viernes, marzo 29, 2024

UNA TRAVESIA POR LA SIERRA DE FRANCIA Y LA ALBERCA

Redacción

Al sur de Salamanca, la Sierra de Francia ocupa un hermoso territorio natural. Encajados entre hermosos valles o encaramados en altozanos, aparecen algunos de los pueblos más bonitos y originales de España.

Piedra, madera, fuentes y plazas se distribuyen por rincones, cuestas y callejuelas que serpentean entre preciosas casas con puertas y contraventanas de madera oscura. Viviendas vestidas de canto rodado ordenado en entramados de vigas verticales y oblicuas. Flores rojas, blancas y rosas se asoman alegres a los balcones. La Alberca, Mogarraz o San Martín del Castañar son imagen viva de la gran belleza que atesora la Sierra de Francia.

Un nombre curioso.

La Sierra de Francia parece atestiguar el origen de sus pobladores, y quizá también el de la singular arquitectura de sus casas. No parece muy claro el momento de la llegada de los franceses, aunque ya en el siglo XI se menciona una colonia de “francos” en Salamanca. Entre los siglos XII y XIII, Alfonso IX de León organiza la fortificación y repoblación de la zona fronteriza con Castilla para frenar la penetración de los musulmanes. La llegada de “los francos” fue posible con la ayuda del noble francés Raimundo de Borgoña, marido de la futura reina Urraca I de León.

La merecida fama de La Alberca.

Fue el primer municipio español declarado Conjunto Histórico Artístico, en 1940. No presume de grandes palacios sino de sus famosas casas de entramados de madera, piedra y adobe. Un pueblo para perderse por calles y rincones, para entretenerse en busca de antiguos símbolos en las piedras de sus fachadas y deleitarse con los exquisitos embutidos de la zona. Y es que el cerdo se merecía un monumento, y lo tiene. Aparece en un extremo de la parte posterior de la iglesia, a modo de pequeño “verraco de Guisando”.

La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, del siglo XVIII, se construyó sobre los restos de una anterior de la que tan solo se conserva la torre con el escudo de armas del Ducado de Alba. Posiblemente, el lugar más conocido de La Alberca es su Plaza Mayor. Sus soportales con columnas de granito albergan restaurantes y sirven de base a las viviendas serranas. La antigua cárcel, hoy oficina de turismo, el crucero, la fuente y la Casa de las Flores son protagonistas de infinidad de fotografías.

La Alberca es punto de partida del “Camino de las raíces”. Un recorrido de ocho kilómetros, entre bosques de robles y castaños, salpicado de ermitas, como la de Majadas Viejas, y esculturas de artistas modernos.

Mogarraz, en el corazón de La Sierra de Francia.

Entre los bosques se alza un pueblo de piedra y construcciones serranas típicas. Un municipio que añade aún mayor encanto a sus fachadas rindiendo un hermoso y original homenaje a sus antepasados. A finales de los años 60, un vecino de la villa retrató a todos los habitantes del pueblo para que pudieran formalizar su documento de identidad. A principios del siglo XXI, un artista local recuperó aquel archivo, amplió y recreó aquellas fotografías que hoy llenan de arte y recuerdo las fachadas de las viviendas.

Un valor añadido al Conjunto Histórico Artístico de Mogarraz. Un pueblo de maestros artesanos del cuero y magníficas bordadoras que le dieron fama. Su Museo Etnográfico, o Casa de las Artesanías, los cruceros de granito, las fuentes, la torre del campanario o el sobrio e imponente aspecto de su iglesia, trasladan al visitante en el tiempo. La plaza resulta ideal para contemplar “fotografías” con calma y descansar en alguna de sus terrazas.

El encanto tranquilo de San Martín del Castañar.

Otro Conjunto Histórico Artístico cuyo origen medieval se refleja en todas sus calles, aunque el arco apuntado de la entrada del castillo y su muralla no dejan lugar a dudas. Se levanta en la zona más alta de San Martín del Castañar y resulta impactante encontrar el cementerio en el interior de su muralla. El Castillo es un moderno Centro de Interpretación y divulgación del magnífico enclave medioambiental, Reserva de la Biosfera. En el exterior del recinto se localiza una curiosa plaza de toros en la que se conservan burladeros de granito del siglo XVII. Muy cerca, se encuentra la iglesia de San Martín de Tours que protege, en su interior, un interesante artesonado mudéjar y grandes arcos de estilo morisco. Pero, el detalle más innovador se encuentra en las floridas jardineras que se reparten por el pueblo. En cada una de ellas aparece una frase que incluye una palabra utilizada en aquel antiguo Reino de León. Una hermosa idea para no olvidar la riqueza del vocabulario.

El Parque Natural Las Batuecas-Sierra de Francia dispone de preciosas rutas de senderismo. Los pueblos surgen entre robles, castaños y encinas. Preciosos riachuelos cercanos se sosiegan en pozas naturales custodiadas por grandes rocas. Y, en lo alto, a más de 1.700 metros de altura se alza una explanada.

La Peña de Francia.

Un lugar de reclusión severa, especialmente durante el invierno. “El reino del silencio” como lo llamó Miguel de Unamuno. La alta explanada de la Peña de Francia ofrece un mirador inmenso, y privilegiado, sobre casi toda la provincia de Salamanca, parte de Cáceres e incluso Portugal.

Un pico solitario transformado en centro de peregrinación por la aparición de una Virgen. A principios del siglo XV, un devoto peregrino francés localizó una virgen negra en una gruta en la zona más elevada de la Peña de Francia. El Monasterio, construido después, la Hospedería y la cueva siguen recibiendo visitas y peregrinos. Cuentan que la imagen de la virgen negra se oculta en el interior de la talla que preside la iglesia del Monasterio de la Virgen de la Peña.

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