Es en 2015 cuando comienza su aventura deportiva, aunque ya practicaba el submarinismo desde el 2010. “Comencé con botella, por primera vez, en un viaje de amigos y me encantó la sensación de sumergirme y poder permanecer allí, observar la vida marina y respirar bajo el agua. Bueno, es que siempre me ha encantado el agua”, recuerda Isabela. En 2015 se marcha a Chipre para hacer un programa Erasmus. Al finalizarlo, decide quedarse en la isla y empezar a buscar trabajo, llevando su currículum, entre otros, a un centro de buceo. La llamaron para el puesto –para su sorpresa, dada su falta de experiencia- porque vieron en ella aptitudes en cuanto al trato al público y los idiomas. Su jefe la enseñó a bucear más profesionalmente, convirtiéndose en instructora de buceo durante un tiempo, hasta que un día llegó a sus oídos que había un campeonato del mundo de apnea en una localidad cercana. “En aquel momento no sabía lo que era la apnea, pero cuando averigüé de que iba pensé… ¡pues lo que todo el mundo, imagino!: que aquello era una locura y que la gente que lo practicaba no debía tener mucho aprecio a su vida”.

Pero lo probaste, ¿no?

Sí, lo probé porque mi jefe me dijo que no fuera prejuiciosa y que sería bueno conocer unas mínimas técnicas de apnea para nuestro trabajo, por si se llegara a dar el caso de un fallo del equipo de respiración. Si aprendes a contener la respiración un par de minutos bajo del agua sabes que tienes tiempo de sobra para salvar casi cualquier inconveniente que puedas tener con el equipo. Y ahí le encontré un poco de sentido, siendo consciente de que no iba a hacer cosas como las que se ven en YouTube o intentar conseguir un récord mundial.

Lo empezamos a probar. Mi jefe sabía un poquito, más que nada por inercia, ya que lleva toda la vida en el mundo del mar y el buceo. Me empezó a enseñar y vio que se me daba bien, por lo que “decidió” que me presentaría a un campeonato. Al principio no me hacía a la idea, pero cuando vi que se animaba la cosa, que en el centro del buceo todo el mundo me apoyaba y mi jefe estaba ilusionado también, al final me animé a ir a la competición, aunque solo fuera por echar unas risas juntos. Luego resultó que lo hice muy bien. La gente decía que era un nuevo talento, porque en poco tiempo progresé mucho. Escuchando aquellos comentarios te vienes arriba y te sientes bien con lo que estás haciendo. A partir de ahí, empecé a participar en más competiciones y a relacionarme con apneístas más expertos y que sabían lo que hacían mejor que nosotros. Así fui aprendiendo y progresando con buenos resultados, hasta que llegué a un punto en el que tuve que tomar una decisión: por cuestiones de gestión de tiempo y energía, pero sobre todo de la acumulación de nitrógeno, se me hacía cada vez más difícil compaginar la apnea, al nivel que estaba, con el escafandrismo; si quería seguir avanzando debía buscar otras fórmulas laborales para poder practicar apnea a la vez que sostener económicamente mi –hasta entonces solo fantasiosa- carrera deportiva. Pero tiré adelante, me la jugué, porque así soy yo, vivo para mis sueños. He ido explorando diferentes vías hasta el día de hoy.

No es un deporte muy común, Isabel, ¿qué te dijeron tus amigos y familia cuando les contaste que ibas a dedicarte a esto?

Pues mira, esa es una de las preguntas que más me hacen. Mi madre falleció hace ya bastante y mi padre, a pesar de que es un hombre muy tradicional, siempre me ha dado la libertad de escoger lo que yo he querido hacer con mi vida. Me puede dar su opinión, que, es más, a menudo va en una línea diferente a la mía, pero nunca me desaprueba. Además, él siempre dice que “se me veía venir de pequeña”, me gustaba mucho hacer la cabra y sentirme libre. Aunque emigramos a la ciudad, él se crió en un pueblo y disfrutaba enseñándome árboles, animales o palabras relativas al campo y a la vida de antes. Desde que me independicé, sobre los 23 años, he estado viajando y trabajando, con muchas ganas de vivir, mientras que por el camino me he ido aficionado a varios deportes al aire libre. Me gusta nadar, correr, el montañismo, la escalada, el senderismo, el barranquismo y la espeleología -que es una cosa muy freaky que me encantaba antes de empezar a hacer buceo-. Mi padre siempre me dice que tenga cuidado, que no le dé disgustos, pero lo dice con la boca pequeña porque sé que luego va enseñando mis fotos a sus amigos y está súper orgulloso de mí. Es normal que me pida que sea cauta. Yo le explico muy bien los pormenores de mi deporte y él sabe que no soy una apneísta de las que arriesga mucho; soy más bien conservadora. Prefiero afianzar mi marca y saber que la voy a lograr aunque haga unos metros menos, que arriesgarme a hacer un par de metros más con el peligro de sobrepasar mi límite.

Al fin y al cabo, tu deporte se puede considerar de riesgo, ¿no?

¿Sabes qué pasa? Que, yo, de entre mis actividades diarias, a la que más riesgo le veo es… ¡a coger el coche! Cuándo me dicen que la apnea es un deporte de riesgo me resulta extraño, porque no conozco a nadie que se haya matado haciendo lo que yo hago. Sé de personas que se han matado haciendo cosas “parecidas”, pero no del todo igual a lo que practico. Hay casos de fatalidades por arriesgar demasiado, por imprudencias o temeridades, por ejemplo, bucear lesionado, intentar una hazaña extrema puntual nunca antes realizada o el típico caso de persona inconsciente a la que se le ocurre ponerse a aguantar la respiración en la piscina del gimnasio sin la formación debida y/o sin supervisión cualificada. Además, en el imaginario colectivo, la gente a menudo confunde mi deporte con otras cosas que suceden en el mar, como, por ejemplo, la pesca submarina, el snorkel, las caídas en surf, etc. Escuchan casos por ahí y, mentalmente, lo meten todo en el mismo saco estadístico, pero la realidad es que, en apnea deportiva, si cumples con la reglas de seguridad, no debería haber muertes. Los accidentes letales en mi deporte son extremadamente raros y suelen estar relacionados con imprudencias o descuidos encadenados de los diferentes actores. Sin embargo, con el coche todos los días hay fallecidos e, incluso a veces, ni siquiera depende de ti. Tú puedes estar haciéndolo todo bien, que viene un borracho de frente, un aquaplaning, un jabalí que se te cruza y… realmente es una lotería. Desde fuera la apnea es vista como un deporte muy arriesgado, pero los practicantes sabemos que tenemos un sistema, con protocolos y formas de actuar para mantenernos en seguridad.

Pero ¿qué es realmente la apnea?

Apnea es cualquier cosa que tú puedas hacer mientras aguantas la respiración, pero la apnea deportiva es, ni más ni menos, que el buceo a pulmón bajo unas reglas. Existen dos familias de  disciplinas: la de piscina y la de mar. 

En la piscina, básicamente hay cuatro modalidades competitivas: la Apnea Estática (STA), que consiste en ver quién aguanta más la respiración flotando boca abajo sin moverse, para no consumir oxígeno, y donde lo que cuenta es el tiempo. Y después tenemos las dinámicas, en las que el objetivo es ver quién cubre la mayor distancia horizontalmente por debajo del agua, haciendo largos de piscina sin salir a respirar. Estas últimas se diferencian según el material utilizado: Dinámica con monoaleta (DYN) -que es como una cola de delfín donde se meten los dos pies dentro y vas nadando; la Dinámica con bialetas (DYNB), que son las aletas de toda la vida y luego está la Dinámica Sin Aletas (DNF, por sus siglas en inglés), que sería como nado a braza. Luego existen otras modalidades que son de exhibición y donde no se llevan a cabo competiciones, sino solo intentos de récords nacionales o del mundo. Entre ellas encontramos la apnea estática con oxígeno 100%, en la cual el apneísta respira de una botella de oxígeno puro, como la que hay en los hospitales, pero con un regulador, tomando la última bocanada para después aguantar la respiración. Los tiempos en esta disciplina son sobrehumanos. El récord del mundo está en casi 25 minutos, que es más del doble que cuando tomamos una bocanada de aire normal. 

En cuanto a mar, que es lo que a mí me gusta y en lo que me he especializado, también tenemos varias modalidades: las que son de competición, las que son de hacer récords y otras que son, simplemente, de exhibición. En todas ellas el objetivo es ver quién baja más. Y se diferencian también por la forma de bajar. Están las que se llaman de “peso constante”, donde nos ponemos un cinturón de plomos con el que hay que bajar y subir. Entre ellas encontramos el Peso Constante con Monoaleta (CTW), el Peso Constante con Bialetas (CTWB) y luego está la de Inmersión Libre (FIM). Cuando buceamos en el mar, ponemos una cuerda amarrada a una boya o anclaje que flota en la superficie y en el extremo de abajo tiene un plomo que la mantiene tensa. Esa cuerda es nuestro cabo guía, la vamos siguiendo y, además, por seguridad, estamos enganchados a ella mediante un cable unido a una muñequera o cinturón. No está permitido tocar esa cuerda, excepto en la modalidad de inmersión libre, en la que precisamente te agarras de ella para tirar e ir impulsándote hacia el fondo del mar y, después del giro, escalarla para volver a la superficie sin aletas en tus pies y con la sola fuerza de tus brazos.

Entre las modalidades de mar no competitivas de realización de récords únicamente, está la de “peso variable”, en la cual el apneísta desciende asido a un peso muy grande. Cuándo llega abajo lo suelta y sube fácilmente sin él (importante decir que ese peso es recuperado después por la organización, no se queda en el fondo del mar). Por último, hay otra que se llama “No Limits” y es solo de exhibición. En ella los apneístas bajan con un gran peso y luego vuelven a la superficie impulsados por una especie de paracaídas que se hincha con el aire comprimido de una botella colocada en el fondo. El esfuerzo es menor, pero el reto está en la capacidad de tolerar la presión a distintos niveles: oídos, pulmones y efectos en los gases del cuerpo. En esta modalidad no se intentan nuevos récords del mundo porque se considera que ya se ha llegado al límite de lo fisiológicamente humano. La estadística nos dice que los buceos a partir de los 160 metros de profundidad se vuelven comprometidos; la gente vuelve a la superficie con lesiones pulmonares y, a veces, afecciones más graves por los distintos efectos de la presión. Sin embargo ¡es muy divertida y segura practicada a poca profundidad y siguiendo las reglas! Por poner un símil, podríamos compararlo con tirarte Everest abajo con un trineo o tirarte por una cuestecita pequeña en tu pueblo.

¿Cómo son tus entrenamientos?

Los entrenos varían bastante dependiendo de la época de año, de si estoy en la fase de piscina –invierno- o en la de mar –verano-. Tengo muy variados tipos de entrenamiento: desde físico para “ponerme fuerte”, recuperar lesiones, ganar flexibilidad muscular en general, pero también de la musculatura respiratoria más específicamente, que es muy importante en apnea. En este sentido, es importante la flexibilidad de la caja torácica, la tráquea y de todos los espacios que se ven más afectados por los cambios de tamaño con las variaciones de presión. Igualmente, es importante que el diafragma esté elástico, ya que es el músculo respiratorio principal, para lo cual hago estiramientos a pulmón lleno y a pulmón vacío.

Luego tengo entrenos más técnicos: para alargar el tiempo de apnea, para mantener una postura bien hidrodinámica que ejerza el menor rozamiento del cuerpo contra el agua, buena ejecución técnica del aleteo y los giros, de la compensación de los oídos… Sí, perdón, me explico con esto último: cuando buceamos, el oído medio se reduce de tamaño debido al aumento de la presión. Esto causa dolor y, si no se solventa, lleva a una lesión del oído. Para evitar que suceda, de manera voluntaria cada X metros, debemos añadir aire a los oídos a través de las trompas de Eustaquio. Para ello, ejecutamos una maniobra como de “soplar por la nariz” a la vez que te la pinzas con los dedos. Cuando notas el “pop” en tus oídos, estos dejan de molestar y sigues bajando. En un principio es sencillo, pero cuanto más bajas, más compleja se vuelve esta técnica, pues los pulmones también van disminuyendo en tamaño y se hace cada vez más difícil sacar ese aire que debemos enviar al oído. Esto es algo que se puede entrenar dentro del agua, pero también en el sofá de tu casa, con ejercicios de propiocepción e incluso con algunos aparatitos que existen para ello.

Entreno la tolerancia física y mental a niveles químicos alterados de dióxido de carbono, oxígeno y ácido láctico principalmente.

También la adaptación al medio, el llamado reflejo de inmersión. Este reflejo está en todas las personas, en los animales mamíferos y parece ser que en algunas aves acuáticas. No estamos hablando de un solo reflejo, sino que en realidad es un término paraguas que usamos para designar toda una serie de respuestas involuntarias o adaptaciones fisiológicas que se activan en nuestro cuerpo con el fin de economizar oxígeno y proteger los órganos vitales. Si aguantas la respiración debajo del agua y si, además, está un poco fría, tu misma puedes comprobar que tus pulsaciones bajan; este es solo uno de esos efectos. Esto también se puede entrenar y fortalecer, manteniendo el contacto con el agua todo el año y mediante la activación de ciertos estímulos que provocan la respuesta.

Tengo algunas sesiones de psicología deportiva donde humanizamos la figura del deportista, es decir, no somos máquinas de hacer deporte, somos personas que, como todo el mundo, tenemos que lidiar con los problemas cotidianos de la vida diaria -los cuales, en nuestro caso, incluyen situaciones muy concretas de la práctica deportiva en las que nos enfrentamos a miedo, estrés, ansiedad…- para tener un equilibrio emocional que nos permita seguir adelante en buena salud mental y afrontar las pruebas en condiciones psicológicas óptimas.

Practico la visualización varias veces antes de un buceo importante. Desde la noche anterior observo mentalmente cada detalle, después repito por la mañana cuando me despierto, en el barco esperando a que sea mí turno y, por último, en el agua justo antes de que me den la salida. Cuando por fin estas buceando, es como si tu cuerpo estuviera preparado.

Todo esto lo organizo mediante una programación anual general y otra un poco más específica por semanas para ver el tiempo del que dispongo y si hay alguien que me pueda acompañar, ya que la apnea es un deporte que se practica en pareja o grupo por seguridad.

He leído que en octubre del año pasado, en el mundial de Turquía, conseguiste ser la primera persona de España en romper la barrera de los 80 m con bialetas, ¿Qué se siente al hacer un record como este? 

Mucha alegría, ¿Qué te voy a contar? El reconocimiento, la culminación del trabajo que has estado haciendo todo el año y, sobre todo, también esperanza porque piensas que a lo mejor te va a abrir puertas. Igual el hecho de haber conseguido un logro por encima incluso de las marcas de los hombres puede hacer que por fin alguien se fije en ti y decida apostar por ti como lo hacen por ellos; un patrocinador que sienta interés en ti y puedas llegar a ser deportista a tiempo completo. Es difícil competir a nivel internacional contra rivales que se dedican 365 días y tienen los recursos que necesitan, mientras que tú tienes que compaginar entrenar con trabajar. Quedar por encima sería una hazaña. Yo también quiero dar el salto, pero esas puertas se abren trabajando mucho en ellas, no solo deportivamente, sino con inteligencia y estrategia empresarial; no pensemos que por tener un récord mundial impresionante se van a abrir solas… y menos en un deporte como el mío. 

 ¿En algún momento por ser mujer, en este deporte, te han hecho sentirte diferente? 

El mar, en general, es un sector bastante masculinizado porque ya tradicionalmente han sido ellos quienes han ido a trabajar o a extraer recursos. La mujer como mucho se ha quedado en la orilla.

Como instructora de buceo he vivido más situaciones incómodas por ser mujer, que como instructora o practicante de apnea. El buceo con equipo autónomo es un trabajo un poco más tosco, hay mover peso de aquí para allá, manejar grandes embarcaciones y es un terreno abonado para micro –y no tan micro- machismos. En la apnea es todo, digamos, un poco más bohemio. La gente que practica apnea deportiva es, ya de por sí, bastante alternativa, por decirlo de alguna manera. 

Estamos hablando de un deporte que se practica de formal grupal y en el que las diferencias en las performances entre hombres y mujeres no es muy grande. En sí, yo como persona que practica apnea no me he encontrado con situaciones discriminatorias por parte de mis compañeros, aunque sí que a veces ocurre, como en otros deportes, que, a lo mejor, pues, los chicos, sea por cortesía, sea porque no confían en nuestras habilidades, lo quieren hacer todo ellos y no se dan cuenta de que a ti no te están dejando aprender y desarrollarte para no ser dependiente de ellos. También es cierto que hay mujeres que se acomodan a eso…

Pero, en general, en mi deporte hay bastante igualdad y equidad. Sin embargo, sí que a veces hemos tenido que hacer frente a algunas situaciones injustas, más que a nivel usuario -de gente practicando la apnea-, a nivel organizativo del deporte, pues en España la apnea ha evolucionado de la pesca submarina, mundo también muy masculino. Antes no había muchas mujeres, era un deporte que practicaban básicamente los hombres y, cuando la mujer se ha empezado a incorporar, ha habido que hacer algunos ajustes a los que la mayoría masculina se ha mostrado en ocasiones reticente o ha mirado para otro lado. Creo que esto pasa en todos los ámbitos de la vida, hay personas que están o estamos muy cómodas con determinada situación y a las que el cambio suscita vagueza e inseguridad. Es por esto que no nos queda otro remedio a veces que hacer presión para ir avanzando. Por suerte, la ley está de nuestro lado y contamos con organismos como la Asociación para Mujeres en el Deporte Profesional (AMDP) a los cuales acudir para encontrar auxilio y guía.

A día de hoy, estamos corrigiendo este tipo de cosas: normativas que están mal compensadas, repartición de puntos, medallero, equipos supuestamente mixtos que acaban siendo íntegramente masculinos, la equipación técnica que te llega de la federación que por mucho que te digan que es unisex, sabes que es de hombre… A veces, tienes que protestar para conseguir que entren en razón. Por suerte ahora en el departamento de apnea tenemos una junta directiva bastante feminista y en la federación van dando pasitos, aunque aún queda camino por hacer. Por ejemplo, en los manuales de formación, la inclusión de género brilla por su ausencia, partiendo del punto que el manual que se llama “Buceador una estrella” –no buceadora, ni buceo- tiene todos los ejemplos en masculino, no hay buceadoras, solo son buceadores. Tampoco tenemos aún plan de igualdad para federaciones. Pero bueno, ahí vamos, siempre nos consolamos con que antes estábamos peor.

Trabajas y entrenas en el Club Apnea La Caretta – Medes Freedivers, además, colaboras para la salud de este deporte, cuéntanos…

Soy miembro de la junta directiva del departamento de apnea en la Federación Española de Actividades Subacuáticas (FEDAS) y también colaboro con en el departamento de mujer y deporte de mi federación autonómica. Hasta hace un mes he sido la presidenta de la Asociación Española de Apneístas y llevo la parte de deportes de Emprendona, una asociación a nivel provincial de Alicante que trabaja por el fomento de la mujer emprendedora.

¿Y ese es tu trabajo? ¿O tienes otro trabajo, aparte, para ganarte la vida? 

No, no, todo lo que te acabo de comentar lo llevo a cabo de forma voluntaria no retribuida por el bien del deporte y del papel de la mujer en él. Para mantenerme económicamente sigo un modelo multidisciplinar autogestionado con varias fuentes de ingresos; la principal hasta ahora es mi trabajo como instructora de apnea en el club, donde doy cursos, clases de tecnificación y ayudo a la gente a disfrutar y estar segura en el mar. Después tengo mis patrocinadores. Este año he empezado con Bituna y NewFish, a quien además estoy super contenta de representar, dados sus valores de respeto al medio ambiente y al producto final; una perla rara dentro de un sector como es el de la pesca, que creo firmemente que debería guiar el camino. Adicionalmente, también hago traducciones especializadas en temas subacuáticos, he hecho algún trabajo de publicidad como influencer en redes sociales, doble de acción, conferenciante… Donde yo veo que puede haber alguna cosita interesante que me motive, la hago.

Sí que es verdad que, a nivel intrafamiliar, me gustaría poder ser un pilar un poco más sólido, quiero decir, que yo ahora mismo no soy quien sustenta principalmente la economía familiar, estoy luchando por sacar adelante mi proyecto, mi actividad laboral es de mucha incertidumbre, nunca me concederán una hipoteca… ese tipo de cosas.

¿Hasta dónde te gustaría llegar en este deporte? 

Mi objetivo dentro de la apnea es doble: por un lado llegar a ser la mejor deportista que pueda, haciendo historia en mi país y, por otro, poder conciliar todas mis pasiones, que son mi familia, mi trabajo y mi deporte y hacer que florezcan. De hecho, si me he venido a España a vivir es porque me enamoré de una persona que también es del mundo del mar, que me entiende, compartimos valores y esta pasión que nos ha hecho montarnos el trabajo alrededor de ello. Para mí, es la forma que encuentro de sentirme bien y alineada, de no sentirme fragmentada en mi vida.

¿Me gustaría llegar a ser competidora profesional a tiempo completo? Sí, por supuesto, pero ahí tengo un dilema, porque ahora mismo lo que le doy a la carrera deportiva se lo quito al club, se lo quito a mi escuela y lo que le doy a la escuela se lo quito a la carrera deportiva. Por ejemplo, al inicio de la pandemia no se podía viajar y se cancelaron las competiciones, pude trabajar en la escuela a saco y le metí un buen empuje. Ahora se nos conoce en todo el país, mucha gente quiere aprender con nosotros, pero este año tengo buenos patrocinadores, algo por lo que tanto he luchado y pasaré más tiempo fuera compitiendo, por lo que no me puedo encargar tanto. Es un palo no poder están en dos sitios a la vez. Lo que  me encantaría sería poder dedicarme a mi carrera deportiva profesionalmente y tener, a la vez, la escuela funcionando con instructores que fueran de plena confianza y dieran un buen servicio a la gente; estar allí cuando tenga tiempo, encargarme de la formación cuando pueda y, cuando no, poder irme fuera sabiendo que todo va a estar bien y que va a seguir funcionando como la seda en mi ausencia ¡ese es mi sueño!

Para terminar, Isabel quiere destacar que el hecho de estar dentro del agua, sentirse cómoda y sentirse parte de ella, está relacionado culturalmente con nosotros. “Somos un país mediterráneo y ese mar es, probablemente, una de las joyas culturales, naturales y económicas de la historia de la humanidad, ya que es aquí donde surgieron y se relacionaron las grandes culturas clásicas cuya influencia ha permanecido hasta nuestros días.  Por eso creo, que los niños y  niñas que tienen el privilegio de vivir en zonas costeras deberían aprender a nadar, a mirar bajo la superficie, estando cómodos y seguros en el mar, conocer la vida marina, estimarla y protegerla”.

www.isabelsanchezaran.com

@isa_a_pulmon Instagram

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