Redacción
Manuela, el vuelo infinito es una coproducción entre las compañías [in]constantes teatro, Tranvía Teatro y Escena Miriñaque (último Premio Nacional de Artes Escénicas para la Infancia y Juventud).
Este espectáculo de teatro documento y autoficción habla de la experiencia de esfuerzo y superación por la que ha pasado Manuela Vos después de sufrir un accidente en 2021 tras el que quedó tetrapléjica.
Manuela Vos se ha convertido, el pasado 24 de septiembre, en la primera mujer española campeona del mundo de paraciclismo (handbike) en el mundial celebrado en Zurich.
Con dirección y dramaturgia de Emilio del Valle ([in]constantes teatro), rinde homenaje a todas las personas que, como Manuela Vos, viven el día a día superando obstáculos.
Manuela, el vuelo infinito, es un espectáculo de teatro documento que parte de la experiencia vital de Manuela Vos, una mujer a la que ningún obstáculo era capaz de detener, hasta que un día cayó al vacío desde la pared de una montaña de los Picos de Europa, a unos treinta metros de altura. Cayó y emprendió un vuelo infinito. Esta propuesta, con texto y dirección de Emilio del Valle de [in]constantes teatro, es una coproducción entre tres importantes compañías privadas, [in]constantes teatro de la Comunidad de Madrid, Escena Miriñaque de Cantabria (galardonada con el Premio Nacional de Artes Escénicas para la Infancia y la Juventud 2024) y Tranvía Teatro de Aragón. Su estreno tendrá lugar en la sala Cuarta Pared de Madrid (Premio Nacional de Teatro 2020).
Emilio del Valle, amigo de Manuela Vos, y quien firma dramaturgia y dirección del espectáculo, ha tenido el privilegio de indagar en ese vuelo con su protagonista y contarlo con la ayuda de cuatro artistas en escena, que además interpretan música en directo. Entre los artistas se encuentra la propia Manuela, que ha participado activamente en el proceso de creación de la pieza. La dramaturgia de la obra se estructura en torno al cambio que produce en la vida de Manuela un accidente que convierte a una deportista en una mujer tetrapléjica. Se trata por tanto de una obra autoficcional pero escrita por otra voz, la de Emilio del Valle, e interpretada por su protagonista, Manuela Vos. Junto a Manuela, sobre la escena están Elena de Lucas, Luna Mayo y Jorge Muñoz.
Manuela Vos está de absoluta actualidad ahora mismo, pues en los Campeonatos del Mundo de Paraciclismo de Carretera de 2024 celebrados en Zurich estos días, se ha convertido, el 24 de septiembre, en la primera mujer española campeona del mundo de ciclismo paralímpìco. Esta propuesta teatral acompaña a Manuela en su emocionante aventura de vida, esfuerzo y pasión y en cierto modo es una metáfora de la sociedad contemporánea: en la creación de la pieza y en el diseño de su posterior gira se han tenido que solventar dificultades similares a las que encuentra Manuela en su día a día, pues si en ocasiones la vida no está diseñada para las personas con discapacidad, mucho menos lo están los escenarios y camerinos de los teatros, los hoteles, los transportes…
En la pieza hay un diálogo permanente con lo audiovisual que tiene una gran carga poética, y además este proyecto se completará próximamente con la publicación de un libro y con el estreno de un documental que reunirá el material recogido durante el proceso de investigación (entrevistas a quienes rodean a Manuela y conversaciones con la propia Manuela). Tras su estreno en Cuarta Pared, el espectáculo visitará otros municipios como Valladolid, Torrelavega o Zaragoza, y hará una función muy especial en el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo.
MANUELA VOS, apasionada del deporte, la naturaleza y la aventura, nace en Holanda en 1968 y se traslada a España en 1995, donde reside actualmente. Ha recorrido el mundo participando en innumerables competiciones de triatlón, maratón e Ironman, así como escalando montañas espectaculares. Desafortunadamente, en 2021, un accidente mientras escalaba en Picos de Europa la dejó tetrapléjica. A pesar de la dura recuperación y del difícil proceso de adaptación, Manuela ha demostrado una enorme fuerza de voluntad y una pasión inquebrantable por seguir adelante y superarse a sí misma. Ahora, sus montañas son aún más altas, sus carreras más desafiantes y sus travesías a nado más prolongadas y profundas, pero nada de eso la detiene.
Manuela es una de las pocas personas en el mundo que, con su lesión, compite en Hand Bike, y es un ejemplo inspirador para todos los que la rodean. Su presencia y su sonrisa son habituales en las competiciones de ciclismo adaptado, tanto a nivel nacional como internacional, y el pasado 24 de septiembre se convirtió en la primera mujer española campeona del mundo de paraciclismo en el Mundial de Zurich. Pero, más allá del deporte, Manuela es una madre dedicada y una amante de la música. Su vida ha girado siempre en torno a sus hijos, el deporte, la montaña y la música, y su historia es una fuente de inspiración para todos aquellos que buscan superar obstáculos y luchar por sus sueños. Aunque el camino no siempre es fácil, ella demuestra que, con perseverancia y determinación, cualquier reto es posible.
La historia de Manuela Vos nos coloca frente a un espejo que nos interroga no ya sobre la discapacidad, sino sobre la diferencia en general, y la manera en que es tratada por la sociedad. La igualdad de oportunidades debe ser algo más que una utopía para las personas pertenecientes a colectivos en peligro de exclusión. Es absolutamente imprescindible normalizar la convivencia artística con estos colectivos, sin que esto implique pérdida de calidad.
El pasado 18 de enero se alcanzó un acuerdo para reformar el artículo 49 de la Constitución Española y sustituir el término “disminuidos” por “personas con discapacidad”. Esta reforma dice además que los poderes públicos serán los encargados de impulsar políticas que garanticen la plena autonomía personal y la inclusión social de las personas con discapacidad. En el caso de las artes escénicas, la capacidad de producir belleza e interés sobre un escenario no es un privilegio de un modelo de normalidad; al contrario, la belleza reside en lugares ignotos, y el deber del artista es acceder a esos lugares para ofrecer la belleza al público ávido de experiencia estética. Sin la representación de los colectivos de personas con discapacidad, protagonizadas por ellas mismas, estaremos condenando al colectivo y estaremos privándonos a nosotros mismos de la belleza que encierran, de su talento, y de su capacidad de comunicación.