jueves, marzo 28, 2024

Cristina Narea: “Si uno compone dejándose fluir, sale lo auténtico”

Texto: Javier Cuenca/ Fotos: C.N.

Acaba de publicar “Viento Sur”, un EP de seis canciones en el que el País Vasco y sus tradiciones han servido de inspiración para la mayoría de las piezas que lo integran. Cristina narea (Santiago de Chile, 1962) ha querido que su nuevo trabajo como cantante y compositora tenga un sonido muy acústico, muy desnudo, por lo cual ha decidido grabarlo esencialmente con una guitarra y un piano, un formato que la acompañará en los conciertos que estará ofreciendo por diferentes lugares de la geografía española. Hemos hablado con ella para que nos lo cuente.

La voz de Cristina Narea no les resultará desconocida a quienes hayan escuchado alguna vez discos de Nacha pop, Antonio Vega o Luis Eduardo Aute, puesto que antes de empuñar una guitarra y lanzarse al panorama musical como cantautora, realizó coros para esos y otros artistas. Estos días anda presentando su nuevo trabajo discográfico, “Viento Sur”, en el que se ha dejado seducir por el País Vasco y sus raíces, donde vive desde hace algún tiempo.

Cuenta Cristina a Más Noticias que este disco es “muy especial” en su trayectoria no sólo porque es su “último hijo”, sino porque está formado por canciones que “surgen de un cambio bastante importante en mi vida”. “Vivía en Madrid, me vine a vivir al País Vasco, y me quedo tan impresionada, tan impactada con el cambio radical de vida, con el paisaje, con el mar, con la gente, las leyendas y las historias que pueblan el País Vasco que empiezo a componer canciones”, explica. De esta forma se le ocurrió que podía hacer un disco en el que dejar constancia de esa fascinación, a la vez que rendir un homenaje a la cultura vasca, y así nació “Viento Sur”, una expresión que se utiliza mucho en el Norte.

Relata que empezó a ir al País Vasco antes de la pandemia para ofrecer conciertos y recitales poéticos, y de pronto le apeteció introducir un cambio en su vida y mudarse allí. Una vez instalada, y según pasaban los días, se le ocurrió empezar a dar forma a un disco inspirado en el país vasco.

Una vez iba a una tienda de música por aquí, con unos amigos en el coche, y vi un monte que se llama Anboto, que es una maravilla, muy impactante para los que nos gusta la naturaleza, y me empezaron a contar historias de la diosa Mari, que vive ahí y protege a los habitantes del lugar. Toda una leyenda. Me empecé a documentar y, sí, hay inspiración, pero también hay trabajo de investigación, de leer, de hablar, de preguntar, y del día a día”, cuenta la artista.

Si bien es cierto que hay un cambio en este disco respecto a la música anterior de Narea, precisa la cantante y compositora que ese cambio ya venía produciéndose desde su anterior trabajo, el recopilatorio “Huesos de mar”, donde intentaba encontrar de algún modo una fusión, un mestizaje sonoro entre sus raíces chilenas, que estaban un poco difuminadas, y la canción de autor, cuidando mucho la armonía, las letras y las melodías.

Allí fusioné de una manera bastante curiosa los ritmos y sonidos del folklore de Latinoamérica con lo electrónico. Luego, al venirme aquí al Norte, me llamó mucho la atención también la música popular vasca, las historias, y también hay parte de esa como nostalgia, melancolía, que hay en las melodías de mis canciones, que no es impuesta, sale así. Es una parte de mi proceso, cada uno tiene el suyo y el mío va por estos derroteros ahora”, explica.

El disco incluye cuatro canciones nuevas y una compuesta anteriormente, dedicada a Violeta Parra, que se ofrece en dos versiones: la original, que le encargaron para un disco dedicado a la mítica compositora chilena, y otra grabada nuevamente, a piano y voz. “La quise incluir porque creo que es parte de esa transición de mi trabajo musical y de letras entre las canciones de antes y las de ahora”, argumenta.

Respecto al sonido acústico del álbum, que impera igualmente en los conciertos, dice que una de las cosas positivas que le ocurrieron al mudarse al País Vasco fue conocer a un pianista de jazz llamado Rafael Acebes. “Un día fui a su casa y le mostré parte de mi trabajo para ver si podíamos colaborar, él con el piano y yo con la guitarra, y hubo muy buena sintonía entre los dos. Y hasta hoy. Sonamos muy bien en directo, aunque lo diga yo, y tenía ganas de grabar el disco a trío: piano, guitarra y voz. En algunas canciones incorpora la melódica, que es un instrumento más, y nada más”, cuenta.

Le hago notar que aunque el disco tiene, efectivamente, mucho del Norte, también hay en él una sonoridad muy latinoamericana. “Claro” admite. “Si uno compone dejándose fluir y sintiéndose como túnel o eslabón de esa magia que hay, de ese misterio, y del instrumento y el papel, realmente sale lo auténtico. Si no quieres impostar, si no quieres hacer un producto ficticio, te sale lo que eres. Y esto es lo que soy. Soy bastante mestiza y tengo influencias muy variadas”. Pueden comprobarlo en los próximos meses porque Cristina Narea visitará diferentes lugares para presentar este “Viento Sur” gestado en el Norte.

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