viernes, marzo 29, 2024

Sonia Salido: “Empecé a competir a nivel nacional con 12 años”

Texto: Sandra Cuenca/ Fotos: S.S.

Sonia Salido ha sido gimnasta profesional, tiene 45 años y es del barrio de Moratalaz, en Madrid. La gimnasia rítmica ha sido su vida y lo sigue siendo, ya que empezó con 6 años a practicar este deporte. Fue seleccionada para formar parte del conjunto que fue campeón olímpico en Atlanta 1996, pero por su estatura la descartaron, situación que la marcó mucho en aquel momento, ella dice que aquello fue como si la cortaran las alas.

Sonia empezó en el deporte por la profesora de Educación Física del colegio donde estudiaba, ella vio que tenía habilidades físicas para algún tipo de deporte. Su madre la apuntó a Ballet y la profesora las derivó a la profesora de Gimnasia Rítmica porque tenía actitudes. Empezó en el equipo de su barrio, en Moratalaz y ahí estuvo desde los 6 años hasta los 11, que fue cuando el equipo se deshizo y las trasladaron a Vicálvaro, otro barrio de la capital. Fue allí, con la entrenadora que se ocupaba del equipo, cuando empezaron a entrenar más en serio y cuando su carrera deportiva empezó a despegar de manera exagerada. Empezó a competir a los 12 años, en competiciones federadas a nivel nacional.

¿En qué competiciones has participado?

En la Comunidad de Madrid he sido campeona durante 6 años y en campeonatos de España, fui a tres, en el primero quedé novena, en el segundo fui campeona de España en categoría juvenil y pasé a primera categoría, donde volví a ser campeona de España en el 93 y 94. Estuve ojeada por el Equipo Nacional por lo que estuve año y medio yendo a concentraciones con el equipo nacional, fui seleccionada para formar parte del conjunto que fue campeón olímpico en Atlanta 1996, lo que pasa es que por mi tipología y estatura en ese momento, fui descartada, cogieron a otra chica que era más alta que yo. La gimnasia rítmica es un deporte muy estético, todas teníamos que ser de la misma estatura y el resto de compañeras me sacaban 9 centímetros. El puesto estaba entre Tania Lamarca y yo, ella medía 1,56, el resto medía de 1,60 para arriba, y yo estaba en 1, 51.

Yo pensaba que cuanto más bajita sea la gimnasta mejor…

Eso es en la gimnasia artística, ahí sí, ya que al tener el centro de gravedad más cerca del suelo es más fácil ejecutar los mortales y las dificultades que piden. Pero en la rítmica es tipo rusa, bailarina clásico, tipología delgada, musculatura fina y gimnasta alta. Reconozco que ahí me cortaron un poco las alas y luego fue volver otra vez, con 18 años, a mi club y me quedé un poco pérdida, la verdad.

¿Hasta qué edad estuviste compitiendo?

Hasta los 18, cuando ya el equipo nacional me dijo que era hasta ahí donde yo podía llegar. Después de tenerlo ahí en las puertas, que me dijeran que no, pues fue como que ya no podía optar a más.

¿Son duros los entrenamientos? ¿Cómo era tu día a día entrenando?

Los entrenamientos en el equipo nacional eran en concentraciones de vacaciones, yo no he estado concentrada al ser de Madrid, siempre he sido gimnasta externa. Yo entrenaba en mi club y 45 horas semanales, por la mañana iba al instituto y desde ahí me iba directamente a entrenar, de 17.30 a 22:30 horas. De lunes a viernes y los fines de semana hacíamos un intensivo de 10 horas cada día, cinco horas por la mañana y cinco por la tarde. ¿Tipos de entrenamiento? Todos los que te puedas imaginar, flexibilidad, preparación física, salíamos a correr y luego la técnica de aparato, ejecución de dificultades, ballet… entrenamientos muy duros porque hay capacidades, como la de flexibilidad, que te tiene que doler. La gimnasia rítmica se caracteriza por eso, precisamente por tener una flexibilidad extrema.

Imagino que la alimentación también es importante, ¿no?

La alimentación es muy muy estricta, comiendo bien, evidentemente, pero todo muy medido y controlado, porque es un deporte estético, pero también porque es salud, es decir, es un deporte que se hace descalzo y todos los impactos van a rodilla, cadera, espalda y cuello. Si tú tienes un kilo más de lo que tu capacidad ósea puede soportar, al final repercute en el resto del cuerpo.

En la gimnasia, en general, se empieza muy joven, ¿merece la pena tanto sacrificio?

A modo personal y por amor propio, sí. Recompensa económica, laboral o de reconocimiento social, no existe por ningún lado. De hecho, pocos deportistas de elite llegan, siendo los mejores, arriba, simplemente por el hecho de que no tienen la suficiente constancia ni el afán de superación necesario para poder continuar. Porque es un día y otro día… y luego tú te preguntas: ¿para qué?, porque llegas al instituto y nadie sabe nada. En resumen, la recompensa como tal es la satisfacción personal, punto.

¿Hay algo importante que te haya aportado la gimnasia rítmica?

 A nivel personal es lo que he conseguido, lo que te he dicho antes, el afán de superación, el caerte mil veces y volverte a levantar, la actitud positiva siempre. La capacidad de ser como el Ave Fénix, la constancia y la disciplina, eso es lo que me llevo.

Ahora estás entrenando y enseñando a niñas y niños, ¿qué cambios aprecias en ellos, aun siendo pequeños, una vez empiezan con la gimnasia? ¿Qué les aporta?

Socializar en primer lugar, saber perder y saber competir. Ahora mismo, cuando no tienen algo que quieren se frustran, no son capaces de esforzarse por conseguir ese algo, tienes que dárselo rápido. El deporte, precisamente, lo que te hace es enseñarte a que si quieres conseguir algo tienes que lucharlo y pelearlo, no te lo van a regalar. Se nota muchísimo cuando un niño hace deporte y cuando no. El deporte te enseña que unas veces se gana y otras se pierde y que muchas veces, dando lo mejor de ti no has ganado, pero tienes que estar orgulloso porque sabes que te has esforzado y lo has hecho bien.

La gimnasia rítmica siempre ha sido un deporte más bien femenino, pero me imagino que ahora también hay niños. ¿Has notado que haya más? ¿Encuentras mucha diferencia entre chicas y chicos?

Sí. Es verdad que ahora hay más cantidad de niños que antes, pero también es cierto que los que llegan a competición son los que menos. Cuando son pequeños se lo toman como un baile, pero cuando hacen gimnasia con 12 o 13 años ya empieza a importarles el qué dirán sus amigos, si se meten con ellos… ahí es donde no aguantan la presión y el 80 por ciento de los chicos se quitan y desaparecen, es por la sociedad en la que vivimos. Por desgracia aún estamos así. No llega a ser comprensible que pase esto, porque la gimnasia rítmica es de chicas porque siempre ha sido femenino, vale, pero realmente la base se centra en el ballet clásico masculino, por eso no debería haber tantos tabúes. Que un chico haga gimnasia rítmica es hacer lo que hace un bailarín…

¿Los ejercicios de la gimnasia rítmica femenina son los mismos que los de la masculina?

El código es el mismo, es el que marca la Federación Internacional de Gimnasia, las dificultades son las mismas para todos, la diferencia es que, a lo mejor, a una niña le pones un Lago de los Cisnes y a un chico un Matrix, las tonalidades de la música, las fuerzas, las expresiones o los gestos no tienen nada que ver a las de una chica. La coreografía no tiene nada que ver. En la gimnasia artística sí que las chicas hacen unos aparatos y los chicos hacen otros distintos, porque en este tipo de gimnasia si se estipula la femenina y la masculina, cada una con su código distinto.

Cuando dejas a los 18 años la gimnasia rítmica de competición, sigues ¿no?

Estuve un año en el que no quería saber nada, me metí en karate, natación… en todo lo que podía y a la vez, tenía que consumir las 45 horas semanales que hacía en la gimnasia rítmica. Me perdí en la vida, no sabía qué hacer, esa es la verdad. Una amiga me invitó a ver el equipo de competición que tenía y empecé otra vez a meter la cabeza. Yo creo que cuando tienes un objetivo en el que te centras, que toda tu vida gira alrededor de él y de repente te dicen que no, te desubicas. Por eso comencé poquito a poco y estuve echándole una mano en su equipo, hasta que ya volví a engancharme y me dediqué a trabajar como profesora de gimnasia. Me formé y empecé con los cursos de gimnasia rítmica comenzando a dar clases.

¿Ahora dónde estás dando clases?

Llevo 20 años en el Club de gimnasia rítmica San Agustín, empecé de entrenadora y ahora mismo estoy en gestión, de presidenta y, las que fueron mis alumnas con 4 años, son ahora las que me están llevando el equipo y dando las clases. Recientemente he cogido Pedrezuela, un municipio de al lado.

Cuando empiezas a dar clases, ¿qué es lo primero que les dices a los niños y niñas? 

Solo les digo que se lo pasen bien de momento, que es un deporte al que hay que echarle muchas horas y que tienen que disfrutar, que lo de ganar es secundario y que ya llegará si tiene que llegar.

¿Y cuándo se frustran?

Les ofrezco motivación afirmativa, como “acuérdate que ayer”, “Fíjate ayer que te salió”, “todos los días no son iguales”… enseñándoles también a gestionar las emociones y que estas no sean capaces de interferir en el objetivo que tengan, eso también lo extrapolas a tu vida personal.

Eres un poco psicóloga con ellos también, ¿no?

Bastante. Ahora mismo los padres han cambiado mucho, también hay que fijarse en eso, no es lo mismo que cuando yo empecé a dar clases hace 20 años, pero yo he tenido muchísima relación con los padres y he estado ayudando, haciendo un trabajo conjunto. Eso no lo hacen todas las entrenadoras, pero las buenas, las que consiguen tener niñas con éxito, realmente lo hacen, siempre involucrándose con los padres en problemas que no tienen nada que ver con el deporte, pero que ayudan a las niñas.

Tú tienes una hija, ¿estas inculcándola el deporte?

Ahora mismo está probando, tiene 5 añitos recién cumplidos y es lo que te he dicho antes, lo tiene que hacer ella. Está probando gimnasia artística, la rítmica también la ha probado porque se viene conmigo, pero no es un deporte que le llame mucho la atención y ahora va a probar patinaje. Está probando hasta que ella me diga lo que quiere, porque por mucho que a mí me guste la gimnasia no significa que a mi hija le tenga que gustar. Yo odio el futbol y si a ella le gusta, pues tendremos que ir a futbol. Si tú le das libertad a los críos en elegir, de vez en cuando, les refuerzas su personalidad.

En el deporte en general, ¿Cómo ves el papel de la mujer?

La sensación personal que tengo es que parece o nos quieren dar a entender, que vamos avanzando poquito a poco pero estamos estancadas.

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