Redacción
Galicia es tierra de ríos y en esto la Ría de Muros Noia no es precisamente una excepción. Ríos y puentes son una constante en este territorio. El Río Sieira es uno de ellos. Acompañar y seguir su caudal es un viaje único, lleno de rincones únicos que harán vivir al viajero momentos únicos. Paseos que comienzan en la montaña y que terminan en el mar. Vamos a conocer el Río Sieira, en Porto do Son, al sur de la Ría de Muros Noia Un paseo lleno de belleza y naturaleza en la ría más salvaje de Galicia.
Comenzamos el viaje en la sierra del Barbanza, una gran masa pétrea que separa la Ría de Arousa de la de Muros Noia. Allí nace nuestro protagonista. A tan solo 400 metros de altura y muy cerca del mar. La sierra del Barbanza es un macizo de enorme atractivo. Al igual que todas las cumbres que acotan la Ría de Muros Noia, compensa su escasa altitud con una gran proximidad al mar, lo que proporciona unos miradores espectaculares. Desde allí se lanza en tromba el Río Sieira con energía de torrente.
A unos pocos centenares de metros de su nacimiento, ya nos ofrece la primera sorpresa: Ribasieira, unas cascadas superpuestas de distintas longitudes, entre los 15 y los 5 metros. Se trata de un escenario de gran caída vertical, pero que no se resiste a formar pequeñas pozas para tentar al baño. Las aguas de los ríos son frías, pero el contacto con la naturaleza bien lo vale.
Siguiendo la corriente monte abajo. Llegaremos hasta una zona de valle y disfrutaremos de lo que que puede lograr esa naturaleza si además se combina con obra humana… y con el paso del tiempo. Estamos en el puente medieval de Xuño sobre el río Sieira. Se trata de un pequeño puente de un único arco muy bien integrado en el paisaje que evoca otros tiempos. Una estampa que seduce gracias a su magia.
Siguiendo el camino hacia la desembocadura ya se siente la presencia del océano El Sieira finaliza junto a una playa, a un hermoso gran arenal a la Playa del Río Sieira. Las rocas han formado unas pequeñas piscinas naturales que pueden ser formidables para el baño de pequeños y mayores.
Aquí el río se convierte en mar. Su belleza se transforma. El Río Sieira ofrece un recorrido de pocos kilómetros pero que son suficientes para conocerlo como impetuoso torrente, como paraíso zen, como estampa medieval, como playa y finalmente como película. Un recorrido que ofrece mucho en tan poco espacio.
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