Texto: Estefanía Verdes Panizo. Restaurante La Granja
La gastronomía, elaborada a partir de productos locales con sabor a fogones tradicionales, junto a las nuevas tendencias culinarias y los pinchos y tapas medievales, es un patrimonio inmaterial que Sigüenza cuida con esmero.
La gastronomía es uno de los reclamos turísticos más atractivos para promocionar el Patrimonio Histórico de Sigüenza. El prestigio alcanzado por la gastronomía seguntina unido a la riqueza cultural de la ciudad y sus pedanías han contribuido a la formación de la imagen positiva de una ciudad, que por muchos motivos, merece ser reconocida como Patrimonio de la Humanidad.
Quienes se acercan a conocer la belleza monumental de Sigüenza, al mismo tiempo pueden disfrutar del placer de la degustación de productos locales con sabor a fogones tradicionales, herederos de las cocinas de las guisanderas que con paciente cariño elaboraban migas, escabechados de caza, suculentos asados de cordero y cabritillo y postres con miel. Así como de una cocina más vanguardista, elaborada a partir de nuevas tendencias culinarias que aplican técnicas innovadoras a los sabores tradicionales, demostrando la capacidad creativa de sus chefs. Para potenciar el maridaje entre turismo y gastronomía, en el año 2008 la Red de Ciudades y Villas Medievales, donde está integrada Sigüenza, organiza el Concurso de Pinchos y tapas medievales, es sin duda un referente turístico y un gran escaparate culinario que permite mostrar, a través de la gastronomía y la utilización de productos autóctonos, la identidad local de los municipios integrantes de la Red. Los pinchos medievales, son exquisitas miniaturas creadas a partir de ingredientes, de aromas y gustos de la cocina precolombina, a los que se les aplican una gran dosis de imaginación y las más modernas técnicas culinarias para que, en tan sólo un par de bocados, sintamos en nuestro paladar, sensaciones y sabores puros y esenciales que forman parte del recetario de los fogones más tradicionales de la cocina seguntina.
