Ana Crismán, primera arpista flamenca: “Aprender sola a tocar el arpa ha sido lo más difícil que he hecho en mi vida. Me costó más que las oposiciones”

Por Javier Cuenca/ Fotos: A.C.

Arpaora” es el proyecto musical de Ana Crismán, intérprete de arpa que ha logrado trasladar por primera vez a este instrumento el lenguaje del flamenco con resultados realmente curiosos e interesantes. De este modo, el arpa de Crismán suena como una guitarra flamenca, transitando por los diferentes palos como lo haría cualquier músico que cultivase dicho estilo. Ese proyecto ve la luz ahora en forma de disco y este mismo jueves será presentado por su artífice en la sede de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) de Madrid.

Cuando Ana Crismán (Jerez de la Frontera, 1983) escuchó a un músico celta tocar el arpa, tuvo claro que quería aprender las claves de ese instrumento para aplicarlas al lenguaje flamenco, un estilo por el que siempre había sentido devoción. Y como nadie parecía ver dichas posibilidades, decidió aprender por su cuenta hasta lograr su propósito. El resultado es un proyecto llamado “Arpaora”, que se publica en forma de disco, donde ha colaborado con músicos de la talla de Vicente Soto Sordera o Jorge Pardo.

Así lo cuenta Crismán a Más Noticias: “Fue una intuición. Yo no me dedicaba al flamenco ni había tocado el arpa. Pero vi a un artista callejero tocando el arpa celta en la calle, en Irlanda, yo estaba de vacaciones, y me quedé impactada porque me pareció un instrumento muy hermoso. Nunca había visto un arpa y sentí que también era un instrumento flamenco, supongo que por esto de que yo nací y me crié en territorio flamenco, y que para mí es una música muy familiar. El flamenco ha sido una de las bandas sonoras de mi vida”.

Al regresar de Irlanda e indagar qué se había hecho en lenguaje flamenco con el arpa, no encontró nada, salvo algún ejemplo puramente anecdótico. Pero la idea seguía ahí, en su cabeza, de manera que decidió comprarse un arpa. “Busqué a alguien que me diera clases para aprender un poco el instrumento y me dijeron que no, que ya era muy mayor para aprender a tocar porque era un instrumento muy difícil, muy complejo. Que había muy pocas plazas en los conservatorios porque la carrera es muy larga, 14 años, y se prioriza a los niños, que tienen más posibilidad de llegar a hacer la carrera”, añade.

Tampoco obtuvo buenos resultados buscando clases particulares, ya que los profesores con quienes hablaba le decían que podían enseñarle a tocar música clásica, pero no flamenco; que no existía enseñanza en esa materia y que si no se había impartido anteriormente era porque seguramente no se podía, ya que el instrumento no posee una afinación flamenca. “Así que después de toda esta búsqueda” prosigue Crismán, “decidí ponerme a tocar sola, a ser autodidacta, porque no tenía otra opción”.

Le hago notar que su forma de tocar el arpa es la que emplearía un guitarrista flamenco, “”, dice. “Yo busco la sonoridad del flamenco, que la tengo dentro, y cuando alguien canta flamenco dentro de mí suena el acompañamiento musical. Y eso que suena cuando escucho cantar lo busco en el arpa, a ver dónde está. Hay mucha gente que me dice que es como una mezcla entre la guitarra y el piano, que es como la mitad de los dos”.

En cualquier caso, admite que aprender por sí misma a tocar el arpa ha sido “lo más difícil que he hecho en mi vida”. “Me costó más que las oposiciones (Ana es profesora). Me saqué la plaza del tirón, soy una persona estudiosa. Pero hacer sonar el arpa por flamenco me costó más que las oposiciones, se llevó muchas horas de mi vida”, asegura la arpista jerezana.

Confiesa, asimismo, que con el arpa ha tenido la experiencia de enamorarse de una entidad no humana. “Yo sólo tenía ganas de tocar y de tocar y de tocar, y no de hacer otra cosa. Es exactamente igual que una relación de pareja: el mismo compromiso, las mismas etapas… Es exactamente igual, sólo que el arpa es más agradecida. El arpa no se queja, no se cabrea, todo lo que le eches te lo devuelve. Yo ahora no toco 14 horas al día, pero porque tampoco lo necesito porque ya la conozco”, explica.

El gran trabajo de Paco de Lucía

Recuerda que la primera vez que logró que el arpa sonara flamenca fue un impacto muy fuerte. “Yo es que lo flipaba” dice. “Era como para el que descubrió las Pirámides. Con las ganas que tenía de que sonase así, yo lo viví como el que ha descubierto de repente América”.

¿Y cómo recibió el mundo del flamenco más ortodoxo que alguien pudiera tocar al arpa, por ejemplo, una soleá o una granaína? “Yo pensaba que nunca tocaría en España. Cuando se me ocurrió la idea de tocar flamenco con arpa me proyecté en el extranjero, en los festivales de World Music, porque no me imaginaba que fuera a estar aceptado en los circuitos de flamenco. Lo di por hecho”, comenta.

Sin embargo, fueron los circuitos y los artistas flamencos más puristas quienes empezaron a llamarla para que trabajase con ellos. “Al final el arpa ha pasado por los festivales flamencos más veteranos, como el de Jerez, el de Sevilla, el de Madrid o el de Pamplona. Ha sido algo que yo pensaba que no iba a suceder”, detalla.

Quizá, añade, no era consciente del gran trabajo que había realizado Paco de Lucía abriendo caminos en el flamenco: “ya te encuentras a una sociedad con la mentalidad preparada para eso. Ese trabajo previo lo hizo Paco. No hay que subestimar el alcance, el trabajo y el esfuerzo tan grande que él llegó a hacer porque nosotros ya estamos preparados para recibir el flamenco con nuevas sonoridades. El que se encontró con el muro más fuerte fue él. Y él dejó preparada la mentalidad para que llegara el arpa, sin duda”.

El proyecto de Ana Crismán, además de en los conciertos, se ha visto reflejado en la grabación de un álbum, “Arpaora”, que próximamente estará disponible en todas las plataformas digitales, pero que ya puede adquirirse a través de su página web. El disco ofrece ocho composiciones en las que la artista realiza un recorrido por los estilos más representativos del flamenco, adaptados específicamente a la personalidad del arpa. Ha contado con las colaboraciones de Jesús Méndez, José Valencia, Vicente Soto Sordera, la Macanita y Jorge Pardo, entre otros músicos flamencos.

Arpaora” se presentará este jueves, 13 de marzo, en la sede madrileña de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), después de haberlo hecho ya en el Festival de Flamenco de Jerez y en Viena. Posteriormente Ana Crismán recalará con su arpa flamenca el sábado 15 de marzo, en el Festival Ellas Crean de Madrid (Centro Cultural Eduardo Úrculo), antes de emprender una gira que la llevará por diferentes puntos de la geografía española e internacional.

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