Texto: Javier Cuenca
Supongo que el nombre de Astrud Gilberto irá siempre ligado en nuestro inconsciente musical, al menos en el de este que escribe, a aquel soberbio disco grabado por el saxofonista Stan Getz y el cantante y guitarrista Joao Gilberto, en 1963 y lanzado un año más tarde. Resulta difícil sustraerse al sugerente poder de la voz de Astrud en el tema inaugural de aquel álbum, “The Girl from Ipanema”, donde ella entonaba como de puntillas varias frases en inglés. Pero, evidentemente, la esposa de Joao Gilberto no es sólo esa canción, y ahora la cantante Anne Walsh ha decidido rendirle tributo glosando en un disco parte de su repertorio.
El resultado es un álbum donde se dan la mano, como no podía ser de otro modo, la bossa nova y la samba, con predominio de la primera. Todo ello arropado por una producción exquisita donde no falta ni sobra nada. Por lo demás, la voz de Anne aporta el toque de elegancia preciso a clásicos incontestables como “Fotografia”, “Beach Samba” o la mencionada “The Girl from Ipanema”, de la que la cantante ofrece una versión correcta, pero no excesivamente sorprendente. Aunque la canción es maravillosa, imagino que son tantas sus recreaciones a lo largo de la música popular que debe ser complicado dotarla de algo especialmente novedoso.
Walsh se inclina en el álbum mayoritariamente por el inglés, con sucintas incursiones en el portugués, logrando un trabajo de interpretación muy encomiable a nivel vocal. Si a ello le añadimos la brillante labor de producción, donde sobresalen esos certeros arreglos de piano con ocasionales solos de flauta o trompeta, tenemos un disco muy agradable de escuchar, en el que incluso se pueden descubrir o redescubrir piezas no tan conocidas por el gran público. Para el final del álbum deja Anne el momento quizá más ‘jazzy’, “Once Upon a Summertime”, en cuyos créditos encontramos las firmas de Johnny Mercer y Michel Legrand. Palabras mayores.
