Fuencisla García: «El baloncesto me ha enseñado a entender la vida, a superarme y a trabajar en equipo»

Por Sandra Cuenca

La segoviana Fuencisla García ama el baloncesto, como ella misma afirma: forma parte de su ADN. Jugadora y entrenadora de baloncesto, Coach especialista en liderazgo y Agente de igualdad, una mujer comprometida con la prevención del acoso escolar y la inclusión en el deporte.

Los 17 años de Fuencisla marcaron el final inesperado de una prometedora carrera en el baloncesto. Una lesión de triada, menisco y ligamento, agravada por un accidente de tráfico algo más tarde, puso el punto final a una vida que hasta entonces había girado 24 horas al día en torno al baloncesto. Pero lo que realmente define su vida no es una lesión, sino la poderosa combinación de valores que la llevó de ser una jugadora de Primera División a una líder social y defensora de la infancia: Superación, Humildad y Empatía. «El baloncesto me ha enseñado a entender la vida, a superarme, al trabajo en equipo» afirma con convicción.

Fuencisla pertenece al Baby Boomer, creció en una Segovia donde el baloncesto tenía mucho auge, con equipos en la máxima categoría. Empezó a jugar con 8 años en el colegio y destaca a una persona muy especial y que tuvo mucho que ver en este deporte, Víctor López, que a día de hoy es profesor en la universidad. Fue él el que se preocupó de crear una especie de club, «ni siquiera éramos un club como tal, pero consiguió reunir a unos cuantos equipos de femenino, consiguiendo hacer algo muy chulo«, recuerda. Consiguieron patrocinadores y subieron a Segunda División, y es cuando llega Cuca Fernández al equipo como entrenadora, impulsándolas hasta estar en Primera División. «Con 14 años jugaba en el equipo de infantiles, en segunda división y en primera división. Mi vida era baloncesto, 24 horas al día» recuerda. Sin embargo, en el camino hacia la élite, aprendió la lección más importante: la humildad ante el éxito efímero. «He vivido que vitoreé un pabellón entero tu nombre y sentirte una diosa, sabiendo que cruzas el pabellón y no eres nadie. Y esa gestión de las emociones… es muy importante, porque luego te enseña cómo afrontar dificultades«.

De jugadora a mentora: entrenando el corazón, no solo las piernas

Tras su retiro forzado, su vínculo con el deporte continuó desde el banquillo. Como entrenadora de un equipo juvenil, Fuencisla no busca trofeos, sino un impacto social profundo. Su equipo estaba formado por «chicos que les echaban de todos los clubes, que les decían que no valían para nada. He tenido hasta jugadores con autismo«, apunta la deportista. Su metodología se centra en la inclusión y la aceptación incondicional. «Yo lo que quiero es tener gente que se sienta acogida, que tenga un lugar donde se sientan protegidos y aceptados sin tener que dar explicaciones de quién es ni cómo es«. Para ella, el deporte es un vehículo esencial de valores «la parte más importante es que no se abandone nunca el deporte, que forme parte de nuestra vida como un elemento principal por todo lo que aporta a nivel de valores individuales y colectivos«.

La lucha silenciosa: discriminación y acoso

Cuando le pregunto a Fuencisla sobre si alguna vez se ha sentido discriminada por ser mujer deportista, la respuesta es contundente: «Muchas veces. Sobre todo a nivel institucional«. Lo bueno, es que ella reconoce que ha tenido a Cuca de entrenadora, que, posiblemente, fue de las primeras mujeres en reivindicar su identidad sexual, su homosexualidad, «ella consiguió ser una persona relevante en Segovia, en el mundo del deporte y nos ayudó a entender aspectos muy importantes«, recuerda. A nivel de Club está convencida de que nunca se sintió discriminada, las protegían muchísimo y las cuidaban, «desde Víctor López hasta todos los entrenadores que pasaron por allí«, apunta. Fuencisla nos cuenta algo que le pasó y del que guarda un recuerdo amargo, un profesor (entrenador del equipo rival) intentó suspenderla en la asignatura de Educación Física para impedirle jugar, forzando la intervención de su propia entrenadora, Cuca Fernández. «A nivel físico yo les daba mil vueltas a todas mis compañeras, incluso a los chicos, me suspendía en el teórico para que no pudiera salir a la cancha«, relata la deportista. Este contexto de adversidad institucional y personal la llevó a su actual rol como presidenta de la Asociación Española para la Prevención del Acoso Escolar (AEPAE), un compromiso nacido de su propia experiencia como madre. “Yo viví mucho sufrimiento con mi hijo. Yo no soy presidenta de AEPAE porque sí«, reconoce.

El deporte como antídoto contra el Bullying

Desde la Asociación, subraya que el acoso se puede y se debe prevenir desde la educación, comenzando en casa y en los colegios. Respecto al doloroso hecho de que a menudo la víctima es la que debe cambiar de centro, lo relaciona directamente con las estructuras de poder: «Ser víctima o ser acosador va vinculado a las posiciones de poder«, afirma con contundencia. Fuencisla es una firme defensora de que el deporte, especialmente el colectivo, es una vía de escape y reconstrucción para las víctimas de acoso.»El deporte es esencial para los chavales que han sufrido acoso y bullying, sobre todo el colectivo, porque es darles un lugar de encuentro donde ellos se sientan protegidos, valorados, respetados y donde la autoestima se pueda reconstruir«.

Para evitar tragedias como las que lamentablemente ocupan las noticias, la deportista hace un llamamiento directo a los padres y madres: Priorizar el tiempo con los hijos, a pesar del ritmo de vida actual; mejorar la comunicación evitando juzgar y aprendiendo a escuchar; controlar las redes sociales, conscientes de que pueden ser la principal vía de acoso y no juzgar la realidad que viven los hijos fuera de casa.

Liderazgo y visibilidad femenina

En su faceta de psicóloga deportiva y formadora en liderazgo, recalca que un líder debe poseer, ante todo, empatía y humildad, entendiendo que «lo importante no es él o ella, lo son las personas que forman su equipo«. Sobre el deporte femenino, se muestra optimista, aunque cautelosa. «Creo que empezamos a tener visibilidad. Desgraciadamente, es una visibilidad que se justifica por subvenciones e intereses, pero no nos tiene que importar esa parte. Lo importante es que empezamos a estar. Y ya nos ocuparemos nosotras de seguir avanzando«.

Sus nuevos proyectos en Spordeporte Segovia, enfocados en la inclusión de niños, niñas y personas con discapacidad en las escuelas deportivas rurales, demuestran que el espíritu competitivo de la cancha ha evolucionado hacia la meta más noble de todas: la igualdad y la construcción de un entorno social más justo a través del deporte.

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