Redacción/ Fotos: Lorena Marco
Cuatro mujeres quieren devolver el alma a Villanueva de Alcorón, en el corazón del Alto Tajo, con talento, coraje y emprendimiento
En la España despoblada, donde muchos bajan la persiana, ellas encienden la luz. Cuatro mujeres que, desde Villanueva de Alcorón -puerta del Parque Natural del Alto Tajo—, viven, crean y demuestran que el mundo rural está más activo que nunca.
Con apenas 150 habitantes censados, este pueblo olvidado ha vuelto al mapa gracias a su talento, coraje y emprendimiento. Desde el sector servicios y la hostelería, hasta la construcción y la energía, sus proyectos están reescribiendo la historia del lugar:
Cosmi ha convertido el Bar Los Cerrillos en el epicentro social del pueblo: café, comida casera у conversaciones que llenan de vida cada jornada. Bar Los Cerrillos (Hostelería) @bar_los_cerrillos
Yolanda gestiona el Hostel Rural de Villanueva, espacio para la cultura y los encuentros, hospedando a senderistas, turistas y curiosos que se aventuran por el Parque Natural del Alto Tajo.
Hostel Villanueva (Alojamiento Rural) @hostelvillanueva
Sara lidera la empresa de construcción SG, demostrando que levantar futuro en el medio rural es posible y necesario. Servicios esenciales SG (Construcción) @saragallardo_sg
Bea ha reabierto la gasolinera rural Green Oil 24h, cerrada durante 20 años, devolviendo un servicio vital para la comarca. Green OIL 24H (Estación de Servicio Rural) @greenoil24h
«No queremos que Villanueva desaparezca del mapa«, aseguran. «Queremos visibilizar que la vida en los pueblos es posible, para todas las personas que buscan un entorno más humano, proyectos con sentido y una conexión real con la tierra”.
Esta es una llamada para mujeres, jóvenes y profesionales dispuestos a ser parte del renacimiento rural. Pero también una petición: que administraciones y medios apuesten por visibilizar estos modelos de desarrollo que están cambiando la España olvidada.
A esta historia se suman Lorena Marco (@lorenamarcophotography), que ha retratado este espíritu durante sus vacaciones en el pueblo, y Eloisa Noain, llegada desde Madrid para colaborar en la producción.