Texto: M.O.
Estamos en pleno verano. Las temperaturas suben y suben, y vuelven a subir, al igual que la luz. No hay ventilador que refresque el ambiente y encender el aire acondicionado todo el día es una locura, por no decir una ruina. Echamos las cortinas, bajamos las persianas para mantener las casas en penumbra y con el objetivo de que los rayos del sol no calienten demasiado el interior. Salir a la calle podría ser una opción, pero con la que está cayendo, se nos hace cuesta arriba. Nos pongamos lo que nos pongamos, seguimos teniendo calor y mira que vamos ligeros de ropa. Lo único que queremos es estar a remojo todo el día, pero muchos no tenemos piscina, ni lejos ni cerca, y debemos conformamos con la ducha. Da lo mismo a los cinco minutos el calor persiste y la garganta se nos reseca. Abrimos la nevera y nada. Ni apetito tenemos por el sofocón. Pensamos en disfrutar de un momento de relax sentaditos en una terraza y refrescar el gaznate, pero tampoco, la pandemia sigue ahí y no estamos seguros sin la mascarilla, no hay más que ver las noticias. ¿Qué podemos hacer? No hay otra, vamos a darle a la Zurra. Sí, sí, darle a la Zurra. No se trata de pegar a nadie, sino de refrescarnos con una de las bebidas típicas manchegas que nunca falta en las fiestas populares de los pueblos y menos en verano. Este año nos hemos vuelto a quedar sin fiestas, pero no por ello no tenemos que quedarnos sin Zurra, ¿no?
Vino, fruta y canela
Hagamos la fiesta en casa. ¡Ojo! No significa que invitemos a todo el vecindario a casa, que tampoco es conveniente. Estamos simplemente hablando de preparar uno de los cócteles típicos manchegos y aliviar el calor frente al televisor, en el jardín o donde nos plazca, en solitario o en compañía. Hay que decir que la Zurra se bebe más allá de La Mancha en más zonas de España, y que puede adquirir distintos nombres como, por ejemplo, Zurracapote. Asimismo, depende del pueblo que visitemos podemos saborearlo de una forma u otra, aunque los ingredientes principales no varían: vino, melocotones, naranjas o limones, canela en rama, azúcar y agua. Se trata de la bebida manchega más fresquita para el verano y que no podemos confundir con el Tinto de Verano ni la Sangría, unas bebidas más comerciales y sin tanta historia.
Es tan popular que, si no estuviéramos en pandemia, a finales de este mes podríamos visitar, por ejemplo, Pandorga (Ciudad Real) el día de la Virgen del Prado y gozar de esta tradicional bebida. Se trata de una de las fiestas más conocidas de Castilla-La Mancha donde locales y un sinfín de turistas participan en la “guerra de la Zurra”, donde se termina regado de vino y bailando hasta el amanecer.
¿Cómo preparar algo fresquito? Si nos ajustamos a la tradición, la Zurra hay que prepararla en un “lebrillo”, es decir, un recipiente de barro, también tradicional de La Mancha, similar a un plato hondo. Es importante que sea de barro porque, al igual que el botijo, conserva muy bien el frío y esa es una de las claves de la Zurra, hay que beberla muy, pero que muy fresquita. Si no tenemos un “lebrillo”, que tampoco es muy común tenerlo, podemos utilizar un cuenco grande. La base que vamos a utilizar es el vino, puede ser tinto o blanco, al que le añadiremos azúcar disuelta en agua previamente, esto es muy importante. No echar el azúcar directamente al vino. Después añadiremos trozos de fruta. Rodajas o láminas muy finas de limón o naranja, trocitos de melocotón y manzana, pelados a ser posible (también se pueden añadir otras frutas como peras o albaricoques, eso al gusto de cada uno). Se le añade también canela en rama, no en todo los sitios. Una vez tengamos la mezcla preparada es conveniente dejarla reposar para que macere y se mezclen los sabores, y si es dentro de la nevera, mucho mejor. A la hora de servir es conveniente hacerlo en una jarra donde hemos echado cubitos de hielo, como si fuera un Tinto de Verano o una Sangría, de ahí que muchos los confundan. Es imprescindible servir este cóctel con un cucharon, como si fuera ponche, e incluir los trozos de fruta en cada vaso.
Una vez que tengamos preparada la bebida, podemos sentarnos a relajarnos, beber algo con mucho alimento y refrescarnos del calor. Es recomendable y muy típico de La Mancha acompañar la Zurra con altramuces, berenjenas, queso, jamón… todo lo que nos apetezca. No podemos dejar de avisar que es una bebida que contiene alcohol, por lo que amigos, precaución no vaya a ser que no sintamos el calor, pero acabemos con resaca.
Como decían los romanos…
Claro que los romanos eran de los que bebían más vino que agua por aquello de que el alcohol mataba los gérmenes y con la excusa de que el agua podía estar contaminada en aquella época. Eran otros tiempos, unos en el que hasta los niños tomaban diariamente vinos especiados para dar distintos sabores al paladar. Ellos a esta bebida la llamaban grog o hippocras. Esta costumbre, la de especiar el vino no la de emborrachar a los niños, se fue expandiendo por el resto de Europa, incluyendo España, donde se empezó a llamar sangría al vino tinto por el color del mismo. No fue hasta los siglos XVIII y XIX cuando en Francia e Inglaterra se cambió la forma de hacer la sangría añadiéndola uvas francesas. Se empezó a hacer sangría blanca, sangría espumante y sangría a base de melocotones, que ya empezó a llamarse Zurra.
En La Mancha, que sabemos mucho de vino, de ricos frutos y de las altas temperaturas, hemos sabido adaptar una receta a nuestros gustos y necesidades. Tenemos la receta ideal, la Zurra, para combatir los calores estivales. Si no lo hacemos es porque no queremos.