viernes, septiembre 26, 2025

El actor y director Sergio Maggiolo presenta «Un intento valiente de representar 30 obras en 1 hora»

Por Sandra Cuenca

A partir del próximo 14 de junio, en los Teatros Luchana de Madrid, podremos ver la obra «Un intento valiente de representar 30 obras en 1 hora«, dirigida por Sergio Maggiolo. Se trata de una manera diferente de hacer teatro, con obras originales de dos minutos de duración, para un público en vivo donde todos los textos están escritos por los propios intérpretes y basados en hechos reales.

El actor y director peruano Sergio Maggiolo empezó a interesarse por el teatro desde que estudiaba primer grado de primaria. Su madre era profesora en su colegio, por lo que tenía que quedarse más tiempo cuando terminaban las clases. «Un día, una de las profesoras de teatro me invitó a ir con ella, necesitaba un chico que hiciera de lobo en «Los tres Cerditos», ese fue el inicio» recuerda el actor. Después de aquello se apuntó al club de teatro y cuando terminó el colegio ya había hecho sus primeras incursiones en el cine peruano. «El mundo de la improvisación empezó a hacerse muy popular, era 2005-2006. Todo eso me hizo conocer a gente que estaba un poco más metida en el mundo de la industria, en la televisión y ahí comencé a buscar cosas relacionadas con el espectáculo, aunque en Perú la oferta de formación era muy escasa» añade. Tiempo después se mudó a Nueva York y cuando se le acabó la visa de estudiante, nunca la renovó, se fue a vivir a Londres donde continuó haciendo teatro y televisión.

¿Siempre quisiste ser actor?

Sí, aunque creo que en algún momento tuve la idea de que no iba a poder hacer nada. Cuando terminé el colegio, mis padres intentaron convencerme de que estudiara algo con nombre, que hiciera una carrera más tradicional como comunicación o marketing, algo con lo que tuviera más oportunidades de trabajo. Pero no, finalmente creo que todo el mundo se dio cuenta de que mi carrera ya estaba trazada a esas alturas. Ya había hecho varias cosas y yo lo que quería era profesionalizarlo y estudiar en el extranjero, además, me independicé bastante pronto.

¿Y tu faceta de director?

La dirección llegó cuando me mudé a Londres en 2014. Yo tenía la experiencia de Nueva York, donde el teatro es mucho más latino que el de Londres, ya que hay una gran comunidad latina afincada, por lo que al mudarme a Londres me resultó más difícil empezar, no tenía el acento británico y mi aspecto era latino. Ahí fue cuando pensé que tenía que hacer otras cosas, generar mis propios proyectos y además, trabajar en los de otros, ahí es cuando de verdad empiezo a dirigir. He podido mantener la dirección y he podido volver a la actuación a través de esos proyectos personales, también gracias a la apertura del teatro londinense. Se ha producido un gran cambio desde que llegué hace once años, ahora aquí hay más comunidad latina y los castings se han abierto un poco a la diversidad.

Hablemos de la obra «Un intento valiente de representar 30 obras en 1 hora», el título ya sorprende… ¿Cómo surge la idea de llevarla escena?

El formato de la obra existe desde hace unos 30 años, lo inicia una compañía llamada Los Neofuturistas en Chicago. El término es un poco la respuesta al teatro futurista de inicio de siglo, donde los italianos hacían obras breves y un tipo de teatro llamado síntesis. Este teatro es algo más abstracto y breve que el convencional, donde no había narrativa de un personaje, sino que era más una composición escénica dentro del espíritu que tenían los futuristas de romperlo todo y que fueron demasiado lejos. En los años ochenta, esta compañía de Chicago empieza a hacer noches de variedad con este tipo de teatro, pero trayendo un poco el teatro autobiográfico que tanto estaba de moda en esos años. Esas dos vertientes, podríamos llamarlas así, se unen para crear el estilo del Neofuturismo, aún lo llamamos así, que es un teatro con un sentido medio caótico y con mucha aleatoriedad, que juega a las historias reales, a la verdad pura en escena. Los actores no hacen ningún personaje, siempre son ellos mismos y el teatro es el espacio de representación donde suceden todas la obras y todo lo que se dice y hace ahí tiene que ser verdad. Si yo digo que ayer terminé con mi novio, porque realmente terminé con él ayer, no puedo decirlo si no es verdad, ese es el compromiso que tenemos con el público, no engañarles contando cosas que no son verdad.

Esto quiere decir que entre el público y vosotros, que estáis en el escenario, se crea un vínculo diferente al que podría surgir en otro tipo de teatro ¿no?

Exacto, lo primero es conseguir que el público se sienta parte del espectáculo, pero también, que conecten a nivel personal con los actores. Esto es una especie de trato que yo hice hace mucho tiempo en Londres cuando empecé a actuar. En algún momento, una amiga mía con la que estudié en Nueva York, Elena Sanz, vino a ver la obra a Londres con su pareja que también es productor y él me dijo que aquello conmovía mucho. Yo ya la había llevado a Perú en 2018, de hecho, la compañía de allí continua haciendo funciones y, se lo cuento. Él vuelve a Santander y con ayudas del gobierno y de algunas instituciones culturales, logró llevarme allí para hacer este elenco. Eso fue en octubre de 2023 y desde entonces hemos llenado los teatros, viajando por varios festivales del norte. Es un show que está en constante recreación, al hablar del mundo que nos rodea y de nosotros mismos, siempre pasan cosas nuevas y vivimos nuevas experiencias, el mundo cambia a nuestro alrededor, por lo que en algunas funciones, más de una obra cambia consiguiendo que el menú se renueve constantemente.

Tú también participas en la obra como actor ¿verdad?

Es correcto, yo también participo como actor.

¿No es complicado dirigir a tus compañeros y actuar al mismo tiempo?

Creo, que parte de la facilidad de dirigir esto es que no estoy dirigiendo sus actuaciones, porque ellos realmente no están actuando, nosotros no estamos tratando de vivir una situación imaginaria. Creo que en mi otro trabajo como director pasa más, las propuestas de los actores a veces no son exactamente la visión que yo tengo para contar la historia. En esta obra, al ser obras cortas donde los actores están presentando ellos mismos y que también muchas de estas obras las han escrito ellos, mi mano de director viene más por una cuestión de montaje y de proponer un lenguaje visual. Obviamente, les agradezco a los chicos que siempre me escuchen y que siempre me hagan sentir muy valorado. No ha sido complicado, siento que una de las responsabilidades del director es el bienestar de la compañía.

He estado viendo algún video con comentarios del público después de ver la obra. Alguien decía «me ha impactado», otro decía «he llorado mucho y no me lo esperaba», «he llorado y he reído», «reivindicativa», «dinámica», «divertida», ¿os esperabais que el público reaccionara así?

Yo creo que los chicos no. Pienso que es un formato que de alguna manera siempre funciona, primero porque son 30 cosas bien diferentes, si no te gusta una probablemente te van a gustar 20, es decir, siento que hay algo de esa velocidad y de esa variedad que claramente funciona. Creo que también el público quiere algo nuevo, que está acostumbrado a ser un poco espectador pasivo cuando va al teatro, como a sentarse en el asiento y esperar a ver que pasa, después se levanta de la butaca y vale, la historia que ha visto le ha hecho llorar o reír. Lo que hacemos en esta obra no es teatro improvisado, pero es verdad que existe el peligro de la improvisación como medio sexy ¿no? y eso podría acabar mal. El público elige el orden de las obras y el orden de las mismas está pensado para que haya variedad de sentimientos, es decir, queremos provocar en el espectador diferentes sensaciones. Hablamos desde cosas muy mundanas hasta de temas políticos y con tonos muy diferentes, por eso pienso, que al existir ese azar, el público pasa como por una montaña rusa de emociones. Por ejemplo, el monólogo que yo hago sobre la maternidad puede venir después del baile celebratorio del orgullo y que viene después de una crítica política al gobierno local, es decir, siento que ese tipo de movimiento hace que el público no se aburra. Estos últimos años no me quito de la cabeza una frase de Tirso de Molina que decía: «La función del teatro es deleitar aprovechando«. Me parecen dos palabras excelentes para describir lo que hacemos, queremos sorprenderte, entretenerte, hacerte reír y llorar dentro de esa nube de emoción, y queremos aprovecharte, que el mensaje cale. Creo que es una obra donde la conexión personal que se crea entre el actor y el público, hace que sea como una reunión de amigos donde se está celebrando algo.

Había un espectador que parecía hasta enfadado e indignado, decía: «He llorado mucho y no me esperaba venir a ver una obra y llorar…»

Si hay algo que yo cuido bastante es nuestro sentido del humor, la obra no pretende que vengas a llorar una hora entera, no pretendemos jugar con esas emociones, la obra es más cómica que trágica. Hay mucha magia en ambas cosas, pero es verdad que hay gente que no se lo espera y que le cae como un pequeño puñal en el corazón. Este show lo llevo haciendo casi 10 años y siempre responde un poco a lo que pasa en el mundo en ese momento. Ha habido funciones que quizás han sido más celebratorias, más tontas o más estúpidas, pero bueno, ahora seguimos teniendo la estupidez como bandera porque hay que reirse de uno mismo, aunque también responde a algunas cosas oscuras que ocurren en el mundo real.

Cuéntame en pocas palabras, ¿Qué cuenta «Un intento valiente de representar 30 obras en 1 hora»?

Yo creo que cuenta el mundo real sobre el escenario donde poder ver toda su belleza horrible y sus contradicciones infinitas, desde el punto de vista de las personas, aquí y ahora, como una bandera del absurdo, de la estupidez y de la verdad sobre todo.

Estaréis en los teatros Luchana de Madrid desde el 14 de junio hasta el 5 de julio, los sábados a las 21:30 horas, ¿Dónde iréis después de Madrid?

Pues después de Madrid estaremos abiertos a quien nos quiera contratar. Seguiremos haciendo la función en Santander una vez al mes y estamos muy contentos, y, por supuesto, nos gustaría estar en otros sitios de España.

Sergio ¿algún proyecto nuevo que me puedas contar?

Claro, he creado un musical aquí en Londres, «Jeezus!«, un musical muy absurdo que ganó un premio aquí, ahora nos vamos a hacer una temporada en el Festival de Edimburgo. También hay una obra que dirigí, «Eating Myself«, acabamos de volver de Shanghái donde hemos hecho una temporada y volvemos en noviembre a Beijín, haremos en China teatro hecho por peruanos en Londres.

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