sábado, abril 20, 2024

Tiempo de zambombas

Texto: Gerardo Gonzalo


Nochebuena, Nochebuena, /cuánto tardas en venir /para ver de las tabernas /a los borrachos salir.

En Sigüenza, si se oye una guitarra o la voz de alguien cantando, puede ser cualquier día del año. Pero si suena una zambomba o una botella de anís, solo puede ser Navidad. Y ya se oyen las primeras.

Salen uno, salen dos,

salen tres y salen cuatro

y sale el amigo xx

porque es el rey de los borrachos.

El ronco sonar de la zambomba acompaña a las coplas de Navidad, un villancico que en Sigüenza cantan cuadrillas de amigos por las calles, de bar en bar. Y a eso se le llama rondar.

Esta noche hemos rondado

y no nos han conocido

a la mañana dirán

los del Arrabal han sido.

Las coplas son cuartetas de octosílabos con rima en los versos pares, de las que hay un largo repertorio que se enriquece con estrofas improvisadas, cantadas en largas series que solo se interrumpen para beber, algo para lo que no hacen falta muchas excusas:

Por el camino de Atienza

me encontré el gorro de un cabo

les dije a mis compañeros

paremos a echar un trago.

En su origen, la Nochebuena en Sigüenza es un villancico religioso del que se siguen cantando algunas piezas, como la preciosa tanda que cuenta el milagro de un ciego que recupera la vista cuando le da una naranja al niño Jesús:

Camina la Virgen pura,

camina para Belén

y en la mitad del camino

pide el niño de beber.

Pero estas letras religiosas conviven con otras muchas estrofas profanas, algunas atroces, todas bienhumoradas y que animan a la alegría:

Arriba cachipurriana,

que se te pudre el tomate,

tíralo por la venta,

si se mata que se mate.

Las coplas riman, pero no siempre, y hay gente que se pone nerviosa cuando esa expectativa de rima se ve frustrada, sobre todo si se le añade algún toque de humor absurdo.

Estaba la anoche clara

y churreaban las canales,

no le pegues más al chico

que ya ha aparecido el piano.

Pero se ha hecho muy de noche, ya van altas las cabrillas, las siete grandes estrellas, y toca despedirse:

Las cabrillas van muy altas,

el día va amanecer,

vámonos de aquí muchachos

que nos van a conocer.

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