Por Sandra Cuenca/ Fotos: J.N.
Jesús Noguero es uno de esos actores españoles a los que una lleva viéndolo toda la vida en diferentes personajes, un gran actor que ha logrado mantenerse con su trabajo y buen hacer. Su voz delata una trayectoria en la actuación de muchos años y su tono, pausado y convincente, demuestra que sabe lo que hace y dónde está. A Noguero le hemos visto en las series «Perdiendo el juicio«, en «Celeste» o en «La Moderna«; en el cine, en «Escape» de Rodrigo Cortés o en «La voz dormida» de Benito Zambrano; en el teatro, la lista de obras en las que ha participado es muy extensa, con personajes como Tchaikovsky en la obra «La Patética» o como Romeo en «Romeo y Julieta despiertan…» junto a Ana Belén.
Jesús Noguero se traslada a su niñez cuando le pregunto cómo comienza en el mundo de la interpretación, a esos juegos infantiles que en numerosas ocasiones eran recreaciones de la última película que habían visto en la sesión de tarde. «Había muchos indios y vaqueros, escenas recurrentes que recreaban esas aventuras de los grandes héroes que salían en las películas«, recuerda el actor, y añade: «Por ahí surge, de ahí nace, de una necesidad o de una carencia, de que de alguna manera me hicieran caso«. Reconoce que fue mucho más tarde cuando supo que quería dedicarse a esto; sabe que era algo que existía, pero de lo que no era consciente. «Creo que en algún momento pensé que iba a tirar por el tema de las Artes Plásticas, que iba a ser pintor, que mi vocación iba por ahí«, nos cuenta Jesús.
Es en el instituto cuando comienza de manera más seria, en Badajoz y de la mano de Jorge Márquez con un curso de Arte Dramático, que no eran clases de teatro. Es cuando decidió lanzarse. «Profesionalmente empecé con la compañía La Tartana en 1985, donde estuve cinco años«. En La Tartana existía una poética muy definida, basada en el cuerpo y el movimiento, por lo que cuando acabó su tiempo con ellos, se encontró en la situación de no tener formación ni recursos para afrontar las exigencias del mercado. Ahí atravesó una crisis, «hasta que encontré a Jorge Eines, que fue mi maestro y mentor, el que renovó mi vida artística«.
Jesús Noguero ha hecho televisión, cine y teatro, y reconoce que lo disfruta mucho en cualquiera de ellos: «La verdad es que me gusta mucho la alternancia, esa es una de las cosas que más disfruto con mi profesión«, nos cuenta. «Siempre que empiezas un nuevo proyecto se produce ese cambio, pero además, esa posibilidad de cambiar de medio me encanta«.
Para la mayoría de actores y actrices el teatro es donde más disfrutan de su trabajo. Jesús sabe que es ahí donde se ha criado y donde el actor tiene, digamos, más autoridad sobre su trabajo e interpretación. «Empieza la función y ya estás con el público, estás tú y el montaje lo realizas tú mismo con el público«. Para Noguero, en el audiovisual la actuación está muy condicionada por los aspectos técnicos y finalmente por el montaje del director, no hay tanto control de lo que haces. «Pero insisto, me gusta trabajar en todo«, reconoce. Aun así, sabe que lo exclusivo del teatro es precisamente la presencia: «Lo que estás haciendo está ocurriendo por primera y única vez aunque repitas la misma obra durante meses, cada día lo mismo será diferente, el público será diferente y uno mismo, como los ríos, también.» . Sabe que el teatro es como una balsa de salvación frente al tema de la Inteligencia Artificial, que tan de moda está ahora. Todo lo que se puede replicar o falsear a nivel audiovisual, en el teatro es imposible hacerlo.
Le lanzo a Jesús la pregunta de qué es lo más importante que le ha enseñado su profesión, y me cuenta que le es un poco difícil responder. «Creo que lo que me ha enseñado, y sigue enseñándome, es que no hay nada seguro, que en realidad todo se mueve de manera continua, obligándome, de algún modo, a actualizarme ante la realidad de un nuevo ensayo o un proyecto que comienza«, nos cuenta. Ese es el ingrediente que tiene su trabajo, la inestabilidad de no saber qué va a pasar, pero por otro lado reconoce que eso mismo también tiene la virtud de mantenerle fresco, «por eso creo que los actores y actrices, los artistas en general, envejecemos mejor que en otras profesiones«. Esa vanidad de exponerse le obliga a estar fresco, a estar actualizado y despierto. «Y luego, sin duda, este continuo jugar a ponerse en la piel de los personajes termina por dotarte de una cierta capacidad de empalizar con los demás«, añade Noguero.
Jesús Noguero lleva muchos años dedicándose a ser actor y, ser capaz de mantenerse durante tantos años en el escenario, es complicado. Asegura que «existe cierta precariedad respecto a las finanzas«. El no tener otras opciones obliga, de alguna manera, a tener gran vocación y amor hacia esta profesión, «un deseo e incluso una ilusión que no se debe perder nunca a la hora de querer contar o transmitir algo, incluso con toda la vanidad de querer aportar o mejorar algo«. Esta profesión tiene muchos altibajos, hay temporadas en las que el teléfono suena mucho y en otras no suena nada; esa incertidumbre es complicada de gestionar. El actor reconoce que lo afronta «porque tengo un plan B que me encanta, que es dar clases y formar a nuevos actores y actrices«. A veces, nos cuenta, «me gusta casi más que actuar«. Esa otra opción le obliga a actualizarse cada día, recibe de esos jóvenes una nueva dosis de ilusión e inocencia que tanta falta hace para ir cada día a trabajar. «Esa opción B, en mi caso, muchas veces es una opción A en cuanto al sentido y el placer que me aporta hacerlo«, apunta. Sabe que es afortunado, porque más o menos va ligando un proyecto con otro, por lo que no tiene la sensación de necesitar actuar sí o sí. «Me cuento entre los afortunados y privilegiados; sé que para mucha gente los desiertos entre un trabajo y otro son muy duros«.
El actor Jesús Noguero colabora como profesor con Vanesa Rasero, dando clases a chicos y chicas que desean dedicarse a esto. Cuando alguno de ellos o ellas tienen dudas, Jesús les dice que tiren para adelante. «Lo que nunca les prometo es que van a trabajar y no lo hago porque sé que eso no depende del talento que tenga un alumno actor o actriz, ya que luego entran en juego muchos ingredientes«. Reconoce que ha tenido muchos alumnos con un talento increíble que no han progresado, y otros que con mucho menos, gracias a su suerte o porque han gestionado mejor sus oportunidades o por su aspecto o por su carisma personal, están haciendo una carrera. «Yo les animo a que continúen y les explico que una cosa es la profesión o el profesionalismo, es decir, que te paguen por hacer esto, y otra cosa es la herramienta que tú tienes como creador, que te puede nutrir internamente«, y puntualiza que «si luego coincide con que además te da para comer, repóker«. La posibilidad de desarrollarse creativamente es un patrimonio personal en el que uno puede seguir profundizando siempre, así lo ve el actor extremeño, «ese valor siempre está ahí, porque parece que uno solo se puede realizar en este trabajo si llegas a la alfombra roja, si llegas a los premios o al gran reconocimiento ganando mucho dinero«, y recalca que «a menudo, paradójicamente, cuanto más dinero, cuanta más alfombra roja y cuanto más reconocimiento recibes, es cuando más lejos te encuentras del verdadero trabajo creativo«.
A lo largo de su carrera ha interpretado muchos personajes, pero si hay uno del que se acuerda de manera especial es de Berowne, caballero de la corte del Rey Fernando de Navarra en «Trabajos de amor perdidos«. «Quizás fuera un momento de impasse en mi carrera, en el que de pronto, a través de este personaje, empecé a tener reconocimiento en el medio audiovisual y a trabajar más ahí«, recuerda. Aquel trabajo lo hizo sin cobrar nada, eran 14 personas trabajando y aunque la taquilla fuera fenomenal ellos no ganaban dinero. Para Jesús, el único atractivo que tenía hacer aquella obra era hacerla por puro placer, por puro amor a Shakespeare y a la comedia. «Abordé aquel trabajo desde la actitud de ‘lo hago porque me place y para que me plazca’». Sin esperarlo y sin pretenderlo, fue el éxito que puso a Jesús Noguero en el mercado, pero además, para él aquel proceso fue muy divertido.
Nuevos proyectos
A partir del 20 de noviembre podremos ver a Jesús Noguero en la obra «Aromas de Soledad«, en el Teatro Fernán Gómez de Madrid. Se trata de una dramaturgia realizada por Raúl Losánez a partir de los textos de Gabriel y Galán. «No es un texto dramático convencional porque se ha construido una especie de relato a partir de los poemas, una suerte de diálogo entre una hija y un padre que viene un poco a reivindicar la España vaciada«, nos cuenta el actor. A medida que Noguero va entrando en este trabajo, reconoce que se va dando cuenta de la dimensión del proyecto, incluso ese punto ecológico que tiene la poesía de Gabriel y Galán, que era un hombre de 1900, planteando ya los peligros de desnaturalizarse a través del progreso y la tecnología. «Me ha gustado mucho descubrir esta dimensión que ya existía en su poesía«, reconoce el actor.
Para el próximo mes de febrero, Noguero formará parte de la obra «La última noche con mi hermano«, en el teatro María Guerrero, último texto del autor y director de teatro Alfredo Sanzol. «Es un viaje donde la muerte está presente a través de una persona a la que le diagnostican un cáncer y lo que conlleva esa noticia y como afecta esta situación a todo el ecosistema familiar«, nos cuenta. La obra presta mucha atención a los vínculos entre hermanos, un vínculo que no está lo suficientemente explorado y los hermanos son con los que más tiempo de existencia compartimos. «Los padres se suelen ir antes, los hijos llegan después y los hermanos están ahí casi todo el tiempo. Será el proceso de cómo afrontar la enfermedad y la inminencia de la muerte«, apunta Jesús.
En ficción, los últimos trabajos en los que hemos visto al actor han sido en «Perdiendo el Juicio» y «Celeste«. Recientemente ha rodado y grabado para la serie «Aquel«, sobre la vida del cantante Raphael. Ahora, aparte de sus proyectos de teatro, están en fase de gestación y preproducción de un proyecto propio con su compañía, de la que forma parte junto a Vanesa Rasero, Cia de La Voladora. «Vamos a montar `Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín´, una tragicomedia de Lorca. Un texto delicioso que es como una pequeña opereta de cámara, donde la música completa la acción, y donde lo lírico y lo grotesco alternan y se mezclan con la gracia y maestría del poeta granadino. Mucha ilusión «, nos cuenta Noguero. Este proyecto verá la luz en el 2027 y para el actor supone un paso hacia la autoproducción.