Texto: Cristina Abajo/ Fotos: Sandra Cuenca
El cantante y compositor David DeMaría celebró anoche su 25 aniversario en el mundo de la música
David DeMaría fue homenajeado anoche con una celebración sorpresa, rodeado de sus amigos, de numerosos profesionales del mundo de la comunicación y de personajes conocidos como el actor Javier Losan, que ha terminado de rodar la cuarta temporada de la serie «El pueblo» y que el próximo 16 de marzo estrenará la obra de teatro «Uz: el pueblo» en las Naves del Español en Matadero de Madrid o la periodista Lydia Lozano que tampoco quiso perderse el evento.
A lo largo de esta maravillosa velada, de ambiente amable y distendido, los asistentes pudieron disfrutar de toda una variedad gastronómica, ofrecida por el nuevo restaurante de moda, FIJO, acompañada de una cata de vinos única gracias a los Vinos Talamingo y la presentación de la Ginegra premiun Melifera, recién llegada desde Francia y pionera en su compromiso con la biodiversidad.
El evento privado acabó convirtiéndose en todo un deleite para los sentidos. El restaurante FIJO, conocido por su apuesta por la cocina en miniatura, permitió, como de costumbre y tal y como siempre persigue su artífice, Francisco José Abajo Abril, de la mano del chef peruano, Fidel Meza López, que los asistentes disfrutaran de diferentes bocados, tanto de cocina española como peruana, debido a la variada oferta gastronómica que ofrece su carta, que, a pesar de ello, se centra en estos dos tipos de cocina.
Pasaban los minutos mientras el restaurante comenzaba ofreciendo unas bombas de huevo con panceta ibérica y trufa, seguido de sus sabrosas croquetas, de jamón ibérico, de trufa y de torreznos con ají picante, unos gambones envueltos en kataifi con un toque de menta y, como guinda del pastel, una tarta sorpresa de queso y chocolate en honor a David DeMaría.
Este coqueto restaurante se caracteriza por su cocina en miniatura, que permite disfrutar de distintas de sus especialidades, pudiendo el comensal satisfacer distintos antojos sin necesidad de pedirse una ración, palabras de Francisco José, que tras toda una vida ejerciendo como reconocido procurador, decidió aventurarse en el negocio de la restauración, cumpliendo toda una ilusión.
Esta degustación culinaria era más que necesaria para acompañar la extensa y exquisita cata que ofrecía Vinos Talamingo, a través de toda una selección que iba desarrollando una de las personas que mejor puede conocer la exquisitez, el esfuerzo y el carácter único de sus vinos, Manuel Ramos, uno de los miembros más jóvenes de la familia que comenzó el negocio artesanal allá por 1925 en San Clemente, Cuenca.
Casi un siglo después, con la basta experiencia generada a lo largo de los años, la finca La Gallega cuenta con viñedos propios en espaldera, rodeados de bosque mediterráneo, suelos arcillosos que retienen la humedad y una distancia máxima de 2 km entre las parcelas donde comienza el proceso de recolección hasta la tolva de vendimia en la que la uva es depositada. De esta manera, tal y como nos explicaba Manuel, los detalles son lo que les hace únicos, la ilusión que comparten como amantes del vino, la elaboración de tiradas limitadas en número para asegurar siempre la mejor calidad, la selección de las mejores uvas a la hora de someterlas a la vinificación, y tantos otros detalles que se podrían seguir explicando. En esta línea, los vinos que producen son únicos, con capa profunda, gran intensidad aromática y sabrosos por naturaleza, de Merlot, Cabernet Sauvignon, Shiraz y Bobal en tintos, y, por otro lado, Chardonnay en blancos.
La cata contaba con diferentes apuestas, su vino blanco de Uva Chardonnay, el rosado de uva Bobal y tres tintos, de Syrah 2021, Cabernet Sauvignon/Merlot de 2019 y Merlot de 2019, por lo que, a pesar de la dificultad de escoger entre lo que fue todo un éxito, fue el blanco, de intensidad aromática tropical, fresco en boca y equilibrado, así como el tinto Merlot de 2019, con 17 meses en barrica de roble francés y americano, envolvente y afrutado, los que causaron mayor sensación.
Por último, pero no menos importante, hemos de hablar de Melifera, la ginebra que, a través de su presentación, protagonizó tanto la llegada, a través del recibimiento de los invitados con un coctel de bienvenida a base de miel, limón y la protagonista en cuestión, apto para todos los gustos, ayudando a entrar en calor y aportando un toque alegre a la entrada del evento. Y, como era de esperar, también cerró el evento ofreciendo un Gin-tonic que nadie quiso perderse. ¿Por qué? Porque la ginebra premium Melifera produce un equilibro perfecto. Se trata de una ginebra con un acabado difícil de encontrar, floral en nariz, sutil, fina, a base de angélica, bayas de enebro, flor Inmortelle y otras plantas nativas, lo que en otras palabras se podría definir como un deleite para el gusto, a causa del equilibro que han logrado entre la potencia y la delicadeza.
No solo es una apuesta segura, sino que Romain de Minteguiaga, Brand Ambassador de Melifera, originario de Francia, a nuestras tierras, nos hizo partícipes de la tan interesante historia de Melifera, una marca comprometida, dedicada al esfuerzo por la preservación de la biodiversidad, producida de forma artesanal y con un profundo respeto por la tradición, una ginebra nacida de la alquimia de una flor, la Inmortelle y una tierra legendaria, Olerón. La leyenda de esta ginebra se puede apreciar en los detalles de su botella, recubierta por una preciosa corona de flores grabada en relieve, un hermoso diseño que no pasa desapercibido.
Definitivamente fue un evento extraordinario, sensorial, agradable y divertido, de celebración musical, de disfrute, con el placer de poder escuchar cantar a David DeMaría a solo unos metros, que tuvo el inmenso detalle de coger una guitarra y brindarnos con algunos de sus mayores éxitos, que, por supuesto todos nos sabíamos, así como de darnos a conocer algunas de sus últimas creaciones, que ya forman parte de su último disco, “A estas alturas del partido, 25 años”.
Enhorabuena a todos ellos y en especial a David DeMaría, por hacer de un martes cualquiera una tarde-noche inmensamente cautivadora.
