Por Duaa Naciri Chraih
Christian Gabriel, fundador de Lonvital, defiende un método que pone la tecnología, la ciencia del comportamiento y el acompañamiento humano al servicio de la salud y la longevidad
Hay quien abre los ojos un día y se da cuenta de que ha llegado al límite. Christian Gabriel sabe bien lo que es mirar la báscula y sentir que la meta parece imposible. “Yo mismo llegué a pesar 117 kilos. Hoy peso 81, pero sigo en proceso. Esto no va de números rápidos”, explica mientras habla pausado, como quien conoce de primera mano la batalla silenciosa contra la obesidad. Su historia personal es también la semilla de Lonvital, el proyecto que fundó para demostrar que perder peso es solo una parte de algo mucho más grande: cambiar la vida de quienes creen que ya lo han intentado todo. “Muchos métodos fallan porque se basan en agotar la fuerza de voluntad. Y la fuerza de voluntad es limitada; no se puede consumir de forma indiscriminada”, reflexiona. Para él, la clave está en no poner todo el peso del cambio en la motivación puntual, sino en construir un sistema que acompañe a cada persona de forma real. “La gente viene con un número en la cabeza, pero la salud no se reduce a la báscula. Hay que ver qué hay detrás: el estrés, el sedentarismo, los problemas de sueño«.
Lonvital nació, como define su fundador, de combinar ciencia y tecnología con un acompañamiento humano constante. En sus propias palabras, “la combinación de la ciencia con la tecnología permite crear un método real y personalizado. Todos sabemos la teoría, pero sin herramientas y apoyo, el problema persiste”. Para ello, la empresa pone en manos de los pacientes una aplicación, una báscula inteligente y una pulsera que mide desde la calidad del sueño hasta la frecuencia cardíaca. Con esos datos, el equipo de especialistas ajusta cada paso del tratamiento.
Christian explica que muchas personas llegan sin ganas de gimnasio ni dietas extremas, y acaban pidiendo ellas mismas una rutina de pesas o una tabla de ejercicio. “Es muy bonito ver cómo alguien que solo iba del sofá a la cama, después de un tiempo, te dice: ‘Ahora me apetece cuidarme más, me veo capaz.’ Eso es lo que queremos: que la persona se dé cuenta de que puede, sin sentirse sola”.
El servicio incluye nutricionistas, médicos, entrenadores y psicólogos que trabajan de forma coordinada. “Nosotros rompemos esa imagen de que un psicólogo es solo para quien está ‘loco’. El apoyo emocional es clave para no rendirse. La gente lo descubre cuando ve que mejora no solo su peso, sino cómo duerme, cómo afronta el estrés…”.
En su modelo, la cercanía no depende de acudir a una consulta física. Todo se hace online, pero cada paciente sabe que hay un equipo pendiente, un chat abierto, una llamada posible. “Si un especialista detecta algo raro en la evolución, se genera una alerta interna. Así podemos adelantarnos a cualquier obstáculo”, explica.
Preguntado por el futuro, su visión es clara: «Monté esto para mi, pero también para doblar la curva de la obesidad en España. Cada año sube uno o dos puntos. Mi objetivo es que, en tres años, Lonvital tenga la capacidad de frenar esa tendencia.” La prevención y la longevidad forman parte de la hoja de ruta. La empresa trabaja ya en un nuevo servicio que va más allá del peso: “Queremos que la gente viva más y mejor. Trabajamos con indicadores como los telómeros, que muestran la edad biológica real. La idea es ofrecer tratamientos que ayuden a retrasar el envejecimiento con alimentación, actividad física y estabilidad emocional”, cuenta entusiasmado.
El consejo de Christian es claro: “El peso es solo un síntoma; lo importante es transformar hábitos, recuperar la energía y aprender a cuidarse para siempre.” Eso demuestra que la salud no se basa solo en números ni en dietas de corto plazo, sino en entender que cada cambio cuenta y que nadie debería recorrer ese camino solo.
