Escrito por Antonio de Lorenzo
La búsqueda de la Especiería
El hecho que tradicionalmente conocemos como descubrimiento de América no puede separarse del largo proceso de la expansión medieval de Europa y la Exploración del Atlántico, que preparó a los europeos para el encuentro con el Nuevo Mundo a través de una experiencia de vida frontera terrestre y oceánica.
Durante el siglo XIV está inclinada hacia el extremo oriental del Mediterráneo, donde las factorías italianas de Génova, Florencia y Venecia sirven de intermediarias de un comercio de lujo con el Extremo Oriente, en el que destacan la seda y las especias. Ya en el siglo XV, sólo los asentamientos venecianos sobrevivirían a la presión turca, y controlarán el comercio asiático.
Paralelamente los países de la Península Ibérica, España y Portugal, superadas sus fronteras interiores, se lanzan, en franca competencia, a la conquista de otras nuevas, esta vez en tierras africanas. Los objetivos son, por un lado, hallar una alternativa a la tradicional mediterránea, dificultada como ya se ha comentado, por el avance otomano; por otro, la búsqueda de oro, mercancía cada vez más apreciada por el drenaje de metales preciosos que las ciudades italianas estaban produciendo en Europa, provocando la escasez y encarecimiento de ese metal.
El salto del Mediterráneo al Atlántico puede realizarse gracias a avances tecnológicos tanto en el campo de la construcción naval como en el procedimiento para determinar la posición del buque y en el perfeccionamiento de los levantamientos hidrológicos.
En la competencia indicada, los portugueses llevan la iniciativa, pues entre 1434 y 1487 logran recorrer todo el litoral atlántico de África: en 1487 Bartolomé Díaz dobla el Cabo de Buena Esperanza, en 1497-1498 Vasco de Gama llega a la India y en 1512 Antonio Abreu alcanza las Islas de las Especias (Célibes, Molucas, Timor).
Portugal se asegura estos logros mediante la expedición, entre 1452 y 1456, de varias bulas pontificias de concesión, donación y privilegios, por las que se establece la dirección de los descubrimientos usque ad Indos y se establecen las bases de futuras demarcaciones.
Relegados los castellanos a las Canarias, se dedican a burlar el monopolio portugués con licencias de los Reyes Católicos para ir a Guinea y la Mina a pescar, comerciar, buscar esclavos e incluso hacer asentamientos. Surgen fricciones con Portugal y apresamientos mutuos hasta la firma de la Paz de Alcaçovas-Toledo (1479-1480) entre ambas potencias, en que se acuerdan las zonas de influencia; Canarias para Castilla y el resto de África para Portugal.
Del Atlántico al Caribe y de Alcaçovas a Tordesillas
Paralela y simultáneamente a las expediciones de descubrimiento portuguesas, los castellanos persiguen el mismo objetivo por la vía del oeste, donde no es aplicable el Tratado de Alcaçovas.
El responsable del proyecto es Cristóbal Colón, Residente en Portugal desde 1476 a 1485, adquiere allí un destacado bagaje geográfico basado en teorías científicas y en versiones y noticias populares. Respecto a las primeras, se adhiere a la corriente de opinión de Paolo del Pozo Toscanelli y Marco Polo que consideran más corta la ruta a la Especiería por occidente. Por lo que se refiere a la información experimental, Colón se halla estratégicamente situado para recibir toda clase de rumores sobre las expediciones portuguesas y sobre la existencia de tierras al oeste de Canarias, vistas por náufragos: tal vez, por esta vía llegó la confesión del piloto desconocido (Álvaro Sánchez de Huelva) que pudo alcanzar las Antillas en el tornaviaje de la Mina haciendo luego depositario de su secreto a Colón y dando pie a la teoría del pre-descubrimiento.
Rechazado el proyecto por Juan II de Portugal, Colón pasa a España para ofrecérselo a los Reyes Católicos, en 1486. Comienza entonces un largo peregrinaje de 7 años tras la Corte en los que las proposiciones colombinas son estudiadas por expertos reunidos en las Juntas de Salamanca, Córdoba y Santa Fe. Dos causas hacen posponer la aprobación del mismo: el considerarse un proyecto fantástico y las pretensiones de Colón en las que el capítulo de sus privilegios se presenta como un obstáculo importante.
El 17 de abril de 1492 se firman las Capitulaciones de Santa Fe sobre las siguientes bases: Colón es nombrado almirante, virrey y gobernador de las tierras descubiertas y por descubrir, con carácter hereditario; como socio de la empresa recibe la décima parte de las ganancias obtenidas, y controla la competencia con la facultad de invertir una octava parte en cualquier expedición organizada, percibiendo otro tanto de los beneficios. Las capitulaciones presentas dos puntos llamativos; la alusión a las “tierras descubiertas” que algunos estudiosos han asociado con la idea del predescubrimiento, y la falta de referencia a la ruta, sin duda por el sigilo o precaución ante la competencia portuguesa.
El 3 de agosto de 1492 sale Colón del Puerto de Palos, avistándose tierra el 12 de octubre. En este primer viaje se toca Guanahaní a la que se da el nombre de San Salvador, Santa María de la Concepción, Fernandina e Isabela, de las Lucayas, Cuba, a la que llamó Juana, y Haití que llamó Española, de cuya exploración Colón sacó la conclusión de que se trataba de las tierras del Gran Kan, del Ofir, de Cipango y demás topónimos relacionados con Oriente.
La proeza colombina trae a la Corona, a parte de los beneficios y el prestigio, un conflicto político con Portugal, cuyo rey quiere ver en este viaje una violación de Alcaçovas; para neutralizar cualquier acción, los Reyes Católicos con diligencia y sigilo, logran del Papa Alejandro IV la expedición de cuatro bulas, de donación, demarcación y privilegios, paralelas a las expedidas tiempo atrás a favor de los portugueses en relación con África. La rivalidad luso-castellana se zanja esta vez a favor de Castilla, pero los Reyes Católicos, comprendiendo las reclamaciones portuguesas pues las disposiciones de las bulas afectaban a la -volta- desde la Mina, se avinieron a un acuerdo que permitiese alejar la línea establecida en las mismas. Así se firmó en el Tratado de Tordesillas el 7 de junio de 1494.
Por dicho tratado se señala una línea de demarcación de polo a polo que debía pasar a trescientas setenta leguas al oeste de las Islas de Cabo Verde, dividiendo el mundo entre ambas potencias. Esta modificación de la línea alejandrina significa el principio de la historia de Brasil pues su extremo oriental queda dentro de la zona portuguesa. Dificultades en la delimitación de longitudes renovaron el problema tan pronto la expedición de Magallanes alcanzó las Molucas.
No ostante los logros, de acuerdo con el proyecto colombino, el primer viaje no había alcanzado su objetivo fundamental pues no había llegado a las Islas de la Especiería. De ahí la preparación de un segundo viaje, que se inicia en Cádiz el 25 de septiembre de 1493 y finalizada en el mismo puerto el 11 de junio de 1496. Tiene por objeto continuar la exploración también en la Española con una factoría comercial, la Isabela, semejante a las italianas de Oriente Medio y portuguesas de África. Parte de las Antillas menores o Islas de Barlovento, las de las Once Mil Vírgenes, Puerto Rico, la Española, Cuba y Jamaica, son los territorios costeados en este mismo viaje. A partir de este momento la Española se convierte en trampolín, base estratégica para nuevas exploraciones.
El tercer viaje comienza con buenos auspicios y tiene un desgraciado final. Antes de partir, Colón recibe confirmación de sus privilegios (1947) y él mismo instituye mayorazgo a favor de su hijo Diego (1948). La expedición sale de Sanlúcar el 3º de mayo de 1498 y acaba en Cádiz el 25 de noviembre de 1500. En este viaje se costea la isla de la Trinidad, y se pisa por primera vez tierra cointinental en la península de Paria. Luego se sigue costeando hacia el oeste hasta llegar a la isla de Cubagua. Llegado a la Española, se ve Colón inmerso en las rebeliones de indígenas y españoles, que provocan la intervención regia a través del pesquisidor Francisco de Bobadilla. Éste envía presos a España a Colón y a sus hermanos.
La divulgación de la epopeya colombina impulsa dos tipos de empresas, de desarrollo simultáneo, pero de predominio dispar en el tiempo:
Expediciones marítimas de descubrimiento, exploración y rescate, que predominan desde 1495 hasta 1519. Dan a conocer el perfil del continente.
Expediciones terrestres de colonización de lo descubierto, que comienzan a predominar a partir de ese año de 1519 y que cumplen su ciclo hacia 1555. Son las de asentamiento.
Pero de éstas nos referiremos en otro momento.