Redacción
Con el paso del tiempo, el ciclismo se va convirtiendo cada vez más en un popular deporte, ideal para estar en forma, pero también para disfrutar de unos paisajes y unos parajes naturales fantásticos. Para algunos el ciclismo es una mera forma de evadirse, pero para otros es un auténtico viaje, en el que los colores y los olores tienen tanta importancia como la propia bicicleta. A lo largo de España se distribuyen fascinantes rutas ciclistas que discurren por parajes espectaculares, de gran belleza y, sobre todo, de aire puro y naturaleza. Estas serían algunas de las rutas más populares o más llamativas de España:
El Camino del Cid
Podría ser la ruta con el toque histórico y cultural más llamativo. Se trata de los caminos que el Cid Campeador recorre en uno de los cantares más conocidos de España. Los 1.500 kilómetros que forman esta ruta transportan al ciclista a los parajes que recorrió Rodrigo Díaz de Vivar a lo largo de su vida. Este camino está dividido en cinco tramos principales y dos variables que pueden realizarse de forma particular. Es muy difícil completar esta ruta de forma seguida, por eso la mayoría opta por ir completándola cada cierto tiempo. Tiene su comienzo en Burgos y se extiende hasta Alicante, pasando por Soria, Guadalajara, Zaragoza, Teruel, Castellón y Valencia. También hay quien opta por el cicloturismo e incluso, los vehículos de motor. Pero la bici de montaña sigue siendo la mejor opción ya que permite ir a un ritmo constante y con una velocidad adecuada para contemplar con el paso rincones únicos.
El Camino de Santiago
Sin duda el Camino de Santiago es la ruta más importante que hay en España, además de ser mundialmente conocida. Hay una gran variedad de caminos, siendo el más popular el Camino francés, que tiene una gran relevancia histórica y casi 800 kilómetros de longitud, ya que une Saint Jean de Pied de Port, en Francia, con Santiago de Compostela. Esta ruta se puede realizar en cualquier época del año y permite disfrutar de su gran riqueza cultural y paisajística.
La Transpirenáica
Se trata de unos 800 kilómetros de pura naturaleza y cultura que va desde el País Vasco hasta la Costa Brava, haciendo una ruta bordeando el área pirenaica. Hay tramos asfaltados pero también caminos de tierra, por eso se puede hacer con distintos tipos de bicicleta, según el gusto del deportista. Fue homologada como Sendero de Gran Recorrido en 1985 y, desde entonces, sus populares señalizaciones blancas y rojas han sido las guías de muchos aventureros. Además de País Vasco y Cataluña, pasa por Navarra, Aragón y Andorra, lo que permite conocer bellos pueblos y espacios naturales de las regiones.
Ruta Vía de la Plata
La Vía de la Plata atraviesa de norte a sur España en la parte occidental de la Península Ibérica, siendo una de las vías de comunicación más trascendentes de la historia. Este recorrido que hoy es realizado por muchos ciclistas, fue hecho por romanos, árabes y cristianos en las distintas conquistas, pero también en sus actividades económicas. A través de sus más de 800 kilómetros se encuentran deslumbrantes ciudades y parajes montañosos desde el inicio en Gijón hasta el fin en Sevilla. En el trayecto se encuentran tramos tanto empedrados como asfaltados, pero lo que de verdad resalta en él es la multitud de yacimientos y construcciones romanas, así como los pueblos y las ciudades a su paso.
La TransAndalus
Esta ruta consta de 2.000 kilómetros de recorrido, en ocasiones no señalizado, que atraviesa todas las provincias andaluzas. Su forma circular permite comenzar en cualquier punto de la ruta y destaca por su gran contenido natural, teniendo un 35% de áreas naturales. En este porcentaje, Almería aporta una gran parte ya que se recorre un importante sector del Cabo de Gata. Algo destacable de esta ruta, que la dota de especial belleza es el paso por zonas costeras. Por ejemplo, en Granada se recorre parte del Parque Natural de Sierra Nevada, en Jaén se pasa por pueblos más desconocidos, pero llenos de gran encanto, y en Sevilla el recorrido transcurre por zonas poco urbanizadas de la provincia, de tal forma que el ambiente natural será un ingrediente fijo en el tramo.
