Redacción
Septiembre es el mes más agridulce del calendario. La mayoría regresa de sus vacaciones estivales en una vorágine de sentimientos entre la melancolía y las pocas ganas de volver a la vida real, a los madrugones, quehaceres y carreras para llegar a todo como si no hubiese un mañana. Un auténtico drama para muchos con fácil remedio gracias a la puesta en práctica de la filosofía oriental, cuyo mayor legado es enseñarnos a vivir de forma consciente, disfrutando del presente y siguiendo unos hábitos básicos para una vida plena y saludable, que empiezan con el autocuidado. Pero, ¿en qué consiste realmente y cómo incorporar sus sabios mandamientos a tu rutina para no caer en la “depresión posvacacional”?
Equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu
Las terapias orientales se basan en el equilibrio entre la mente, el cuerpo y el espíritu como base de una vida plena. Está demostrado que previenen enfermedades y fortalecen la salud, mejorando la potencialidad humana a través de la regulación del cuerpo. Como dato anecdótico, en Asia el buen médico es aquel que no tiene la consulta llena puesto que sus pacientes se encuentran bien, y en países como Tailandia el masaje es una “medicina” preventiva para todo tipo de dolencias. De hecho, el masaje tailandés es considerado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad desde 2019.
Según la filosofía oriental, un estilo de vida positivo se basa en rutinas que incluyan, regularmente, ejercicio, meditación, entrenamiento del Qi, establecimiento de objetivos, dieta saludable y prácticas sociales, laborales y sexuales beneficiosas.
Qi
Es la energía o fuerza vital que mantiene el equilibrio de la salud espiritual, emocional, mental y física.
El Yin y el Yang
El Yin y el Yang son los principios subyacentes de la filosofía y la medicina chinas, también presentes en el Ayurveda y el Hinduismo. Se cree que la buena salud proviene del equilibrio del Yin (negativo, oscuro y femenino) y el Yang (positivo, brillante y masculino).
Zen
El término zen es la pronunciación japonesa de la palabra china “ch’an”, que proviene de una raíz sánscrita que significa «pensamiento», «absorción» o «meditación». Según el diccionario, el pensamiento zen es una escuela budista que tiende a alcanzar la iluminación espiritual mediante la meditación. Como adjetivo significa pacífico y tranquilo. Un concepto de inmersión completa en el momento presente. Un estado de atención tranquila y plena en el que las acciones son guiadas por la intuición, en lugar de por el esfuerzo consciente.