Por Javier Cuenca
La nueva película de Zach Cregger, autor de la extrañísima y desconcertante “Barbarian” (2022) resulta ser una obra tan sinuosa como delirante, gozosa celebración del género de terror en su vertiente más ancestral a la vez que cuento malsano. Cregger redefine los límites de lo grotesco para construir un filme donde lo asombroso y lo convencional parecen darse la mano como si tal cosa.
“Weapons”
Dirección: Zach Cregger
Intérpretes: Julia Garner, Josh Brolin, Alden Ehrenreich, Austin Abrams, Cary Christopher
Género: Terror
Duración: 128 minutos
Rastrear la filmografía de Zach Cregger es toparse con un cineasta que ha sido actor ocasional en series de televisión y director de una comedia juvenil de escasa repercusión, pero que hace unos años parece haber encontrado su verdadero camino como autor en el género de terror. Dan fe de ello la mencionada “Barbarian” y el título que ahora nos ocupa, obras a las que este realizador ha imprimido un sello de calidad y originalidad innegables.
Si en los primeros minutos de su anterior filme una chica que ha alquilado una casa descubre con asombro que en ella habita otra persona, la premisa de “Weapons” no es menos inquietante: una noche cualquiera, a la misma hora, todos los alumnos de una clase infantil, menos uno, se adentran en la oscuridad por razones desconocidas y desaparecen sin dejar rastro.
A partir de este enigmático arranque, la película se vuelve zigzagueante, se escurre entre los dedos, juega al despiste y pone a prueba la paciencia de los espectadores más impacientes. Los padres de los críos desaparecidos sospechan de su profesora, que empieza a investigar por su cuenta mientras tiene una aventura con un poli casado. Cregger nos da detalles sobre los personajes principales de la trama, hace que nos mantengamos alerta y expectantes mientras juega con el tiempo y prepara la traca final.
Y el puzle se va completando, todo funciona en esta película que hace virtud de la desmesura y abraza el exceso cuando es menester para que los buenos aficionados al género tengan su ración de adrenalina. Ah, y mucha atención a uno de los personajes que pululan por este filme, uno de esos ejemplares que justifican la etiqueta de terror para este tipo de obras. Los pelos de punta, amigos. No digo más.