Sergio Puñal, cantante y compositor: “Las redes sociales me parecen una pérdida de tiempo”

Por Javier Cuenca

De adolescente escuchaba a Sex Pistols, Clash y Lou Reed, pero también a Siniestro Total, Burning y, claro está, a los Rolling Stones. Unas músicas que fueron dejando poso y alimentando una actitud roquera que, ahora, muchos años después, ha dado contenido y forma a su primer disco, No nos queda tiempo, un trabajo mimado y cocinado a fuego lento con la complicidad de la pianista y compositora Carolina Loureiro y el productor Fernando Moreira.

Sergio Puñal, coruñés de nacimiento pero madrileño de adopción, tiene la costumbre de no tomarse demasiado en serio y de quitar hierro a eso de componer y cantar canciones. Recalca que hace música por afición y no por ambición, y de esta forma ha construido un disco honesto, carente de la menor pretenciosidad y donde a cada frase, a cada nota, aflora una nostalgia contenida y, sobre todo, una suerte de crónica emocional de los momentos perdidos y de los amores que pudieron ser y se quedaron por el camino.

Quizá, de algún modo, «No nos queda tiempo» es un disco hecho para uno mismo, pero sin la tentación del ensimismamiento, aderezado por una envoltura roquera y levemente canalla que lo hace perfectamente accesible para los demás. “Yo ya no tenía intención de sacarlo”, comenta Puñal al inicio de una conversación que fluye en todo momento con naturalidad, entre la reflexión ligera y el desenfado. Si finalmente se ha decidido a publicar el disco, explica, es porque el productor, Fernando Moreira, le urgió para que diera el paso.

Es que a mí eso de la informática no me apetece nada”, apostilla, en referencia a cómo las nuevas tecnologías han entrado de una manera tan fuerte en el mercado musical. “Eso y las redes sociales me parecen una pérdida de tiempo. Yo no encuentro el resultado ese que pretende venderme todo el mundo. Me parece un coñazo. No sé qué ve la gente en la vida de los demás”. Descarta en principio igualmente la realización de algún videoclip y subraya que el único interés que le mueve ahora mismo respecto al disco es presentarlo en directo, algo que sucederá probablemente después del verano.

Como ya se ha dicho, el título del álbum es “No nos queda tiempo”, y su autor lo explica de esta forma: “Yo siempre tuve una pequeña, o grande, obsesión con el tiempo; bien con el tiempo que nos toca vivir, o con el paso del tiempo. No es que no sea optimista ni cosas de esas, es una obsesión que he tenido de siempre, de que al final aquí no queda nada, ni siquiera nosotros”.

En cuanto a la canción homónima, dice que es una pieza etérea, onírica, y aprovecha para indicar que le gustan las canciones no concretas, que dejan margen a la imaginación de quien las escucha: “Yo hago las canciones y luego que la gente haga lo que le dé la gana con su pensamiento y con lo que le produce esa canción. Se trata de dejarlo abierto a la imaginación de la gente”.

Insiste en que hasta ahora no se le había ocurrido ni escribir canciones ni grabar un disco, pero un buen día, «como hago yo las cosas, por barruntos”, se puso manos a la obra. Y es que hasta ahora su experiencia como músico se había limitado a actuar en directo, como colaborador o formando parte de algún grupo. “Siempre me gustó mucho colaborar en cosas de estas del arte, que me parece fantástico porque, entre otras cosas, no suele ser nada repetitivo. Y lo que no es repetitivo siempre me parece bien”, dice.

No duda en elogiar la “gran paciencia” que ha tenido con él el productor, Fernando Moreira, durante la grabación del disco, haciéndose cargo de su condición de neófito en estas lides. “Recuerdo que en alguna canción me decía: ‘A ver, ¿somos de La Elipa o somos del Barrio de Salamanca?’, como para meterme en alguna situación. Yo no tenía ni idea de grabar un disco. Pero me pareció fantástico y creo que todo el mundo que pretenda estar en estas cosas debería meterse ahí”, opina.

En cualquier caso, Puñal asegura que lo que ha pretendido es hacer “un gran disco de rock and roll, pero como soy un desastre, me salieron las letras y las músicas que me salieron”. Y prosigue: “Creo que refleja mucho mi vivencia. Yo, al fin y al cabo, fui joven en los años ochenta y el disco va reflejando mucho ese tipo de cosas: un poco de rock, el pop que se hacía en aquel momento… Esa es un poco la idea y lo que salió”.

Le hago notar que, si hablamos de influencias, una de las que percibo es la de Burning, a lo cual asiente. “Burning y yo siempre tuvimos mucha relación. Aquí en Madrid, ya sabes, todo el mundo era que si Leño, que si Rosendo… A mí Burnin siempre me pareció un súper grupo. Todo el mundo decía: ‘Bueno, joder, es que imitan a los Rolling Stones y a Lou Reed’. Y yo: Ya, pero es que a mí me encantan los Rolling Stones y Lou Reed. (Ríe). A mí Burning me siguen gustando ahora. Yo los conocí porque ensayaban en la calle San Gregorio y teníamos amigos comunes”, explica.

No se cansa de destacar la labor que han realizado en el disco tanto Fernando Moreira (producción, guitarras, bajos y coros), como Carolina Loureiro (teclados, acordeón y composición). “Yo he metido alguna guitarra, pero es como todo: vamos a dejar grabar al nuevo, que para eso paga (ríe). A mí me gusta porque como realmente se aprenden las cosas es haciéndolas. Haces noventa mal, pero en una de esas te ilumina no sé quién”, cuenta.

Sobre Carolina Loureiro, dice que la conoce hace mucho tiempo y elogia su profesionalidad, “aunque en el mundo donde está no tiene mucho reconocimiento”. “Pero bueno”, continúa, “Yo siempre digo lo mismo: cuando la gente no tiene un reconocimiento entre algún colectivo, es porque normalmente suele hacer las cosas bien”. Según detalla, ella ha terminado de apuntalar alguna letra que se le resistía, ha compuesto algunas músicas e incluso una canción entera, como es el caso de “Dale tonillo”, una de las piezas más sarcásticas del álbum, sobre un cantante con poco tino para afinar.

Entrando en algunos otros temas del disco, “Un momento contigo” utiliza elementos fronterizos envueltos en una letra llena de lirismo en el que el protagonista hace inventario de diferentes vivencias amorosas. Me cuenta Sergio que buscaba hacer algo en la línea de Víctor Coyote, cuyo primer disco como solista le pareció en su momento muy distinto a lo que se estilaba en España entonces. “En Galicia siempre hubo muchas orquestas, y realmente yo creo que la bachata nació en Galicia y que después se fue para Colombia. Porque las orquestas de los pueblos tocaban ese tipo de música. Yo recogí un poco eso, y en esa canción me gustaba la idea de Víctor Coyote”, explica.

Añade que el acordeón que suena en ese tema, y que interpreta Carolina Loureiro, fue un regalo de su padre, el instrumento con el que se inició en el aprendizaje musical y que debe tener ochenta o noventa años. “Un buen día, con trece o catorce años, dije que ya no quería tocarlo más. Pero un buen día me lo traje para Madrid y lo arreglé«, recuerda.

Para terminar, le pregunto qué es para él el rock and roll. “Yo creo que el rock and roll es una actitud y es una vivencia. Yo nací en La Coruña, en un barrio bastante salvaje. Allí escuchaba a los Sex Pistols, a los Clash, a Lou Reed, todo ese tipo de música. Pero claro, La Coruña es una ciudad muy pequeña en la que te tiras una hora andando y puedes aparecer en la fiesta de un pueblo donde están haciendo sardinas para todo el mundo y hay una orquesta tocando pasodobles. El contraste es grande, pero lógicamente yo siempre fui por el rock and roll. Es lo que yo he vivido, lo que va calando”, subraya.

Compartir

Artículos relacionados

NASSAU, LA CAPITAL DE LAS BAHAMAS

INNATO, la nueva serie con Elena Anaya e Imanol Arias, llega a Netflix en España el próximo 23 de diciembre

Un recorrido por los Mercados Navideños de Europa

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

LO + LEIDO

EVA PEDRAZA: “Sobre todo y ante todo siempre he sido madre”

Zurra, el cóctel manchego más fresquito para el verano

MARÍA LUISA SAN JOSÉ: “HABRÉ SIDO LA CHICA ESTUPENDA DEL CINE, PERO TAMBIÉN FUI LA MONTADORA DE LA PELÍCULA ‘VIRIDIANA’, DE BUÑUEL”

Bruno Squarcia: «Estar en mi restaurante es como trabajar en mi propio escenario»