Redacción
En la costa sur de China se encuentra la pequeña región de Macao, situada a unos 75 kilómetros al oeste de Hong Kong. Esta región de la República Popular de China incluye la Taipa y Coloane, así como la propia ciudad de Macao. Fue fundada a mediados del siglo XVI por los portugueses, siendo la primera colonia occidental en China. También es denominada ‘Las Vegas de China’ por la gran cantidad de casinos y hoteles de lujo que tiene. De hecho, es el único lugar del país donde el juego está legalizado. La época idónea para visitar Macao es en invierno, ya que aunque las temperaturas son bajas, no son tan incómodas como las tan altas propias del verano.
Macao fue territorio portugués hasta 1999, por lo que todavía se escucha el idioma entre su gente, así como calles con nombres lusos. Todo el territorio es una mezcla fascinante de sabores, imágenes, sonidos y arquitecturas de las dos culturas. Contemplar los edificios coloniales, los monumentos históricos y el ambiente propio de la ciudad es digno de experimentar en un viaje a China.
Tanto si te gustan los juegos de azar como si no, no se debe dejar de salir, al menos una noche, para experimentar en primera persona la gran actividad que tienen los casinos de Macao. El más grande del mundo, El Venetian, es absolutamente impresionante. La vida nocturna de Macao va más allá de los casinos, está llena de elegantes salones de cócteles y discotecas con exageradas decoraciones. También hay diversos clubes de baile, bares de azotea y locales de música en directo.
Cumplir con la tradición local y llevar incienso a la diosa taoísta Mazu al templo de A-Má es otra actividad de obligado cumplimiento. Es el templo más antiguo de la ciudad y se construyó para conmemorar a la diosa sagrada del mar. Desde él se ofrecen unas buenas vistas y es considerado un tesoro arquitectónico chino.
El centro de Macao fue nombrado Patrimonio de la Humanidad por UNESCO. El corazón de este enclave es la Plaza del Largo do Senado, donde encontramos sus principales atractivos en sus edificios de colores y de elegante arquitectura, la fuente central y el pavimento del suelo en forma de olas. Pasear por sus callejuelas y ver las tiendas y mercadillos es otro buen paseo. También se puede ir hacia el norte por la calle de San Pablo para llegar a las Ruinas de la Iglesia de San Pablo, destruida por un incendio en 1835. La Casa del Mandarín también merece una visita ya que es uno de los mejores ejemplos de la arquitectura residencial autóctona.
Para disfrutar de una vista panorámica de Macao no hay mejor lugar que subiendo a la Torre de Macao, de 338 metros de altura. Pero si te gusta el riesgo y la adrenalina puedes rodear la torre por su extremo superior sostenido por un arnés.
Al lado de la Torre de Macao se encuentra la Fortaleza do Monte, construida en el siglo XVII para defender las posiciones jesuitas de la ciudad. Siempre ha sido el centro militar de la región y en su interior está el Museo de Macao, en el que se puede conocer un poco sobre la historia del territorio.
Otro atractivo turístico es el Cementerio Protestante, construido en 1821 ya que por aquel entonces solo podían ser enterrados los cristianos. La curiosidad está en que en muchas lápidas todavía se pueden leer las últimas voluntades de los que yacen en las tumbas.
Para disfrutar de un ambiente completamente distinto conviene visitar las islas de Taipa y Coloane, unidas a Macao por dos puentes colgantes. En ellas predomina la naturaleza exuberante con pequeños pueblos rurales de ambiente portugués. La más turística es Coloane, por eso cuenta con varios hoteles, playas y resorts. En Macao hay una mezcla entre la cocina exótica y la portuguesa, por eso es común encontrar bacalao en diferentes platos estrella. Otros platos conocidos son el caldo verde con almejas, el cocido a la portuguesa o el pollo a la africana con gambas, pimientos y especias. También predominan los platos típicos chinos: tallarines, pato asado, pollo frito, arroz, verduras, pasta… Y para beber, en Macao se encuentran muy buenos vinos, tanto blancos como tintos.