viernes, abril 26, 2024

Los cuatro puentes más bonitos de Castilla-La Mancha

Celia Albizu

Ya desde la prehistoria el hombre usaba árboles o losas de piedra para conectar las orillas de los ríos y poder cruzar de un lado al otro. Poco a poco el arte de construir puentes se ha ido perfeccionando hasta llegar a levantar grandes viaductos de varios metros y Castilla-La Mancha nos lo muestra con algunos magníficos puentes que se alzan sobre sus ríos. Aquí te dejamos cuatro de los más bonitos de toda la comunidad.

EL PUENTE DE SAN PABLO

El primer puesto se lo podríamos dar al puente de San Pablo en Cuenca. Este fue construido en 1903 y es uno de los preferidos de los turistas de toda Castilla-La Mancha. Sobre el río Huécar encontramos este viaducto de unos cien metros de longitud y 60 metros de altura que se caracteriza por sus formas rectilíneas forjadas en hierro de color rojizo, que nos trae a la memoria los puentes del siglo XIX. Este proyecto fue realizado por el valenciano José María Fuster y Tomás, que decidió edificarlo en el mismo lugar donde se hallaban los restos del puente de Cuenca del siglo XVI que se había derrumbado. Así, uniendo el casco antiguo con el Parador Nacional, y muy cerca de las famosas Casas Colgadas, sobre este se puede observar la ciudad en todo su esplendor: los monumentos, los contenidos urbanísticos, el paisaje con su río, sus hoces, sus valles… ¡Es el sitio perfecto para sacar una foto de la ciudad! Además, como en mucho otros puentes encontramos miles de candados que las parejas colocan allí simbolizando la eternidad de su amor.

Puente de San Pablo

EL PUENTE DE SAN MARTÍN                                                                                                              

El segundo puesto se lo lleva un viaducto excepcional que se halla en Toledo, declarado Monumento Nacional, el puente de San Martín. Construido durante el Medievo, en el siglo XIII, se sitúa sobre el río Tajo y nos permite disfrutar de unas maravillosas vistas de la ciudad. Desde él se puede ver el río, el edificio de las Cortes de Castilla y el Monasterio de San Juan de los Reyes. Hay que destacar que ha sido modificado varias veces a lo largo de la historia, siendo muchas de estas reformas llevadas a cabo por distintos reyes como Carlos II o Carlos III. El puente de San Martín es de estilo mudéjar y está hecho con sillares de granito. Cuenta con cinco arcos algo apuntados y con dos torreones en cada extremo que tenían función de defensa de la ciudad. Se trata de un lugar muy romántico que inspiró a poetas como Garcilaso de la Vega. Además, cuenta la leyenda de “La mujer del alarife” que el alarife encargado de llevar el proyecto de la construcción del puente se equivocó en un cálculo durante el proceso y se dio cuenta justo antes de terminarlo de que probablemente se vendría todo abajo. El arquitecto se lo confesó a su mujer y esta, tras verle lleno de pena, una noche de tormenta quemó las cimbras que sujetaban el gran arco y consiguió que la arquitectura se derrumbase logrando que el nombre de su marido quedase intacto.

Puente de San Martín

EL PUENTE DE ALCÁNTARA

Casi compartiendo puesto con el puente de San Martín, este ocupa el tercer lugar en nuestro ranking. El puente de Alcántara se levanta sobre el río Tajo, también en Toledo, y fue construido en la época romana. Se encuentra a los pies del Castillo de San Servando y junto a la Puerta de Alcántara. A lo largo del tiempo ha sufrido bastantes daños, por lo que ha ido cambiando su aspecto en distintas reconstrucciones y reformas hasta llegar a ser lo que es hoy en día: un puente hecho con sillares rectangulares de granito dispuestos a soga y tizón, de 194 metros de longitud y 58 metros de altura. Lo más representativo de dicho viaducto es el arco triunfal que se alza en el centro y que mide unos trece metros. Hoy en día este conserva una dedicatoria al emperador Trajano.

EL PUENTE DE HENARES

El puente que se alza sobre el Henares, en Guadalajara, ha sido considerado por muchos obra de los romanos. Sin embargo, la mayor parte de su construcción fue en el siglo X, llevada a cabo por los árabes, concretamente por Abderramán III. Aunque ha sufrido varias modificaciones a lo largo del tiempo, cuando lo observamos aún encontramos esos rasgos moriscos que parecen seguir la arquitectura califal de Córdoba de la época. Este puente es muy importante porque se trata de uno de los pocos que se conservan hoy en día de construcción andalusí en España. Es por esto por lo que está protegido y entra en la categoría de Bien de Interés Cultural. Dicho viaducto se caracteriza por sus arcos apuntados y por estar hecho con piedra sillar dispuesta en aparejo de soga y tizón. Encontramos cinco ojos en él, y es el del centro el que más llama la atención. Se trata de un “arco ladrón” en herradura, el denominado ojillo, que se apoya en un estribo que está rematado por hiladas de sillería. Además, al fondo de este hay una roca en la que se explica la leyenda de cómo Carlos III llevó a cabo el arreglo del puente en 1757. ¡Tendrás que visitarlo para saber qué cuenta esta leyenda!

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