Redacción
Los amantes de la Navidad, de la atmósfera que se respira cuando el frío invade las calles y las lucecitas de colores tintinean en escaparates, puestecitos y árboles, no pueden dejar de visitar la República Checa en fechas tan señaladas. Probablemente no exista otro lugar en el mundo en el que la Navidad resplandezca con más fuerza, en el que sus múltiples matices se vean, se huelan y se sientan como en este encantador país de cuento de hadas.
En Praga, el tradicional mercadillo de Adviento se emplazará en la plaza de la Ciudad Vieja a partir del 29 de noviembre, cuando se enciendan las luces del árbol de Navidad a las 17:00h. Por otro lado, en los mercadillos en la histórica ciudad de Olomouc, se pueden probar vinos y ponches con diferentes condimentos, dulces y amargos, mejorados con ron, griotte o naranja. Se trata, además, de la única ciudad de República Checa en la que se sirve el auténtico ponche de Núremberg.
El ambiente de las fiestas navideñas despunta desde finales del mes de noviembre, cuando los mercadillos de Adviento animan todas las plazas del país. En los atractivos puestos de venta se pueden degustar los manjares tradicionales como el rollo de almendra (trdelník) o la antigua bebida aguamiel, así como comprar adornos navideños, velas, dulces de navidad, o pan de miel. Todo ello, al son de los villancicos que harán las delicias de mayores y pequeños.