Consejos esenciales para mantener unos pies sanos durante tus viajes

Redacción

Cuando planeamos una escapada, nos centramos en el destino, la maleta y las reservas, pero a menudo olvidamos una parte crucial de nuestro equipo de exploración: ¡nuestros pies! Ya sea que camines por ciudades históricas, hagas senderismo en la montaña o pases horas de pie en aeropuertos, tus pies soportan todo el peso de la aventura.

Mantenerlos sanos no solo previene molestias y ampollas, sino que garantiza que puedas disfrutar cada momento sin dolor. A continuación, te ofrecemos una guía completa con consejos antes, durante y después del viaje.

  1. Antes de Despegar: La Preparación es la Clave

La salud de tus pies en el viaje comienza mucho antes de salir de casa.

Elige el Calzado Correcto (y Pruébalo)

Este es, quizás, el consejo más importante. Nunca estrenes calzado en un viaje, ni siquiera unas zapatillas que te parezcan cómodas.

Zapatos de Caminar: Opta por zapatillas deportivas o de trekking con buena amortiguación y soporte para el arco. Asegúrate de que no te aprieten en la puntera, dejando espacio suficiente para que los dedos se muevan.

Calzado de Descanso: Incluye un par de sandalias o zapatillas ligeras para usarlas en el hotel o apartamento. Dar un descanso a los pies del calzado principal es fundamental.

Calcetines Técnicos: Invierte en calcetines que absorban la humedad (lana merino o sintéticos técnicos). Esto reduce la fricción y previene ampollas. Los calcetines de algodón retienen el sudor, lo que ablanda la piel y aumenta el riesgo de heridas.

Refuerza la Piel y las Uñas

Hidratación: Aplica crema hidratante específica para pies dos veces al día la semana previa al viaje. Una piel bien hidratada es más elástica y menos propensa a las grietas y ampollas.

Pedicura Preventiva: Corta y lima las uñas de forma recta para evitar que se encarnen. Retira los callos o durezas con una lima o piedra pómez. Importante: Si tienes durezas muy grandes, visita a un podólogo antes del viaje.

  1. Durante el Viaje: Combatiendo el Estrés y la Hinchazón

El jet lag y las largas jornadas de actividad son los enemigos de la circulación y la comodidad de tus pies.

En el Avión o Tren (El Sedentarismo)

La inmovilidad prolongada causa hinchazón, especialmente en los tobillos y los pies, debido a la acumulación de líquidos (edema).

Movimiento: Cada hora, levántate y camina por el pasillo. Si no puedes levantarte, haz ejercicios de rotación de tobillos y flexión de dedos sentado en tu asiento.

Calcetines de Compresión: Si vas a pasar más de cuatro horas sentado, considera usar medias de compresión graduada. Ayudan a que la sangre regrese de los pies al corazón, reduciendo drásticamente la hinchazón y previniendo el riesgo de trombosis.

Evita el Cruce de Piernas: Mantén los pies apoyados en el suelo y evita cruzar las piernas para no obstruir la circulación.

Al Caminar (El Exceso de Actividad)

Pausas Estratégicas: No esperes a que te duelan. Cada dos horas, siéntate y eleva los pies por encima del nivel del corazón durante 5 a 10 minutos. Es un respiro rápido que hace maravillas.

Cuidado de Ampollas: Si sientes un punto de fricción o calor, detente inmediatamente. Aplica un apósito especial para ampollas o un vendaje. Nunca revientes una ampolla, ya que el líquido interior (suero) protege la herida de infecciones.

Cambio de Calcetines: Si tus pies sudan mucho o se mojan por la lluvia, cámbiate los calcetines a mitad del día. La humedad es el caldo de cultivo perfecto para ampollas y hongos.

Higiene Diaria: Lava tus pies a diario con jabón neutro y sécalos muy bien, prestando especial atención entre los dedos. Aplica un poco de talco si tienes tendencia a sudar mucho.

  1. Tras la Aventura: Recuperación y Descanso

El cuidado al final del día es vital para que tus pies estén listos para la siguiente jornada.

El Ritual Nocturno

Baño de Contraste (Si es Necesario): Si tus pies están muy hinchados o doloridos, alterna baños de agua caliente (3 minutos) y fría (1 minuto) durante 10-15 minutos. Esto estimula la circulación y reduce la inflamación.

Elevación: Túmbate y eleva los pies apoyándolos contra la pared durante unos 15 minutos. Esto facilita el drenaje del líquido acumulado.

Masaje: Aplica una crema o bálsamo refrescante (con mentol o eucalipto) y date un suave masaje, subiendo desde los dedos hacia los tobillos. Presta especial atención a la planta del pie y el talón.

¡Vigila las Señales de Alarma!

Si el dolor es constante, punzante o notas un enrojecimiento, calor o hinchazón desmedida en una zona localizada, no lo ignores. Podría ser el inicio de una fascitis plantar, una tendinitis o, en casos graves, una infección. En estos casos, reduce la actividad y considera aplicar frío local.

Siguiendo estos sencillos pasos, tus pies se convertirán en tus mejores aliados, permitiéndote coleccionar recuerdos en lugar de ampollas. ¡Felices viajes!

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