jueves, marzo 28, 2024

Tiempos duros, malas prácticas

Por Javier Cuenca

Existe abundante y notable filmografía sobre cárceles y reclusos, películas de diferente procedencia que han dado fe de la vida en las prisiones, de las relaciones entre presos, de sus tentativas de fuga y, claro está, de las vejaciones a las que en ocasiones han sido sometidos. Seguramente permanecen en la retina del espectador títulos imprescindibles del género carcelario como “La evasión”, de Jacques Becker; “El hombre de Alcatraz”, de John Frankenheimer; “El expreso de medianoche”, de Alan Parker, o “Cadena perpetua”, de Frank Darabont, pero si uno se pone a pensar en películas españolas que hayan abordado estos asuntos de manera convincente, son pocos los ejemplos que le vienen a la memoria por no haber dejado suficiente poso.

Modelo 77

Dirección: Alberto Rodríguez

Intérpretes: Miguel Herrán, Javier Gutiérrez, Jesús Carroza, Fernando Tejero.

Género: Drama. España, 2022.

Duración: 125 minutos.

El cine del sevillano Alberto Rodríguez ha dado muestras de un poderoso músculo narrativo, de una capacidad innegable para saber contar historias con poderío visual y atmósfera creíble, lo que parece acreditar una pericia cinéfila que le ha permitido extraer y aprender de otros grandes realizadores. Aunque sus primeros trabajos parecían adscritos a un cine de carácter más social, pronto empezó a interesarse por el género policiaco y de acción, con títulos como “Grupo 7” o “La isla mínima”, que radiografiaban de paso momentos escasamente gratificantes de la historia española reciente.

Modelo 77” parece sumarse ahora a esa revisión de sucesos poco halagüeños, poniendo el foco en la Cárcel Modelo de Barcelona, en una época todavía convulsa donde a pesar de los albores de la democracia todavía se dejaban sentir los últimos coletazos del régimen franquista. A esta prisión llega Manuel, un contable encarcelado y pendiente de juicio por cometer un desfalco, quien entrará en contacto con otros presos comunes que se están organizando para exigir una amnistía.

Como suele ser habitual en él, Rodríguez narra con agilidad y buen pulso las vicisitudes de estos reclusos, retratando sin concesiones las vejaciones y torturas a las que son sometidos por sus guardianes. Aunque lo hace sin recrearse en exceso, la cámara del sevillano deja constancia de esos terribles hechos con una dureza que impacta en el espectador, máxime si tenemos en cuenta que la película se inspira en hechos reales. Rodríguez vuelve a ser aquí notario de una realidad pretérita e incómoda, fijando su mirada una vez más en un episodio oscuro de la historia española. Y lo hace articulando una película de ritmo trepidante, rodada con muy buen oficio y que confirma a su autor como uno de los nombres importantes del actual cine español. Magnífica

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