Por Sandra Cuenca/ Fotos: C.M.
De niña tímida a compartir cartel con Blanca Suárez y Eduardo Noriega. Claudia es el nuevo rostro que pide paso en la industria con una mezcla de intuición, técnica y una gratitud inmensa por haber entrado en «la rueda» del cine español por la puerta grande.
La historia de Claudia con la interpretación comenzó como una terapia. A los seis años, era una niña tan tímida que apenas hablaba. Su madre, buscando una llave que abriera ese cerrojo emocional, la apuntó a clases de teatro. «Lo que hacíamos era imitar animales, sobre todo, y yo ahí estaba en mi salsa«, recuerda con una sonrisa. Lo que empezó como un juego para hacer amigos se transformó, con el tiempo y el cine de Almodóvar como telón de fondo durante su adolescencia, en una vocación innegociable.
Un debut de «máster comprimido»
A diferencia de muchos actores que pasan años encadenando papeles capitulares, Claudia ha tenido un bautismo de fuego poco común: su primer proyecto profesional fue la película Parecido a un asesinato. «Fue mi primer casting presencial y tuve muchísima suerte«, admite. Tras cuatro años de formación en el prestigioso Estudio Corazza, se vio de repente bajo las órdenes de Antonio Hernández y frente a referentes como Blanca Suárez y Eduardo Noriega.
La experiencia fue, en sus propias palabras, «un máster comprimido en dos meses«. En la cinta, Claudia interpreta a un personaje «diabólico«, alguien diametralmente opuesto a su personalidad calmada. «Fue muy difícil entenderlo. Requirió mucho ensayo y muchas pautas del director para lograr esa veracidad«, explica sobre un papel que la obligó a navegar entre la técnica aprendida y su propia intuición, a la que considera «lo más importante» a la hora de actuar.
Como parte de la nueva generación, la actriz es consciente de lo privilegiada que es su posición actual. No ignora que el camino para los jóvenes actores en España es, a menudo, un muro infranqueable. «Esta industria está muy cerrada, es muy difícil entrar. Tengo amigos, incluso mi pareja que también es actor, que desearían poder optar aunque fuese a un papel muy chiquitito«, reflexiona con empatía. Su deseo es claro: una industria más abierta donde el talento joven tenga más oportunidades de mostrarse.
Lecciones de una red de apoyo
A pesar de llevar apenas dos años en el circuito profesional, Claudia ya ha asimilado la lección más valiosa de este oficio, gracias en parte a los consejos de su compañera Blanca Suárez: normalizar el éxito y la exposición. «Hay que agradecer mucho el poder pertenecer a esta industria, pero es vital tener a gente que sea tu red de apoyo: tus amistades de siempre, tu familia«. Para ella, la formación continua no es solo una herramienta de trabajo, sino un «salvavidas» emocional para los meses de espera entre rodajes.
Del drama a la comedia «punky»
Mientras saborea el impacto de su primer trabajo, ya mira hacia el futuro cercano. En la primavera de 2026 llegará a las salas Todos los colores, de Beatriz Silva, un giro radical en su registro. «Es una comedia adolescente súper gamberra y súper punky«, adelanta. En ella interpreta a la «mami» del grupo, un personaje inteligente y tierno que promete mostrar una faceta mucho más luminosa y divertida de la actriz.
Al 2026 le pide lo que cualquier artista apasionado: «Mucho trabajo«. Y, por supuesto, salud, esa base sin la cual el resto —amor, dinero y rodajes— no puede sostenerse. Claudia ha llegado para quedarse, manteniendo la vista en las estrellas pero, sobre todo, los pies muy firmes en la tierra.
EN CORTO
¿Cine, Teatro o TV?: «Me encanta el teatro y el cine, pero también me encantaría hacer televisión. ¡Que no falte el trabajo!».
Técnica vs. Intuición: «La técnica te da tranquilidad cuando estás perdida, pero la intuición es lo más importante».
Un estreno pendiente: Todos los colores, prevista para abril o mayo de 2025/2026.

