Por Antonio de Lorenzo
Estas celebraciones, profundamente arraigadas en la cultura española, combinan elementos religiosos y costumbres populares, con variaciones según la región
La Candelaria: origen de la Fiesta
Esta festividad tiene raíces en el Oriente, donde inicialmente se conocía como «Encuentro». Más tarde, se extendió a Occidente en el siglo VI, llegando a celebrarse en Roma con un marcado carácter penitencial. En Jerusalén, los cristianos realizaban procesiones con velas encendidas hasta la basílica de la Resurrección (Santo Sepulcro), mandada construir por el emperador Constantino.
La Fiesta de la Candelaria, que se celebra cada 2 de febrero, conmemora la Presentación del Niño Jesús en el Templo de Jerusalén y la purificación de la Virgen María tras el parto, siguiendo las prescripciones de la Ley del Antiguo Testamento. También conocida como la Purificación de María, la Fiesta de la Luz o de las Candelas, este día destaca por el simbolismo de Cristo como la Luz del mundo. Las velas encendidas, procesiones y celebraciones reflejan esta luz que ilumina y guía a los creyentes.
Algunos investigadores sugieren que la procesión de las candelas podría estar vinculada con las Lupercales romanas, celebraciones paganas en honor a la fertilidad y la purificación. Asimismo, se considera que la festividad celta de Imbolc, que se realizaba a principios de febrero, pudo influir, ya que también incluía el encendido de velas como símbolo de purificación y renovación.
En el contexto español, la Candelaria adquirió especial relevancia en las Islas Canarias. En 1392, dos pastores guanches encontraron en la costa de Tenerife una imagen de la Virgen María que se identificó con esta advocación. En 1497, Alonso Fernández de Lugo, Adelantado de las Islas Canarias, organizó la primera Fiesta de las Candelas con carácter mariano, coincidiendo con la Purificación el 2 de febrero. La festividad no solo se consolidó el 2 de febrero, sino que también se celebra el 15 de agosto, Día de la Asunción, combinando elementos cristianos y tradiciones guanches, como las antiguas fiestas del Beñesmen, vinculadas a la cosecha.
La devoción a la Virgen de la Candelaria se extendió desde Canarias a América, llevada por los emigrantes canarios. Actualmente, es una celebración destacada en varios países latinoamericanos, donde se venera a la Virgen con procesiones, misas y danzas tradicionales.
Tradiciones y refranes
En España, estas celebraciones invernales están asociadas a refranes populares que vinculan a la Virgen de la Candelaria con San Blas:
«Los disantos de febrero:
Santa Brígida el primero;
el segundo, candelero;
y el tercero, gargantero.»
San Blas: protector de la garganta y patrón de animales
La fiesta de San Blas, celebrada el 3 de febrero, tiene una gran relevancia tanto en Oriente como en Occidente. San Blas, nacido en Armenia, fue médico antes de ser nombrado obispo de Sebaste. Durante una persecución contra los cristianos, se retiró a una cueva en el desierto, donde convivió con animales salvajes, quienes, según la tradición, acudían a él para ser bendecidos. Allí también sanaba a los enfermos que lo buscaban.
Vida y milagros
San Blas es conocido especialmente por un milagro que explica su asociación con las enfermedades de garganta. Según la tradición, cuando Blas era llevado a prisión, una madre desesperada llevó a su hijo, quien se ahogaba con una espina de pescado clavada en la garganta. El santo rezó por él y el niño se salvó, lo que lo convirtió en patrón de las dolencias de garganta.
Otro relato curioso narra cómo una mujer, cuyo cerdo había sido robado por un lobo, pidió ayuda al santo. San Blas intercedió y, poco después, el lobo devolvió el cerdo sano y salvo. Por esta razón, también se le considera protector de los animales.
San Blas fue martirizado alrededor del año 316 d.C. bajo el gobierno de Licinio. Su muerte fue especialmente cruel: tras ser golpeado, fue colocado sobre una mesa de piedra utilizada para peinar lana, siendo desgarrado con peines de metal. Finalmente, fue decapitado.
Costumbres y celebraciones
En España, la fiesta de San Blas incluye la tradicional bendición de gargantas. En localidades como Bocairent, cerca de Valencia, la festividad adquiere un carácter especial. Del 1 al 5 de febrero, se celebran procesiones, misas solemnes y la bendición de panes dulces ofrecidos al santo. Los vecinos se visten con trajes moros y cristianos, llenando las calles de alegría y color. Esta tradición comenzó en 1632, tras el fin de una epidemia de difteria atribuida a la intercesión de San Blas.
En otros países, como México y algunas regiones de América Latina, se colocan cintas bendecidas alrededor del cuello como símbolo de protección. En Roma, la iglesia de San Carlo ai Catinari, dedicada a este santo, conserva una reliquia del misno que se utiliza en la bendición de los fieles.
Santa Águeda: patrona de las mujeres
La festividad de Santa Águeda, celebrada el 5 de febrero, honra a esta joven mártir siciliana del siglo III. Nacida en Catania, al pie del volcán Etna, Águeda fue torturada y martirizada por rechazar casarse con el gobernador Quinciano. Entre las torturas más brutales que sufrió, destaca la amputación de sus pechos, lo que ha llevado a que sea considerada protectora de las mujeres, especialmente de aquellas que amamantan.
Tradición y devoción
La historia de Santa Águeda llegó al País Vasco a través de los marineros, quienes trajeron su devoción. Hoy, su fiesta es especialmente popular en Euskal Herria, donde se organizan coplas y rondas en su honor. Coros escolares, txikiteros y festivales llenan las calles de localidades como Bilbao y Getxo.
En Barakaldo, los vecinos suben al monte Arroletza en procesión hasta la ermita dedicada a la santa, donde celebran bailes típicos y consumen rosquillas y txakolí en los puestos de la zona. La fiesta, que combina elementos religiosos y populares, simboliza la fortaleza y virtud inquebrantable de Santa Águeda.
En Murcia, Santa Águeda también tiene una peculiar tradición: se planta albahaca en su honor, ya que, según la creencia popular, esta planta no solo alivia dolores, sino que también actúa como un símbolo de protección. En localidades como Bullas, las niñas recién nacidas son encomendadas a la santa con un curioso pareado: «Santa Águeda, guárdale las téticas.»
Legado y simbolismo
Santa Águeda es considerada no solo patrona de las mujeres, sino también protectora contra incendios, migrañas y enfermedades del ganado. Su figura representa la resistencia y la fe frente a la adversidad, siendo un símbolo de fortaleza espiritual.
Estas tres festividades de invierno no solo reflejan la riqueza cultural y religiosa de España, sino que también ofrecen una oportunidad para disfrutar de tradiciones populares, leyendas y costumbres que han perdurado a lo largo de los siglos. En cada rincón del país, la Candelaria, San Blas y Santa Águeda iluminan las frías jornadas invernales con devoción, música y alegría.