martes, abril 30, 2024

Encontrar el amor en la red

Texto: Lucía Romano Maricalva

Las relaciones humanas siempre han sido el puzle que más nos ha preocupado encajar. Buscar gente con la que compartir experiencias es prácticamente una necesidad natural que no cambia a pesar de los años. Sin embargo, lo que sí que se ha ido transformando con el paso del tiempo es la forma de abrir nuestro círculo.

Esta necesidad de forjar relaciones cobra aún más fuerza cuando hablamos de vínculos amorosos. Desde la infancia una de las preguntas más recurrentes, a partir de cierta edad, es si tenemos pareja. Y es que el amor el sentimiento por excelencia, el que más preocupa alcanzar y no solo unifica a todos los demás, sino que además acaba convirtiéndose en un motor vital.

Sin embargo, vivimos en la sociedad del carpe diem que mira más por el placer instantáneo que por la construcción de una relación sólida a corto o medio plazo. Las formas que antes existían para enamorarse nos parecían demasiado lentas, y por eso, hemos decidido cambiarlas. Ni las cartas románticas, ni las llamadas al fijo, ahora lo que vale es Internet y su inmediatez.

En medio de la era tecnológica, ni siquiera nos conformamos con la posibilidad de comunicarnos telemáticamente a través de mensajes instantáneos. La necesidad de encontrar pareja es tal que nosotros mismos hemos creado espacios específicos dedicados a la formación de estos vínculos, aunque en la mayoría de las ocasiones se quede en una mera aventura.

“Tinder” es la aplicación global de citas que está en cabeza. Su funcionamiento consiste en la exploración de perfiles cercanos geográficamente al usuario. En su mano estará decidir si la persona que le aparece en pantalla le ha gustado, llevando su fotografía hacia la derecha, o si de lo contrario, va a llevar su perfil hacia la izquierda porque no le ha convencido.

Hoy más que nunca, debido a la inmediatez de estas nuevas aplicaciones además de la cantidad de perfiles que se pueden ver diariamente, es fundamental nuestra carta de presentación. Una plantilla básica que incluye una serie de fotografías con una pequeña descripción personal, la edad y el lugar de residencia. Una exposición tan pobre que nos reafirma la superficialidad de nuestra sociedad.

La regla básica que hace que esta forma de conocer a gente sea más sencilla que cualquier otra es que aquí no existen las calabazas. En el mundo de “Tinder” solo se puede hablar con alguien si el gusto es correspondido, lo que actualmente se conoce como un match. Esto puede ahorrarnos decepciones y malos tragos a corto plazo, pero nos puede llegar a generar un miedo al rechazo que cause problemas a la hora de establecer relaciones fuera de estos espacios.

Toda esta superfluidad aumenta los encuentros esporádicos, pero dificulta las posibilidades de crear una conexión sólida. Lo que antes era un perfil detallado con gustos, aficiones y personalidades, ahora prácticamente se reduce a un book de fotos que muchas veces ni siquiera es un reflejo de la realidad.

Como todo en Internet, las aplicaciones para ligar abren puertas y dan la oportunidad de conocer gente nueva y con intereses comunes de manera fácil y efectiva. Basta con mirar su evolución y crecimiento para verificar su éxito. Es tal el desarrollo, que ya no solo hay aplicaciones con fines sentimentales, sino que también se han creado espacios aún más especializados como “Joyce”, donde se busca el contacto con personas que mantengan una relación basada en el intercambio de parejas o en el poliamor.

Esto nos lleva a la conclusión de que la tecnología y las nuevas formas de conocer gente no son buenas ni malas, si no que lo importante es el uso que se haga de ellas. Creer que las personas son un mero catálogo para mirar y dar “like” o “dislike” es un error, al igual que pensar que la única forma adecuada de encontrar pareja en el siglo XXI es a través de la red.

Tener clara cuál es la meta con la que se está utilizando este tipo de aplicaciones es algo esencial. Es necesario saber si lo que se busca es algo fugaz o duradero para así también saber seleccionar el espacio en el que hacerlo. Si por ejemplo lo que se busca es algo lejos de cualquier apariencia, se puede recurrir a otras APPS como “Sappio” que trata de poner al mismo nivel la atracción física e intelectual a través de un test de personalidad.

Sería tan inútil tratar de acabar con estas nuevas formas de ligar como dejar que las buenas costumbres se extinguiesen. La era digital no puede acabar con nuestro lado más humano y romántico. Aunque el match se haya convertido en el rey de la conquista, nosotros no ganaríamos nada si dejásemos que guillotinase lo que antes eran las cartas de amor.

 

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