Texto: Sandra Cuenca/ Fotos: Ascensión Rosales
Ana Belén está a punto de cumplir 41 años, es maestra de Educación Primaria y nacida en Calzada de Calatrava, Ciudad Real. Maestra, atleta, madre y una gran luchadora
Hablar con Ana Belén es como un chute de buenas vibraciones, sabía algo de ella, pero debo decir que me ha sorprendido. Durante la entrevista se emociona varias veces, sobre todo cuando habla de Celia, su hija de diez años. Le ha gustado el deporte toda su vida, desde el instituto, aunque la verdad es que el atletismo no lo había practicado. Hasta que se encontró en el momento de hacer la selectividad no se había planteado que estudiar, y como el deporte le gustaba decidió hacer la carrera de INEF. Estuvo preparándose para las pruebas de acceso a la universidad, y la mala suerte es que la noche anterior al examen se puso con cuarenta de fiebre por una otitis. Su padre la llevó a Toledo, pero la tiraron en la primera prueba. “El destino no quiso que la hiciese, porque eché los papeles para educación física aquí en magisterio en Ciudad Real y me cogieron. Las cosas en la vida pasan por algo, y no hay que darle más vueltas”. Empezó a trabajar y siguió practicando deporte en el gimnasio, haciendo aerobic o zumba.
¿Cuándo empiezas a practicar atletismo?
Cuando me quedé embarazada ya no podía seguir practicando el deporte que hasta ese momento hacía, por lo que empecé a salir a andar todos los días. Tengo a la niña, y al querer recuperar mis clases en el gimnasio me di cuenta que era imposible tener un horario con un bebé en casa. La verdad es que me agobié un poco. Una tarde del mes de diciembre, la niña estaba echándose la siesta, pensé en ponerme las zapatillas y salir a correr, lo hice. Ese primer día aguanté 45 minutos del tirón Y me di cuenta de que podía hacer deporte sin un horario marcado, así empezó la cosa. Me quité del gimnasio y empecé a salir a correr yo sola. El director de mi colegio, que además es mi amigo, también salía a correr, e incluso pertenecía a un club y participaba en carreras, es él el que me dice que salga con ellos. Al principio no quise, a mí me gustaba ir a mi ritmo, y tampoco me apetecía meterme en carreras para competir, yo hacía deporte para estar en forma. Siguió insistiendo, y un día me decidí a salir con ellos. Tenía una pandilla muy chula y el ambiente era muy bueno, así que empecé a salir con ellos a entrenar.
Y llegan las carreras, ¿no?
Sí, al tiempo me animaron a participar en una carrera de 10 kilómetros, aquí, en Ciudad Real, y al principio dije que no, sabía que iba a haber mucho nivel. Pero como creo que soy fácil de convencer- ríe– participé, y la verdad es que me gustó mucho aquella experiencia. La sensación de correr y cruzar la meta es lo mejor, por lo que quise repetir y me apunté al Club de Atletismo Quinto Aliento, y ahí sigo. Somos doscientos socios, por lo que empecé a conocer gente, a veces entrenaba con ellos y otras sola. Fui poco a poco, participando en carreras y entrenando algo más en serio. En la primera carrera, algo más en serio por el tiempo, hice podio, ahí me di cuenta de que quería seguir, esforzarme más y entrenar mucho más en serio. Al cabo del año, me planteé hacer una maratón, los 42 kilómetros imponían mucho, pero mis compañeros volvieron a animarme. A mí, échame los kilómetros que quieras, la velocidad la trabajas, pero me cuesta mucho, yo soy de resistencia y me animé. Hice mi primera maratón aquí en Ciudad Real, sin reloj, salí con mi grupo de entrenar y cuando me di cuenta que estaba fuerte, empecé a tirar, hice sola casi toda la carrera. Mi sorpresa, y la de todo el mundo fue llegar a meta y mirar el tiempo en el crono, hice 3 horas con 23 minutos. Nadie se creía, ni yo misma, que haría ese tiempo, y más por el momento personal que estaba pasando, porque a los pocos meses me divorcié, por lo que corrí con mucha ansiedad encima. Para mí correr y entrenar fue una liberación ante esa situación. Antes de aquel primer maratón, yo tenía claro que iba a tirar lo que me dieran las piernas, y cuando llegué a meta, vi el reloj y vi a mi hija…me puse a llorar. Ya llevo ocho maratones, ahora correré el noveno en Ciudad Real, y entre medias muchas competiciones, en unas hago podio y en otras no.
¿Cuánto tiempo dedicas a entrenar ahora?
Pues ahora mismo entre cuatro y cinco días a la semana, para poder correr una maratón tienes que acumular kilómetros a la semana. Soy muy cabezona y si me apunto a algo quiero hacerlo bien, para ir y cubrir expediente no me gusta, no va conmigo. Me sacrifico y me esfuerzo mucho y quiero conseguir resultados. Hace veinte días hice el Calar del rio Mundo, 45 kilómetros, quedé segunda de categoría.
Sois muchas las mujeres que competís en atletismo, ¿sigue habiendo demasiada competitividad por parte de los hombres hacia vosotras?
Yo creo que los hombres, al igual que las mujeres, son recelosos. En algunas carreras he adelantado a hombres y no les ha gustado, no quiero que esto suene feminista, porque a mí también me ha fastidiado cuando otra mujer me ha adelantado. Creo que esa competitividad hace superarte a ti misma. En algunas carreras sí que he visto que la meta para algunos era adelantar a Ana, yo no soy la meta, hay muchos con mejores tiempos que yo. Creo que es un tira y afloja. Mi madre me dice a veces que cómo puede ser que adelante a chicos altísimos, yo la explico que no importa la altura, ni estés más gordo o flaco, nunca subestimes a un gordito en una carrera, porque te puede sorprender. Puedo decirte, hablando de la mujer en el deporte, que por ejemplo aquí en la provincia hay dos mujeres que destacan y que son la envidia de muchos hombres. Lo estamos demostrando, estamos luchando con mucho sacrificio.
¿Qué le dirías a alguien que quiere empezar a practicar atletismo?
Ahora mismo tengo unas chicas jóvenes que han empezado a correr conmigo. Se encontraban sin agilidad, ya no es solo a nivel físico o querer adelgazar, es una terapia natural que te hace desconectar de tus problemas y liberarte. El deporte es mi psicología. Yo hago deporte y me olvido de todo, y sobre todo vuelvo a casa nueva.
Pero si vas sola no puedes hablar con nadie, ¿no te hace ir dándole vueltas a la cabeza mientras corres?
Si salgo a correr sola a veces me llevo a mi hija, que ya tiene 10 años, ella va con la bicicleta y yo corro. A Celia, mi hija, la estoy inculcando el deporte, me acompaña a las carreras, me espera en meta y se siente muy orgullosa de mí. Me gusta que tenga esos valores desde chiquitita, y quiero que cuando crezca y se convierta en adolescente, lo que está viviendo ahora le sirva para algo. Mi hija es mi ilusión, cuando llego a meta y la veo ahí esperando es lo más bonito. He luchado mucho y ella es lo más grande que tengo, junto con mis padres. A mi madre le dediqué mi última carrera, acaba de pasar por una enfermedad, cuando llegué a la meta después de ocho horas corriendo, me puse a llorar.