Por Jaime Carrancio González
La educación, un pilar fundamental en el desarrollo de cualquier sociedad, ha experimentado una transformación sin precedentes en la era de las redes sociales. Con la llegada de los llamados «profesores influencer», se ha desatado un debate sobre los límites éticos, la efectividad pedagógica y el impacto en los estudiantes.
En primer lugar, debemos comenzar con La protección de imagen en los menores. Con el incremento exponencial de las redes sociales y la omnipresencia de la tecnología, los niños y adolescentes se encuentran cada vez más expuestos a la mirada pública. En este sentido, los profesores deben ser especialmente conscientes del impacto que puede tener el uso de la imagen de sus alumnos en plataformas en línea. La legislación y las políticas internas de las instituciones educativas suelen requerir el consentimiento expreso de los padres para cualquier tipo de publicación que incluya la imagen de un menor. Esto se debe a la necesidad de salvaguardar la privacidad, la seguridad y la dignidad de los estudiantes, protegiéndolos de posibles consecuencias negativas, como el acoso cibernético o la explotación.
Después, continuamos con la popularización del profesor influencer en el entorno educativo, pero ¿es esta tendencia beneficiosa para la enseñanza o simplemente una búsqueda de fama y reconocimiento? Si bien es cierto que algunos educadores han utilizado su presencia en las redes sociales para compartir recursos, ideas y experiencias educativas innovadoras, también es importante reconocer que no todos los profesores son aptos para este rol. Aun así, se podría afirmar que ya encontramos un influencer en cada institución de enseñanza.
La popularización de los profesores influencer ha llevado a una diversidad de estilos y enfoques educativos en línea. Desde aquellos que utilizan plataformas como Instagram y YouTube para compartir consejos pedagógicos, hasta los que incorporan elementos de cultura pop en sus lecciones, como emplear canciones famosas con la supuesta intención de enseñar a contar.
Entonces surge el famoso dilema, ¿Enseñar o ganar seguidores? Encontramos el caso del famoso @maestrodecolegio, que ejemplifica la dualidad de la influencia en la educación. Su enfoque creativo y lúdico ha cautivado a miles de seguidores, pero también ha generado controversia debido a prácticas cuestionables. El uso de cartas de Pokémon y de Hearthstone como recompensa al buen comportamiento, ofreciendo la posibilidad de mover un examen utilizando una carta u obtener puntos extras para subir la nota. Esto plantea interrogantes sobre la integridad académica y la equidad en la evaluación.
Por otro lado, encontramos al tiktoker @alvaropatoon que ha optado por una estrategia más controvertida al divulgar respuestas de sus estudiantes de primaria en voz alta, sin considerar las implicaciones éticas y pedagógicas de exponer el trabajo de sus alumnos en un espacio público. Este enfoque, aunque pueda generar interacciones y seguidores, socava la confianza y la privacidad de los estudiantes, a pesar de no mostrar la imagen de sus estudiantes en ningún video.
Esto lleva a hacernos una última pregunta: ¿Dónde es más eficaz el estudiante, en un entorno flexible o en un entorno estricto? Mientras algunos expertos argumentan a favor de un entorno flexible, que fomente la autonomía y la creatividad, otros abogan por un enfoque más estructurado y disciplinado.
La realidad es que no existe una respuesta única, ya que cada estudiante tiene necesidades y preferencias diferentes. Algunos pueden prosperar en un entorno flexible, donde puedan explorar y experimentar, mientras que otros pueden requerir estructura y dirección para alcanzar su máximo potencial. Puede que algunos estudiantes acaben siendo grandes químicos con el kit del quimicefa en clase frente a otros que necesitan explicaciones más serias. La clave radica en encontrar un equilibrio entre ambos enfoques, brindando a los estudiantes la libertad para aprender y crecer, pero también estableciendo límites y expectativas claras.
El comienzo de los profesores influencer en el ámbito educativo plantea una serie de desafíos éticos, pedagógicos y sociales que requieren una reflexión profunda por parte de toda la comunidad educativa. Si bien es cierto que estas figuras pueden aportar innovación y dinamismo al proceso de enseñanza, también es fundamental considerar los límites éticos, el respeto a la privacidad y la integridad académica de los estudiantes. La educación debe mantener un equilibrio entre la adaptación a las nuevas tecnologías y la preservación de los valores fundamentales que garantizan un entorno educativo seguro, inclusivo y efectivo para todos. En última instancia, el objetivo primordial sigue siendo proporcionar a los estudiantes las herramientas y el apoyo necesario para que puedan desarrollar todo su potencial y contribuir de manera positiva a la sociedad.
