Redacción
Oporto es la segunda ciudad más grande de Portugal, con 1,7 millones de habitantes, solo por detrás de Lisboa, la capital lusa. Esta ciudad del norte de Portugal es un popular destino entre los españoles como viaje de fin de semana, ya sea por la cercanía con España o por la comodidad y el encanto que ofrece la ciudad. Sus elegantes barrios y villas, con los estrechos y viejos callejones a orillas de la desembocadura del río Duero lo convierten en una ciudad muy especial. Este encanto de la ciudad lusa se debe apreciar caminando por todos los callejones y vías posibles, conociendo su historia y viendo las costumbres de sus habitantes. No debe faltar un paseo al anochecer por la ribera del Duero y descansar en los jardines tomando uno de los dulces vinos típicos de la ciudad. Oporto también es conocida por la ciudad de las fachadas de azulejos.
Uno de los monumentos más emblemáticos de Oporto es la Iglesia y Torre de los Clérigos, desde donde se ofrecen las mejores vistas de la ciudad. Aunque la torre es la mayor atracción turística, la Iglesia es merecedora de una visita: fue construida en uno de los puntos más altos de Oporto, en el Cerro de los Aforcados, lugar dónde se llevaban a cabo las ejecuciones de los condenados a muerte. La Catedral de Oporto o Sé de Oporto es una importante fortaleza en la que se alberga uno de los claustros más hermosos del país luso, en él se narra la Metamorfosis de Ovidio a través de miles de azulejos añiles. Destacan otros templos religiosos como la Iglesia de San Francisco, la Capela das Almas o la Igreja de San Lorenzo dos Grilos.
Otro de los elementos emblemáticos de Oporto es el Puente Don Luis I, un puente de hierro que cruza el río Duero para conectar la ciudad con Vila Nova de Gaia. Su gran arco de hierro, con dos pisos, donde por el inferior circulan los vehículos y por el superior el metro, fue inaugurado a finales de 1886 y hoy en día es uno de los paisajes más fotografiados de la ciudad, siendo un símbolo de Oporto.
El barrio de la Ribeira se extiende desde el Puente de Arrábida hasta el Puente Don Luis I y es una de las zonas predilectas para los turistas que visitan la ciudad. Sus calles están inundadas de restaurantes y bares donde comer y disfrutar de la gastronomía portuguesa, además también hay numerosos puestos de venta ambulante donde se pueden comprar productos típicos portugueses, como manteles, paños… La forma más rápida de llegar a la Ribeira es caminando bajando por las callejuelas del barrio de Batalha aunque también se puede en funicular y disfrutar de la experiencia. En esta zona se encuentra el Relieve de las Alminhas do Ponte, una obra creada para conmemorar a las 4.000 personas que perdieron la vida cuando las tropas francesas invadieron la ciudad y trataron de escapar por el puente, que se vino abajo por el peso de tanta gente. La Plaça da Ribeira es otro lugar emblemático, además de ser una de las plazas más antiguas contiene un montón de terrazas y bares que la convierten en una zona de ambiente para disfrutar. También se puede apreciar el Postigo do Carvão, la única puerta de la antigua muralla que se conserva.
La Casa do Infante es un lugar imprescindible si lo que interesa es la historia. Allí se realiza un recorrido mediante documentos y objetos de la actividad aduanera del edificio. Las casas de la Rua da Reboleira en los números 58 y 59 son dos interesantes edificaciones de origen medieval donde se puede apreciar el arte gótico de sus puertas y ventanas en la primera, y en la segunda la parte superior en forma de torre almenada. Otra de las casas más fascinantes de la ciudad es River House: una curiosa casa modernista de finales del siglo XIX.
El palacio de la Bolsa de Oporto es impresionante por fuera pero también por dentro y ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad. En su interior, el Patio de las Naciones acristalado, alberga una exhibición de los escudos de todos los países que han mantenido algún vínculo comercial con Portugal.
Otras visitas imprescindibles son: la librería Lello e Irmão, con la gran escalera central; la Estación de São Berto, donde las paredes están cubiertas de azulejos que reflejan los grandes episodios de la historia portuguesa; el Mercado de Bolhão, que es el mercado más popular de Oporto donde incluso se pueden comprar gallinas y pollos vivos; y los Jardines del Palacio de Cristal, uno de los mejores miradores y donde se encuentra el mausoleo dedicado al rey exiliado Carlos Alberto de Saboya.