Por Javier Cuenca
Hay películas que necesitan cierto metraje para expandirse, para revelar su condición de obras importantes. Son películas que requieren del espectador la suficiente paciencia como para no desentenderse de ellas y otorgarles un voto de confianza a pesar de su morosidad inicial. Algo de esto ocurre con el filme objeto de este análisis, una pequeña pieza de orfebrería a la que parece costarle despegar, pero que cuando lo hace regala una generosa dosis de buen cine nada desdeñable y perdura en la memoria cuando uno abandona la sala.
“Vermiglio”
Dirección: Maura Delpero
Intérpretes: Tommaso Ragno, Giuseppe De Domenico, Roberta Rovelli, Martina Scrinzi, Orietta Notari.
Género: Drama.
Duración: 119 minutos.
El título de esta película, “Vermiglio”, alude al pueblo de los Alpes italianos donde se desarrolla la trama. La historia se ambienta a finales de la Segunda Guerra Mundial y pone el foco sobre una humilde familia encabezada por el padre, un tipo huraño cuyas principales ocupaciones parecen ser, además de la de impartir clase, escuchar música clásica y tener mucha descendencia. En cuanto a sus hijos, una de las crías parece vivir obsesionada por la religión y el pecado, mientras que otra de ellas verá cómo su vida cambia por completo cuando llega al pueblo un soldado desertor de la contienda mundial.
La realizadora se toma algún tiempo para presentar a los personajes, ofreciendo unos primeros minutos donde la reposada contemplación de lo que ocurre en Vermiglio parece ser su principal prioridad. Pero poco a poco la película abandona esa actitud ensimismada para crecer de manera considerable, ofreciendo entonces un recital de buen cine que remite a un naturalismo de resonancias clásicas que puede resultarles muy familiar a quienes conozcan de primera mano las obras mayúsculas de la filmografía italiana.
La escritura y la dirección de Delpero revelan a una cineasta con talento, en posesión de un estilo narrativo más que interesante que sabe transmitir situaciones con veracidad y describir personajes de forma certera. Cuesta entrar en el filme, es cierto, pero cuando uno lo hace es recompensado con creces: “Vermiglio” se despliega entonces como una obra sólida, inteligente, de cocción lenta pero acabado convincente.
Además de ser una película sobre las consecuencias de la guerra (ese monstruo invisible pero presente), que también, es esta una obra sobre el hermetismo, la mentira y las malas prácticas. Es una tragedia en la misma medida en que funciona como retrato del desamparo o como metáfora de la vulnerabilidad y la incomunicación en tiempos oscuros. Merece la pena si no se es demasiado impaciente.