Texto: Javier Cuenca
No era fácil la tarea que el canadiense Denis Villeneuve tenía por delante a la hora de acometer la adaptación de “Dune”, la epopeya de ciencia ficción con toques religiosos y ecologistas que escribiera Frank Herbert. Y digo que no era fácil si tenemos en cuenta que ya había dos intentos previos: uno que se quedó en eso, en intento, a cargo del inclasificable Alejandro Jodorowsky, y otro que, si bien cuajó en película, resultó a todas luces fallido en las manos de David Linch, quien acabó renegando de su obra tras sucesivas desavenencias con el productor Dino De Laurentiis.
“Dune”
Dirección: Denis Villeneuve
Intérpretes: Timothée Chalamet, Rebecca Ferguson, Oscar Isaac, Josh Brolin, Jason Momoa, Stellan Skarsgård.
Género: Ciencia ficción. Estados Unidos, 2021.
Duración: 155 minutos.
Tengo reciente la lectura de “Dune”, una tarea que fui demorando por pereza o simple desgana a pesar de mi interés por la ciencia ficción, pero el pasado año, época de confinamientos y por tanto de elusión de otras actividades culturales, me pareció el momento adecuado para hacerlo. Supongo que también me impulsó a ello el inminente estreno de la nueva adaptación de la obra llevada a cabo por Denis Villeneuve, un realizador que parece últimamente adscrito al género de la ciencia ficción, aunque debo decir que yo lo prefiero en el terreno del thriller (no me convenció “La llegada” y la innecesaria secuela de “Blade Runner” me pareció simplemente desastrosa). De la adaptación de Linch, que vi allá por los ochenta y en vídeo, sólo puedo recordar la sensación de tedio que me produjo y que no he querido volver a experimentar.
No invertiremos mucho espacio aquí en desgranar el argumento de “Dune”, a estas alturas sobradamente conocido. Digamos tan sólo que hay un planeta, Arrakis, que queda en poder de la casa de los Atreides por decisión del emperador. Pero los Harkonnen, dueños del planeta hasta entonces, no se lo toman bien y ahí empiezan los conflictos. También está la especia, una materia prima muy importante y a la vez una droga capaz de alargar la vida, los Fremen, que habitan en el desierto, y una especie de mesías cuya llegada se espera con ansiedad para que ponga las cosas en su sitio.
Villeneuve y sus coguionistas han expurgado con acierto una novela que, digámoslo con sinceridad, tampoco es una obra maestra, aunque cumple como digno entretenimiento de género. El canadiense ha sabido ir al grano, evitando lo más farragoso, extrayendo la esencia y logrando una película notable, donde están certeramente equilibradas la acción y la reflexión. Me lo he pasado bien durante las dos horas y media de metraje, no me he aburrido en absoluto, y me han resultado muy reconocibles las señas de identidad de la obra que inspira el filme. Y no nos engañemos: todo hace suponer que los productores del asunto querrán seguir exprimiendo el universo “Dune”, pues Frank Herbert no se conformó con una sola novela. Así que, mientras la cosa funcione bien en taquilla, es posible que tengamos “Dune” para rato.
