¿Cuándo el maltrato se convierte en un trauma?

Por Alejandro Chévez, miembro de TopDoctors

Los padres y las madres saben muy bien la dificultad que representa la llegada de los hijos. Todo se trastoca y deben adaptarse rápidamente para enfrentar un gran desafío. Quizás el más grande de sus vidas, pero seguramente el más importante desde el punto de vista de los hijos.

Reconocer el maltrato familiar es un paso muy importante para abordarlo con un especialista

También es fácil reconocer que, a veces, estamos cansados, hemos tenido problemas en el trabajo o con nuestra pareja y tenemos con nuestro hijo un mal tono, un grito o incluso un golpe. Lo habitual después de esto es que frente al llanto sobreviene la culpa y el reconocimiento de lo excesivo de la reacción. A partir de esto, aprendemos e intentamos no volver a tratar así a nuestro hijo.

A veces la culpa es tan grande que nos abruma y nos lleva incluso a consultar a un especialista: “el otro día pegue a mi niño, me siento mal, quiero saber que me pasó porque no quiero que me vuelva a suceder”. Este es un buen pedido de consulta, aunque quizás traumatizante para el padre, ya que ha contactado con sus propias escenas infantiles, pero desde luego no lo es para el niño.

Lo que hace el trauma es la pauta, no el acto

La pauta es un estilo de respuestas para un determinado tipo de situaciones. De pautas está hecho lo cotidiano, lo regular, lo normativo, lo “normal” en una determinada familia. El amor familiar queda ligado a las pautas del maltrato.

En este contexto, las pautas pueden ser más sutiles o más explícitas, representase como maltrato psicológico en forma de gestos en el trato (desconfirmaciones), del estilo del cuidado (manipulaciones), a través de palabras o frases (descalificaciones y desvalorizaciones), o de conductas llegando en su extremo al maltrato físico (con violencia o por negligencia). Sin embargo, el maltrato psicológico es más grave y crea heridas más duraderas porque es “invisible”, dado que sí está validado por la familia porque moldea la constitución de la personalidad del niño, quien luego tendrá dificultades para distinguir el maltrato del amor. Además, siempre que hay maltrato físico hay también maltrato psíquico.

Hay que tener en cuenta que todos los trastornos mentales están vinculados de una u otra forma al maltrato infantil. Antes no se consideraba como tal y las personas tenemos recursos para afrontar nuestra carencia, especialmente si estamos acompañados.

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