Redacción
La historia del espiritismo y los objetos supuestamente poseídos ha fascinado a la humanidad durante siglos. Dos de los casos más notorios son el de la muñeca Annabelle y el de las Hermanas Fox, fenómenos que, aunque separados en el tiempo y el tipo de manifestación, han dejado una marca indeleble en el imaginario popular y en el debate entre lo paranormal y el escepticismo.
La Muñeca Annabelle
La verdadera historia de Annabelle no es la de la muñeca de porcelana de las películas. La original es una simple muñeca de trapo, de la serie Raggedy Ann, que en 1970 fue un regalo de cumpleaños para una estudiante de enfermería llamada Donna. Poco después de recibirla, Donna y su compañera de piso comenzaron a notar que la muñeca se movía por sí sola, apareciendo en habitaciones diferentes y dejando notas con mensajes inquietantes.
Alarmadas, llamaron a un médium, quien les dijo que el espíritu de una niña llamada Annabelle Higgins habitaba la muñeca. La situación se agravó cuando la muñeca se volvió más agresiva, lo que llevó a las estudiantes a contactar a los famosos demonólogos Ed y Lorraine Warren. Los Warren concluyeron que la muñeca no estaba poseída por un espíritu humano, sino por una entidad demoníaca que se hacía pasar por la niña para ganar la confianza de las estudiantes. Tras un exorcismo en el apartamento, los Warren se llevaron la muñeca y la encerraron en una caja de cristal en su Museo del Ocultismo, donde permanece hasta el día de hoy con una advertencia: «No la toques».
Las Hermanas Fox
A diferencia de Annabelle, el caso de las Hermanas Fox se considera uno de los mayores fraudes del siglo XIX, pero su impacto en la historia del espiritismo es innegable. Todo comenzó en 1848 en Hydesville, Nueva York, cuando las jóvenes Margaret (14) y Kate (12) comenzaron a escuchar y a producir misteriosos «golpes» en su casa. Las hermanas afirmaron que estos ruidos eran causados por el espíritu de un buhonero asesinado.
Los «golpes» fueron tan convincentes que pronto atrajeron a una multitud de curiosos y seguidores que creían estar presenciando una comunicación con el más allá. Las hermanas, con la ayuda de su hermana mayor, Leah, convirtieron estos eventos en un lucrativo negocio, realizando sesiones de espiritismo por todo Estados Unidos. Fueron las pioneras de lo que hoy se conoce como el movimiento espiritista moderno.
Sin embargo, el engaño no duró para siempre. En 1888, Margaret Fox, en un acto de remordimiento, confesó públicamente que los ruidos habían sido producidos con los dedos de sus pies, que hacía crujir y resonar en las tablas de madera de la casa. Aunque más tarde se retractó de su confesión, el daño ya estaba hecho y su credibilidad, junto con la de su hermana, quedó permanentemente arruinada.
El contraste entre ambos casos es fascinante: mientras que Annabelle se mantiene como un objeto de misterio y temor para los creyentes, la historia de las Hermanas Fox sirve como una advertencia sobre la delgada línea entre la fe y el engaño. Ambos casos, sin embargo, nos recuerdan el eterno debate sobre la existencia de lo paranormal y la facilidad con la que la creencia puede convertirse en realidad.
Puedes aprender más sobre el caso de las Hermanas Fox en este video de la Cadena SER Las hermanas Fox, fundadoras del falso espiritismo.