Texto: Sandra Cuenca
Flavia Forni e Icíar Ventepan son las fundadoras de Cía. La Peatonal, y el próximo 8 de agosto estrenan «Tengo hambre es jueves» en el Teatro Lara de Madrid.
Flavia Forni tiene 26 años e Icíar Ventepan tan solo 21, pero a pesar de su juventud, estas dos mujeres han fundado Cía. La Peatonal, y van a estrenar la que es su primera producción teatral: «Tengo hambre es jueves«. Esta obra, escrita por Flavia, habla del duelo por desamistad y es parte de una vivencia personal de la autora, además, han ganado el Premio a Mejor Montaje y Mejor Dirección en el Festival Mutis 2024 de Barcelona.
Icíar Ventepan es madrileña y solo tiene 21 años, nos cuenta que empezó en un grupo de teatro a los 14 años, en Réplika, y aunque solo iba una vez a la semana, ya sabía que el mundo del teatro le gustaba. «Cuando tenía 16 años escribí una obra que la hicimos en Réplika y ahí me empezó a interesar un poquito más la dramaturgia. Cuando cumplí los 18 años supe que tenía que ponerme a estudiar en serio, y tres años después me gradué«, nos cuenta Icíar. De esa graduación hace un año y aunque reconoce que es bastante joven, sabe que más allá de su paso por Réplika siempre ha intentado compaginar la escritura con la dirección, tiene claro que ese gusanillo lo lleva dentro desde hace muchos años. Empezó la carrera de Comunicación Audiovisual en la Universidad Complutense, pero lo dejó porque comenzó a trabajar en una productora audiovisual. «Aquello me proporcionaba muchos conocimientos, pero había mucho más, y aunque lo que más me interesaba era el teatro y lo estaba estudiando en aquel momento, conocer el cine, que es otra manera de actuar y no solo delante, si no también detrás de las cámaras, me parecía muy interesante«, recuerda. Reconoce que aprendió mucho acerca del proceso creativo y organizativo, que ahora con los años y, al haber creado La Peatonal, le ha servido de mucho. Hace un año que crearon la compañía y recuerda que después de tantos años formándose en Arte Dramático, dudó de si seguir estudiando y meterse en otra institución para estudiar dirección. «Ahora siento que lo que quiero es ejercer, soy muy joven, es verdad, pero elegí esta profesión que es la más bonita del mundo y a la vez muy complicada. Aunque sea muy difícil encontrar trabajo hay que hacerlo y si tienes que crearlo tu misma con tus amigos, se crea«, añade Icíar.
Flavia Forni tiene 26 años y es ítalo-española, su madre nació en Roma y su padre en Madrid, ella ha vivido toda su vida en San Lorenzo del Escorial. Sus padres son bailarines de Danza Clásica y han podido vivir de ello toda su vida. «De ahí que siempre haya tenido el gusanito de estar encima de un escenario, creo que lo llevo en la sangre«, reconoce. Flavia recuerda que hizo algo de danza cuando era pequeña y también un poco de música en el conservatorio y que con 14 años probó el teatro en una pequeña escuela que abrieron en su pueblo y que después cerraron. «Fue entonces cuando supe que era aquello lo que me gustaba, estar sobre unas tablas hablando y buscando que hacer encontré Réplika, donde estudié hasta la diplomatura» recuerda Flavia. Terminó justo en la pandemia y fue cuando se preguntó qué iba a hacer en aquel momento si todo parecía un vacío absoluto. «Me fui a Sevilla y estuve en el Laboratorio de Creación de Atalaya, eso me hizo ver, un poco como a Icíar, que había escogido una carrera preciosa y complicada y que tenía que buscar la manera de salir adelante«, apunta. Para Flavia ahora, dentro de La Peatonal, el teatro es comunidad, es hacer lo que puedas con tus amigos que se dedican también a esto y por eso escribió una obra que se convirtió en la primera producción de la compañía, «Tengo hambre es jueves«, y tiene claro que el objetivo principal es que «la compañía coja fondo, tire para adelante y que nos dé de comer«.
Icíar, ¿Cómo surge la idea de crear La Peatonal? ¿Vosotras os conocíais de antes?
A ver, esto es bastante gracioso, porque claro, Flavia y yo nos llevamos algunos años… Cuando yo estaba a punto de entrar a la diplomatura, es decir, cuando estaba decidiendo si quería dedicarme a esto de manera profesional, yo era muy chiquitilla, un día de verano me fui a ver una muestra de los que estaban cursando en Réplika y que estaban haciendo un montaje de Lorca. Cuando vi a Flavia me encantó y pensé que era muy buena actriz, me flipó lo que hacía y en aquel momento me convertí en su fan secreta (risas).
Varios años después, al entrar en la carrera de comunicación audiovisual, en mi clase había una chica que es muy amiga de Flavia, yo iba a entrar en Réplika también. Así que la escribí y le dije que quería trabajar con ella, que teníamos que hacer algo juntas, esa fue la primera vez que nos pusimos en contacto, un poco desde el fanatismo. Acabamos trabajando juntas para probar a ver que tal nos iba, sin apenas conocernos, solo por el hecho de que nos gustaba el trabajo de la otra. Grabamos un corto que había escrito Flavia en la productora en la que yo estaba trabajando, esa fue la primera vez, en 2021. Es verdad que podría haber salido mal la creación de La Peatonal, porque no tenemos tanto detrás, ni amistosamente ni laboralmente, pero yo creo que lo que nos unió, por muy poético que suene, fueron las ganas de trabajar. Ambas estábamos en la misma sintonía, las dos queremos hacer y hacer y, si no sale, lo buscamos, somos muy cabezotas y nos buscamos mucho la vida. Esto es algo que teníamos en común desde el principio, después, vinieron las típicas conversaciones teatrales. Lo cierto es que nuestros gustos coincidían y se complementaban de alguna manera, ambas, además de habernos formado en Réplika, tenemos ciertas cosas que le interesan a una y a la otra no tanto, pero nos vamos como enseñando y compenetrando, introduciendo a la otra en otros lenguajes teatrales y en otras disciplinas.
Flavia, hace un año que nació La Peatonal…
Sí, el año pasado por estas fechas estábamos decidiendo que nombre ponerle a la Compañía. El 5 de julio de 2023 firmábamos nuestros estatutos para enviarlos al registro, además, una cosa que nos caracteriza a ambas y que no sabíamos, es que somos de querer hacer las cosas como muy bien organizadas a la primera. El año pasado, cuando Icíar me llama y me dice que ha terminado la diplomatura, que ha hablado con nuestros maestros para hacerles la típica pregunta cuando uno acaba de estudiar: ¿Y ahora que hacemos? y ellos le contestan que lo que teníamos que hacer era montarnos nuestras propias cosas, montar y hacer, y que mientras tanto saliese lo que tuviera que salir. En esa llamada, Icíar me dice que quiere que hagamos algo, en ese momento yo estaba escribiendo la obra, bueno, la estaba ya ensayando con el que también forma parte de este tripartito, Jaime Cano, que es el que ha dirigido las primeras dos producciones, y le dije a Icíar que adelante. Tuvimos nuestra primera reunión y las dos fuimos con nuestros cuadernitos para apuntar los deberes: crear una asociación, Agencia Tributaria… Normalmente, cuando se empieza un proyecto es como que uno tiende a tirarse a los leones directamente, pero nosotras queríamos hacerlo lo mejor posible desde el principio.
¿Y el nombre de la Compañía?
Flavia: Esa fue nuestra primera dicotomía, el nombre de la compañía, que es muy importante. No sé como salió lo de La Peatonal al final, la verdad, Icíar quería que el nombre acabara en «al», pero yo tenía mis dudas, ya que uno de los bares de mi pueblo se llamaba así, a ella le gustaba y a mi también. Esa primera semana estuvimos buscando opciones, porque ante todo ambas queremos ser lo más justas posibles, es decir, estar de acuerdo al cien por cien aunque haga falta hablarlo ochenta horas. Al final nos quedamos con La Peatonal, por aquello de decir que por la peatonal pasa todo el mundo y porque lo que queremos es hacer teatro con cuánta más gente mejor.
Icíar: Creo que todo ocurrió de una manera muy natural, en el sentido de que nosotros queríamos tomar una decisión equitativa y muy meditada, como es el nombre de una compañía. De manera indirecta, preguntamos a nuestros amigos cercanos, les dimos las tres opciones que más nos gustaban y, casualmente, cuando nos preguntaban cómo íbamos ya se referían a la compañía como La Peatonal.
«Tengo hambre es jueves», ¿es vuestra primera producción o es la segunda?
Flavia: Es la primera. La estrenamos el año pasado, el 8 de septiembre, en la Sala Azarte, y ahora lo que vamos a hacer es la segunda temporada en el Teatro Lara. Estaremos desde el 8 de agosto hasta el 12 de septiembre todos los jueves. Nosotros queríamos contar, desde el principio, con Jaime Cano, que es un amigo y compañero muy querido. Todo fue como una casualidad, nosotros ya estábamos haciendo la obra, medio empezando a ensayar cuando Icíar me llamó, ya teníamos el camino medio hecho y podíamos empezar. Yo no suelo creer en el universo o en el destino, pero creo que es ese sentido si que confluyeron bien los astros.
Flavia, tú eres la autora de la obra, y he leído que que está basada en una vivencia personal…
Sí, está basada en varias vivencias personales, es un poco como una mezcla. A mí me ha pasado, yo tengo muchos amigos y amigas con las que he pasado esos momentos de estar todo el día juntos, hacer planes y un enamoramiento de amigos y amigas. Yo he tenido discusiones y momentos un poco más dolorosos con algunas de ellas, que me han dolido más que algún desamor. De este tema se está empezando a hablar ahora, pero el lenguaje que se crea en una amistad o los recuerdos que se guardan en la memoria son totalmente equiparables a lo que es una relación amorosa. Yo creo, que al fin y al cabo es una relación y tiene su historia, por eso, para mi siempre ha sido un tema que ha estado ahí estos últimos años, pero que no se ve mucho. Siempre escuchamos canciones, vemos películas y leemos novelas de desamores, pero es que, a lo mejor, lo que yo echo de menos es a mi amiga o a mi amigo, lo que hacíamos juntos y que ahora, por «x» ya no lo hacemos. ¿Qué hago con ese sentimiento?
Aún eres joven, Flavia, pero te aseguro que según vayas cumpliendo años algún que otro amigo se quedará por el camino…
Lo sé, lo que pasa es que yo soy muy nostálgica, entonces, es como que cuando agarro a una persona luego me cuesta soltarla. Además, creo que en estas edades es cuando se producen esos momentos que vas a recordar durante toda tu vida. Yo lo veo con mis padres, con los que tengo una relación muy cercana, ahora ya no se ven tanto, o no se llevan tan bien como antes con amigos de los que me cuentan historias de cuando tenían 20 años. Para mi es una pena y me pregunto mucho: ¿Qué ha pasado con eso?
Icíar, cuando lees la obra que escribe Flavia, ¿Qué es lo que más te atrajo o qué es lo que te empujó a hacer la obra?
En un primer momento, aparte de que me recordó un poco al corto que grabamos hace años, me pareció como la semillita, lo cual puede significar que Flavia tenía ya en la cabeza ese tema. Me pareció súper curioso, ya que estaba escrito de una manera que al yo leerlo, hacía que me preguntara constantemente, como iba a tomar forma, porque al final, es un texto súper honesto que va de dos amigos de nuestra edad, y no sabía como íbamos a tratar el lenguaje y como lo íbamos a trasladar a la escena. Lo cierto es que cuando Jaime entró en la ecuación, confié al cien por cien. A mi me pareció una obra preciosa y una parte de mi, que había leído el guion original, quería ir un poco a ciegas al estreno y así lo hice, quería dejarme sorprender, después de haber leído el texto de Flavia, y saber en lo que se había transformado con la entrada de Asier y de Jaime. Lo que más me llevo de «Tengo hambre es jueves«, es que al ver la obra, aparte de sentir un gran cambio de lo que yo había leído a lo que luego se hizo, fue que me sentí muy identificada y acabé llorando lo que no está escrito, porque ambos protagonistas son artistas. En el caso del personaje de Flavia, Fran es actriz, refleja muy bien la frustración de la industria, de hacer miles de casting donde tienes que acariciar a un perro invisible y de que no te cojan después de llegar a la última fase, lo que es la frustración del actor. Por otra parte, en términos de esa relación amistosa que tienen los dos personajes, yo me sentí muy identificada, porque con la profesión que hemos elegido a mi sí se me hace muy difícil compaginar relaciones de todo tipo: con mi familia, con mis amigos… es complicado. Al final, es una profesión que conlleva mucho tiempo, ensayos que duran horas, por ejemplo, al final, cuando estás trabajando en un proyecto le tienes que poner muchas horas, llegando un momento en el que posiblemente hayas estado 3 semanas sin ver a tus padres o amigos. No puedes salir de fiesta porque al día siguiente ensayas y te tienes que cuidar la voz… hay ciertas decisiones que tienes que tomar por la profesión que has elegido, intentando no dejar de lado a toda esa gente. Yo soy consciente de que no tengo la misma vida que mis amigos que eligieron estudiar otra cosa. Yo elegí el teatro, y creo que hay ciertas cosas que no entiendes si no te dedicas a esto. Todos nos hemos puesto a llorar porque nos han cogido en un casting y parece una tontería, pero es que hay muchas cosas que gestionar. La imagen, por ejemplo, creerte mejor o peor actriz en cuestión de que te cojan o no cuando no tiene nada que ver. Ahora mismo, estamos en un punto en el que a veces ni siquiera influye que seas buena actriz o que tengas un curriculum de sitios donde te has formado, es decir, hay demasiadas cosas que entran en juego que para mi la obra fue destructora. Pero es un poco cómica, ¡eh!
Flavia, sin hacer mucho spoiler, ¿Qué se van a encontrar los espectadores cuando vayan a ver la obra?
Pues se van a encontrar un viaje entre el presente y el futuro, o entre el pasado y el presente de esta relación en la que van a ver un poquito de todo. Van a ver la parte más bonita y la parte menos bonita, que creo que es algo que se puede hacer, tengas la edad que tengas, que de repente el público se pregunte el porque hace un año que no habla con un amigo o con una amiga. Se van a encontrar a una chica y un chico compartiendo algo más que un salón de casa.
Flavia, tu personaje es Fran y compartes escenario con Aris, que lo interpreta Asier Albertos ¿no?
Sí, Asier también es de Replika, de hecho, de la generación de Icíar. Estamos encantadísimas con él, ha sido un lujazo tenerle, sobre todo para el inicio de La Peatonal, ha sido una pieza muy importante.
Cuando el público vea la obra, ¿con qué sensación o con qué sentimientos os gustaría que salieran del teatro?
Flavia: Yo soy una persona muy nostálgica, ya te lo he dicho antes, aunque sea muy jovencita, lo he sido desde que tenía 7 años y aún recuerdo a que jugaba cuando era más pequeña. Me gustaría, como dice Jaime Cano en la carta del director, que se quede con esas punzadas de nostalgia, de acordarse de un buen momento o de uno triste con una sonrisa. Quiero que sea un lugar para que la gente se acuerde de algo que, a lo mejor, puede ser un poco doloroso porque al fin y al cabo es una perdida, pero que lo hagan con ese amor y cariño que caracterizan esos recuerdos.
Icíar: A mi me gustaría que alguien hiciese una llamadita a algún amigo al que lleva mucho tiempo sin ver, que se tomen una cerveza y se pongan nostálgicos.
Estrenáis el 8 de agosto y ya tenéis un premio al Mejor Montaje y Mejor Dirección del Festival Mutis de este año en Barcelona…
Flavia: Realmente, esta es la segunda temporada de «Tengo hambre es jueves«, porque el año pasado estrenamos en Azarte y estuvimos dos meses. Este año, en abril, fuimos a Barcelona al Festival de Mutis, la verdad es que fue nuestro primer bolo de gira con La Peatonal, luego siguió el SISCÒMEDY con «Follar y Ganar» que también tuvo bastante éxito. Estamos encantadas con este premio, empezar así es un gran lujo.
Y después del Lara en Madrid, ¿pensáis hacer gira?
Flavia: Esa es la idea, ahora estamos enviando la obra a varios sitios y nos tienen un poco pendientes. Nos gustaría sacar pronto nuevas fechas. Además, estamos preparando la siguiente producción de La Peatonal, que es radicalmente distinta a todos los trabajos anteriores. Es una adaptación de «Matrimonio Blanco» de Tadeusz Rózewicz y nos gustaría estrenarla en primavera de 2025.
Icíar: Con «Tengo hambre es jueves«, seguramente nos vayamos a Sevilla en octubre, al Teatro Triana, e intentaremos llevar todas las producciones, «Follar y Ganar» es más difícil que la cojan en algún sitio, porque es, completamente, una declaración de intenciones. Es para un público muy específico, pero es verdad que pretendemos visitar Sevilla con las tres producciones que tenemos actualmente.