Redacción
Cuando Maribel Zamora comenzó a jugar al voleibol a los 12 años, probablemente no imaginaba que ese primer contacto con el balón sería el inicio de un camino lleno de compromiso, superación y liderazgo. Lo que empezó como una simple invitación de una amiga se convirtió en una pasión que la llevó no solo a formarse como jugadora, sino también como entrenadora y árbitra nacional. Sin embargo, su historia no se limitó a la cancha: Maribel fue más allá, asumiendo un papel transformador en el voleibol catalán y consolidándose como una de las voces más firmes en la lucha por la equidad en el deporte femenino.
¿Cómo fueron tus inicios en el voleibol y qué te motivó a involucrarte en este deporte?
Empecé relativamente tarde, con 12 años como jugadora, gracias a una amiga. La verdad es que el voleibol me enganchó en seguida, y empecé a formarme como entrenadora, obteniendo la titulación de Nivel II, y también como árbitro, donde llegué a ser árbitro nacional. He formado parte de diferentes clubes como entrenadora y jugadora, aunque al final siempre acababa implicada en la gestión del club.
¿Qué te llevó a asumir un rol más institucional y llegar a la presidencia de la Federación Catalana de Voleibol?
La necesidad de mejorar las cosas, y las ganas de cambiar la manera de funcionar. Empecé implicándome más en la parte del colectivo arbitral, pero finalmente mi implicación fue en una candidatura de proyecto global. Creyeron en mi liderazgo, y conseguimos el cambio.
¿Cuáles consideras que han sido los mayores logros de tu gestión al frente de la Federación?
La optimización de la gestión económica ha sido el pilar fundamental. Una gestión económica eficiente y eficaz, basada en la transparencia y en la filosofía de que cada euro que entra en la federación debe reinvertirse en voleibol. Profesionalmente trabajo como controller financiero en un museo en Barcelona, así que supongo que la “deformación profesional” ha hecho mucho.
Esta filosofía puede verse en los resultados de crecimiento. Cogimos la federación en 2008 con un presupuesto de unos 800.000€; con una dependencia de la subvención pública de más del 70%; había unas 2500 licencias, unos 70 clubes; y una deuda interna de medio millón de euros. Actualmente estamos en 4.300.000€ de presupuesto, con una dependencia de la Administración Pública que no llega al 7%; 180 clubes, unas 20.000 licencias, y una federación saneada económicamente, con una sede de propiedad libre de cargas. Acabamos de comprar una nueva sede porque la que teníamos se ha quedado pequeña. Estos son los números. Creo que es una gran fotografía, de la que la verdad me siento muy orgullosa del trabajo que hemos hecho como equipo.
¿Qué retos enfrentas actualmente en tu labor como presidenta?
Seguimos insistiendo mucho en controlar el crecimiento que estamos teniendo. Vamos a lanzar el proyecto Volei Expansión: una ciudad , un club. Creo que el nombre habla por si solo. No queremos ningún municipio en Cataluña que no tenga club de voleibol. De los 947 municipios que hay en Cataluña más de la mitad están por debajo de los 1.000 habitantes. Pero todos aquellos que superen los 1500, trabajaremos para que el voleibol llegue.
El voley playa es la otra gran apuesta de crecimiento, en el que estamos incluso financiando la construcción de instalaciones.
Y finalmente, nos resulta muy importante el posicionamiento del voleibol catalán. Acabamos de firmar convenios internacionales con clubes de la mejor liga de mundo, que es la italiana. Chieri y Cuneo, son dos socios con los que trabajamos de la mano para apostar por la formación de técnicos y técnicas, y por supuesto, deportistas.
Desde tu experiencia, ¿Cómo ha evolucionado el voleibol femenino en Cataluña en los últimos años?
Estamos ante un crecimiento sin precedentes. La verdad es que siempre hemos sido un deporte con un volumen mayor de licencias femeninas, pero en los últimos años estamos creciendo de forma más significativa si cabe. El voleibol es un deporte de equipo, y además sin contacto físico. Creo que esto ayuda muchísimo a considerarse un deporte de espacio seguro. La post-pandemia nos ha dado la razón a este planteamiento. Estamos en un 70% de licencias femeninas.
¿Crees que el deporte femenino recibe el reconocimiento y apoyo institucional que merece?
Creo que hay que trabajar mucho más, y no quedarnos solo en la superficie. No veo demasiadas campañas de visibilidad de figuras del deporte del ámbito técnico, profesional o directivo, o por ejemplo arbitral. Siempre planteo que si fuéramos ahora mismo a una niña de 12 años que esté jugado a voleibol, por ejemplo, en un club, y le preguntásemos : ¿Cómo te ves en el voleibol de aquí a 10 años?
Seguramente te contestará si cree que seguirá jugando o no.. porque es lo único que conoce. Pero dudo muchísimo que te responda que le encantaría ser presidenta de su club. Esto es un problema enorme, porque quiere decir que el liderazgo femenino todavía es muy invisible. Hay que hacer campañas y acciones en las que se explique en qué consiste ser directiva, o entrenadora, entre otros estamentos.
Formas parte de la Asociación de Mujeres para el Deporte Profesional ¿Cuál es el objetivo principal de esta asociación?
La verdad es que formo parte de la asociación hace relativamente poco tiempo, pero los objetivos que se persiguen desde la asociación me representan totalmente. No solo plantear formaciones y apoyo a mujeres profesionales del deporte, que quizás es lo más directo que he visto hasta ahora en estos meses que llevo con ellas. Creo que lo más importante es generar red de colaboración, ser cada vez más mujeres con las mismas inquietudes y los mismos objetivos. Y en esto es vital no encontrarte sola, tener foros de encuentro, de debate, en los que poder compartir conocimiento, realizar propuestas y de alguna manera “hacer piña”.
¿Qué tipo de acciones o proyectos están impulsando desde la Asociación para apoyar a las mujeres deportistas?
Veo muchas acciones formativas, y también mucha implicación de la presidenta, Mar Mas, incluso a nivel de propuestas legislativas, como tratar de que realmente la ley del deporte se aplique en igualdad real, o perseguir un estatuto para velar por las deportistas. Creo que se trabajan proyectos sólidos y serios, y desde luego me sumo a colaborar a que se consoliden cuanto antes.
En tu carrera, ¿has vivido situaciones de discriminación o desigualdad por ser mujer en el ámbito deportivo?
Te diría que no.. pero no seria cierto.. creo que estamos en una sociedad todavía muy “patriarcal”, hasta el punto que a veces ni nos damos cuenta que hay cosas que no son normales.
¿Cómo gestionaste esas situaciones y qué aprendiste de ellas?´
En 2020 gracias a la Doctora en psicología Mónica Utrera, creamos en Cataluña, en la Unió de Federacions Esportives de Catalunya, un postgrado en habilidades directivas en clave de género. En este postgrado llamado WESE (Woman Executive Sport Education) la verdad es que visualicé muchas situaciones que a priori no le había dado importancia, pero que efectivamente te ponen delante de un espejo a analizar cosas vividas y se te ponen los pelos de punta. Creo que las mujeres debemos dejar de pretender ser “super-woman”, eso no existe. El día tiene las horas que tiene. Esto es un poco la base del post-grado, aprender a conocerte a ti misma en profundidad, y de manera sincera, para realmente poder gestionar grupos y tipos de personas en equipo. Ha sido una formación muy reveladora para mi, y un aprendizaje 360º que entre otras cosas me ha ayudado a identificar situaciones ya vividas de discriminación, así como a identificar actualmente mucho más rápido situaciones actuales, que por supuesto las hay. Aunque afortunadamente se está trabajando mucho en ello.
¿Qué cambios crees que todavía son necesarios para alcanzar una verdadera equidad de género en el deporte?
Creo que somos las mujeres las que debemos coger las riendas. Ya se está haciendo a nivel social, y el deporte no se puede quedar atrás. Debemos dejar de pedir permiso para hacer cosas. Siempre he pensado que es mejor en según qué ámbitos, pedir perdón que permiso.
¿Qué papel juegan los medios de comunicación en la visibilización del deporte femenino?
Vamos avanzando mucho, pero no podemos conformarnos con lo que hay. Sigo echando de menos la visibilidad de referentes femeninas. Y que se trabaje en esa visibilidad porque los medios se lo creen de verdad, y no por subvenciones. Insisto, creo que esto está cambiando mucho afortunadamente. Pero el deporte femenino no puede ser una “moda”. Es una forma de vida, y de transformación de la sociedad. Justamente el deporte es una de las herramientas sociales que más nos iguala, y así debemos trabajarlo, desde la igualdad real.
¿Hay algún referente femenino que haya marcado tu trayectoria personal o profesional?
Como deportista siempre he admirado muchísimo a Laia Sanz, tanto por el deporte que practica, como por sus éxitos deportivos.
Referentes menos conocidos pero con trayectoria impresionante, me parece una mujer increíble Dolors Besné. Hasta hace poco era presidenta de la federación de voleibol de les illes Balears, una mujer que actualmente tiene 81 años, que venia del mundo del baloncesto como entrenadora y directiva. Y que tiene una energía contagiosa y admirable. La conozco personalmente, y si se conoce su historia personal, todavía hace más admirable todo lo que ha sido capaz de sacar adelante en su vida. No creo que fuera casualidad que el gobierno Balear le otorgara el premio “Cornelius Atticus” a su trayectoria en 2017.
¿Qué consejo le darías a una joven que quiera dedicarse al deporte o asumir un cargo de liderazgo en este ámbito?
Que lo haga. Que no dude. Se aprende poniéndose al frente del proyecto. Que busque un buen equipo y que lo haga, con ganas y sin miedo. Con prudencia, pero sin dudas. Que lo haga. Simplemente.
¿Qué te motiva a seguir trabajando por el voleibol y el deporte femenino en general?
Me parece increíble poder trabajar por mejorar mi deporte en particular, y el deporte en general. No me gusta la gente que se queja sin más. Creo que es una oportunidad increíble poder cambiar las quejas por propuestas, por trabajo en grupo, en colectivo. Generar sentimiento de pertenencia, y crecer juntos y juntas. Esta sensación de crecer personal y profesionalmente, no se paga con dinero.