miércoles, diciembre 4, 2024

Presentación en Tamajón «Serranía de Guadalajara, despoblados, expropiados, abandonados»

Redacción

Además de poner en valor estos pueblos, ahora abandonados, y mostrarlos como ejemplo de lo que no debería suceder en los próximos años, la presentación sirvió también para que tanto el presidente de la Asociación que edita el libro, Octavio Mínguez, como el alcalde de Tamajón, Eugenio Esteban, cuestionaran los beneficios que le aporta a la comarca el Parque Natural de la Sierra Norte.

La Plaza de Tamajón acogió la presentación del libro ‘Serranía de Guadalajara, despoblados, expropiados, abandonados‘ que ha publicado la asociación cultural homónima, en colaboración con la Diputación Provincial.

El alcalde de Tamajón, Eugenio Esteban, ejerció como anfitrión de una presentación en la que intervinieron cuatro de las personas que han trabajado en el libro y en su contenido multimedia. “Es un honor recibir en nuestro pueblo a portavoces de la Asociación La Serranía que se preocupan por lo que fue,  es, y si no ponemos remedio, seguirá siendo, el abandono de los pueblos”, señaló.  Esteban recalcó que lo grave de la situación actual “no es que aquellas personas, la generación anterior a la nuestra tuvieran que dejar sus pueblos, es que la administración  no ha hecho nada por mantener estos territorios. Tradicionalmente, y desde hace 200 años, ha hecho todo lo contrario. Si no se cuida el territorio, acaba con el hombre. No puede ser que en Tamajón seamos 1,3 habitantes por km², por ejemplo”, señaló ayer.

El libro es un amplio estudio de la historia y avatares de los pueblos serranos que en los últimos 50 años han ido sucumbiendo al abandono. Coordinado por el doctor José María Alonso, y contando con la participación de dos docenas más de personas, se ha conformado el gran estudio que presenta el libro. A lo largo de más de 400 páginas, densas de información, noticias, declaraciones, memorias y fotografías/planos/documentos, se manifiesta el proceso incontenible del derrumbamiento de una comarca guadalajareña. Concretamente la de su Sierra, especialmente la que ha sido calificada administrativamente como “Sierra Norte” porque en su territorio se ha establecido el Parque Natural que preserva la Naturaleza y sus recursos, pero que a cambio, ha supuesto la despoblación de sus antiguos núcleos de población.

El libro cuenta con 20 capítulos, cada uno de ellos dedicado a un pueblo abandonado de la comarca. Además, incluye la exposición fotográfica que la Asociación Serranía de Guadalajara presentó en Condemios en el Día de la Sierra de 2019 -80 imágenes de pueblos desiertos- un DVD, y código QR para que quien quiera pueda acceder al documental maravilloso que recorre estos pueblos. Este último es obra de Agustín Esteban y de José Miguel Sánchez Rojo (imágenes de dron). Agustín también estuvo presente en Tamajón para explicar cómo llevó a cabo la realización del material gráfico. El libro lo edita AACHE Ediciones y está disponible en todas las librerías de la provincia, en internet, y en la Asociación Serranía de Guadalajara.

El coordinador de esta iniciativa, y vicepresidente de la Asociación, José María Alonso, explicaba ayer que el libro nació por la incertidumbre y la preocupación en relación con la despoblación. Su antecedente está en un libro de Ranz Yubero y de Lopez de los Mozos publicado un año antes, en el que se recogían todos los pueblos despoblados de la provincia de Guadalajara. “Entonces pensamos que podíamos hacer uno, solo con los que hay en la  Sierra Norte de Guadalajara. Pero no queríamos un inventario, sino contar la historia del pueblo,  la historia humana, del entorno, del término municipal, dar a conocer qué  ha sido del pueblo y de sus habitantes”, señaló. Así, 20 plumas ilustres, de amigos de la Sierra, o ambas cosas, han escrito un capítulo cada una sobre pueblos alrededor de Sigüenza, como  Querencia, Tobes, Bujalcayado o El Atance; sobre los del entorno del Ocejón, como Matallana, La Vereda o El Vado; los que hay en la comarca de Santotis, como La Hiruela, Jócar, Romerosa o el propio Santotis, y así hasta la veintena.  A cada uno de ellos se le dedica un capítulo del libro, de 15-20 páginas, con fotos, un resumen de su historia, planos y unos textos llenos de sensibilidad. “Es un llanto por los pueblos abandonados. Queríamos acercárselos a la gente que no los conoce, aunque estén abandonados, presentarles a quienes vivieron en ellos, hacer un homenaje a esos  habitantes y que sus descendientes tengan, con ello,  fuentes para conocer mejor la historia de sus ancestros.  Si hemos conseguido que no desaparezcan víctimas del olvido, ya es algo. Si además contribuimos a concienciar a la sociedad para que no se abandonen otros, evitaremos la necesidad de editar una nuevo volumen dentro de 20 años”, añadía el coordinador.

Intervino también Octavio Mínguez, presidente de la Asociación que edita el libro. “Para mi tiene mucha importancia presentar el libro en Tamajón,  es decir, traerlo a estos pueblos, cerca de los que protagonizan el libro, por muchos motivos, pero sobre todo para que sirva como ejemplo de algo que no debe volver a suceder con otros muchos que están en el alambre”, señaló. Mínguez concretó su discurso en los pueblos de la provincia de Guadalajara que parecen más de Madrid por su ubicación geográfica, pero sobre todo por su falta de comunicaciones con nuestra provincia. “De ellos nos separa un poco menos que camino de cabras intransitable, aunque sea la única vía para llegar a ellos desde Guadalajara”. Así, el presidente de la Asociación recordó que localidades como Peñalba, Colmenar de la Sierra, Corralejo, Bocígano, o Cabida tienen todas menos de diez habitantes y se refirió a lo que les sucede las personas que viven allí, como “Marcelo, de 62 años, que con la cadera destrozada, tenía ovejas y vacas, pero ha tenido que vender las ovejas, porque el lobo, cada diez días, con el beneplácito de la autoridad, le hacía una lobada”, contó. Mínguez se refirió a que hace años, cuando el Parque Natural de la Sierra Norte era aún la Reserva Natural de Sonsaz, cada ayuntamiento percibía un dinero por hectárea incluida en ella, “algo que le venía de maravilla a los ayuntamientos para mejorar sus servicios y mantenerlos”. Según el presidente de la Asociación, “desde que estamos en el Parque Natural, ese dinero ya no llega, y beneficios, no tenemos ninguno, porque  el parque protege a un montón de especies de fauna y flora, algo que está muy bien, pero el más importante para mí, el homo sapiens serrano no tiene protección ninguna. Le pedimos al gobierno que en lugar de llenarse la boca hablando de despoblación en la España vaciada, invierta más en la España vaciada, porque hay alternativas para que la gente venga a vivir. Hubo proyectos para generar energía eólica, invernaderos, o para poner huertos solares. Pero no pueden ser, porque van contra natura del Parque, y no dan permiso.  Por eso, si no se legisla de otra manera, muchos pueblos en pocos años, pasaran a engrosar las páginas de una futura edición de este libro”, terminó.

El periodista Jesús Orea, autor de uno de los capítulos del libro, concretamente el dedicado a la localidad de La Vihuela, encarnó el punto de vista de los autores, profundizando en el trabajo que se ha hecho, en la línea de investigación seguida, “muy cercana a la gente”, y habló sobre la oportunidad de la edición, “porque supone reunir en un ejemplar la historia de una desmemoria, del silencio y soledad”. Orea dio detalles sobre cómo fueron los procesos de abandono y expropiación de algunas de estas localidades. Y pese a que las cifras indican que la tendencia va a continuar, hay 65 pueblos con menos de 10 habitantes en Guadalajara, “personalmente, creo que hay futuro y esperanza”, terminó.

Por último Eugenio Esteban recordó que hace más de 200 años las distintas administraciones ya abogaban para que la Sierra Norte surtiera de recursos a las tierras del Henares: “Todo el esfuerzo económico se ha ido a otros sitios. Las inversiones se han ido donde están las carreteras nacionales. El Canal del Henares, que se hizo con fondos públicos para desarrollar la agricultura y ganadería, a los 60 años se ha convertido en hormigón. Una de las mayores riquezas agrícolas de regadío que tenía la provincia de Guadalajara, desde Humanes a Meco, con 7.000 ha,  ahora no tiene un metro cuadrado de terreno rústico. Y quiero recordar que el mayor polígono industrial que tiene Castilla-La Mancha está en Cogolludo y Tamajón, porque si no hubiera Presa de Beleña, no existiría el Corredor del Henares”.

Esteban coincidió con Mínguez al señalar que desde que desaparición de la reserva de caza de Sonsaz, a consecuencia de la llegada del Parque Natural, la comarca ha dejado de percibir 122.000 euros anuales, 1.4 millones de euros en total desde la declaración del Parque.

Y, recordando la historia, el alcalde de Tamajón se refirió a que en el año de 1882 el ingeniero de montes Carlos Castel, en su estudio geognóstico de la provincia de Guadalajara ya hablaba de río Sorbe, como “Gran depósito de agua”, para cubrir las necesidades de las tierras del Henares. “Sus pronósticos se han cumplido escrupulosamente, y para ello ha sido necesario el beneplácito  de repúblicas, dictaduras y democracias, a la hora de poner los recursos económicos necesarios al servicio de la población de otras latitudes que no eran las que generan el agua. El resultado es el que conocemos la falta de inversiones y servicios  en los pueblos;  las necesidades de mano de obra  en las ciudades y la declaración de bienes de interés general de los montes fueron  el pretexto fácil para que se produjera aquella emigración tan efectiva y rítmica, como lo fueron las repoblaciones forestales y la construcción de las presas. Creo que nadie puede poner en duda la mejora de la calidad de vida  que trajo aquel éxodo, y que nadie puede hacer responsables, solamente, a  los gobernantes actuales, de la  falta de habitantes en nuestros pueblos”, señaló Esteban. Como conclusión de su exposición, el alcalde de Tamajón volvió a enfatizar que la riqueza creada con los recursos de los pueblos de la Sierra Norte debería retornar urgente y directamente a ellos. “No necesitamos administradores, necesitamos una legislación que determine  de manera contundente, la corresponsabilidad de los valores catastrales de los territorios receptores, con los de los  cedentes. Debemos unirnos para que los valores catastrales de nuestras tierras se actualicen en este sentido, y para que la Comunidad Autónoma pague la contribución por los territorios que tienen en nuestra comarca”, terminó.

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