Por: José Agustín Solís
Extremadura, una región española rica en historia y tradiciones, brilló, mostrando su inigualable oferta gastronómica y cultural. Conocida por sus sabores auténticos, Extremadura invita a los paladares a explorar una variedad de productos locales que definen su identidad culinaria, desde los embutidos y quesos, como el queso de Los Ibores y la Torta del Casar, hasta el exquisito jamón ibérico, un producto estrella de la región que presume de ser 100% ibérico.
Los vinos de la Ribera del Guadiana complementan esta experiencia gastronómica, junto con la miel de Villuercas e Ibores, destacando la diversidad de sabores que Extremadura tiene para ofrecer. Pero más allá de su reconocida cocina, Extremadura es un tesoro de cultura y tradiciones poco conocidas.
La región alberga un patrimonio histórico y arquitectónico impresionante, desde sitios arqueológicos romanos hasta ciudades medievales bien conservadas. Extremadura también es cuna de algunos de los conquistadores más famosos, lo que le añade un rico legado de historias y leyendas. La literatura y la música tradicional reflejan la fusión de culturas que han pasado por esta tierra, desde los celtas hasta los moros, dejando una huella indeleble en la identidad extremeña.
Festivales como el de Teatro Clásico de Mérida y el Carnaval de Badajoz, entre otros, son expresiones vivas de su rica herencia cultural, ofreciendo a visitantes y locales por igual, la oportunidad de sumergirse en las tradiciones que hacen única a esta región. El folklore, con sus danzas y canciones, sigue siendo un componente vital de la vida en Extremadura, manteniendo viva la conexión con su pasado.
En FITUR, Extremadura no solo promocionó su oferta turística, sino que también presentó un viaje a través de su alma, donde la gastronomía y la cultura se entrelazan para contar la historia de una tierra que, a pesar de su modestia, posee un corazón vibrante y una riqueza que trasciende sus fronteras naturales.