sábado, julio 27, 2024

Gammera Nest lanza la Memoria Sonora de España

Redacción

De forma experimental y a través de una convocatoria de proyectos ciudadanos, el laboratorio madrileño de video juegos Gammera Nest se ha adentrado en los barrios de la capital con el fin de obtener ese testimonio oral de los que aún hoy siguen transitándolo.

La memoria oral de una ciudad es la recopilación de relatos, anécdotas, historias y testimonios transmitidos de forma verbal de generación en generación, que sirven para preservar la historia y la identidad de un lugar. Esta memoria se construye a través de las experiencias y vivencias de aquellos que la habitan, y puede incluir desde eventos importantes hasta detalles cotidianos que ayudan a
reconstruir el pasado y entender el presente de un lugar. Para entender la cultura, las tradiciones y la idiosincrasia de una comunidad.

Con el proyecto Voces de la Dehesa, barrio situado al noroeste de Madrid, se han centrado en zonas que circunda este distrito. El Cerro de los locos, el Café de Paloma y el Quiosco de Pili, son los paisajes sonoros que conforman este hermoso proyecto de memoria oral, local y de barrio que pretende, gracias a la propuesta nacida de Espacios Comunes Lorenzana, la Asociación Hebras de Paz Viva y
el Espacio Bellas Vistas desarrollar proyectos en formato de laboratorio ciudadano. La propuesta resultante ha sido una recopilación de testimonios sonoros que reconstruyen la fisonomía y la vida de este paraje singular.

Gammera Nest se ha propuesto seguir adelante con este tipo de proyectos, tratando de inmortalizar las historias individuales que componen el universo colectivo, no solo de nuestra ciudad sino de otros lugares e incluso de la España Vaciada como modo de reivindicar unas formas de vida que ya no existen y de las que apenas queda memoria a través de este proyecto, que ahora se llama Voces de la Dehesa, pero que irá creciendo dando voz a otros barrios madrileños. Por ello, es necesario “recopilar, documentar y difundir los relatos y testimonios de sus habitantes, con el objetivo de preservar su historia y tradiciones para las futuras generaciones”, añade Daniel Sánchez, CEO de Gammera Nest.

¿Qué pretende Gammera Nest con este nuevo proyecto de Memoria oral?

Es un primer paso a un proyecto más ambicioso que no quiere quedarse únicamente en rescatar la memoria oral de los espacios, sino también la memoria social de las ciudades y de los pueblos. Poner en valor y traer de nuevo las vidas y acciones de la gente que nos ha precedido y que han contribuido a construir el mundo y la sociedad en la que vivimos ahora.

¿Por qué es tan importante la memoria oral y por qué en este momento?

Siempre nos ha interesado contar historias y la memoria oral transmite precisamente eso: historias reales de gente real que han contribuido a construir nuestras ciudades y pueblos tal y como son ahora. Lo que es cierto es que nosotros creemos firmemente en que los videojuegos y las aplicaciones interactivas en general cuentan con más herramientas para transmitir los mensajes y extenderlos a un público mayor. Es el momento de plantearnos si no nos pueden ayudar, no solo a contar historias imaginadas, como suele hacerse, sino también a contar las historias de nuestros mayores. Pensamos firmemente que, entre tanta tecnología disruptiva, tenemos que tener espacio para mirar hacia atrás y pensar en lo que somos en realidad ya que es lo que, de verdad, puede contribuir a que utilicemos las herramientas que tenemos en la actualidad para construir un mundo mejor. Si olvidamos nuestro pasado, probablemente acabe
volviendo a repetirse en nuestro futuro. Lo curioso es que ahora, precisamente, la tecnología nos puede ayudar a salvarnos de ese bucle infinito.

Daniel Sánchez, CEO de Gammera Nest

Del video juego a los paisajes sonoros… ¿Por qué este cambio?

¿Es de verdad un cambio? Nosotros somos narradores de historias y los múltiples formatos y formas de interactuar en el juego, nos
permite hacer que el público se sumerja en esas historias, que las viva y las desarrolle como propias.

Que sea un juego tradicional, de rol en vivo o videojuego, no importa. Estas narraciones, también las vemos como parte del juego e incluso hemos hecho experimento en todos esos terrenos, siempre aplicándolos de forma coherente a lo que queremos contar y siempre con éxito. Lo importante es lo que se cuenta, cómo se cuenta siempre es distinto porque cada público y cada momento son diferentes.
Podríamos decir que cada proyecto tiene su propio soporte y así debe ser.

¿Cómo nace la idea?

No es algo nuevo. Hace años que planteamos el trabajo con paisajes sonoros, pero nunca la habíamos puesto en marcha hasta que, gracias a una iniciativa lanzada por Espacios Comunes Lorenzana, la Asociación Hebras de Paz Viva y el Espacio Bellas Vistas para
desarrollar proyectos en formato de laboratorio ciudadano en torno a la Dehesa de la Villa, yo personalmente, vi una oportunidad de rescatar, mediante las narraciones de los habitantes de ese barrio, las historias de quienes ya no están en él o de esos lugares que ya no existen. En realidad no fue un proyecto como tal de Gammera Nest, sino una convocatoria a la que decidimos responder de modo
experimental pero que nos ha dado mucho conocimiento y, sobre todo, gracias a la colaboración y a la co-creación en ese entorno que bebe mucho en metodología y criterios del extinto Medialab Prado (no en vano está tras él Marcos García que fue director del mismo), dimos los primeros pasos de lo que, esperamos, sea una colaboración duradera que se extienda a otros barrios, ciudades y pueblos de
nuestro país.

Gammera Nest se ha propuesto seguir adelante con este tipo de proyectos, tratando de inmortalizar las historias individuales que componen el universo colectivo, como modo de reivindicar unas formas de vida que ya no existen y de las que apenas queda memoria.

¿Cómo elegís los espacios? ¿Con qué criterios elegís uno y no otro?

Como laboratorio ciudadano y espacio de co-creación en el que nació el proyecto, estas primeras elecciones nacieron del consenso de grupo humano estupendo, todo hay que decirlo, y siempre en el entorno del barrio que abarcaba la Dehesa de la Villa, lo que limitaba ese criterio. De ahí que se eligiesen espacios emblemáticos de ese bosque urbano, como es el conocido como Cerro de los Locos; de la memoria social, como son los merenderos donde la mayor parte de los habitantes de la zona pasaban sus tardes y fines de semana; o ya espacios concretos como el Quiosco de Pili, la curiosa historia de una mujer que comenzó vendiendo periódicos y chuches en los soportales y acabó teniendo un quiosco en el barrio, contada por muchos de los que en aquel momento eran niños y la conocieron.

A partir de aquí, la elección será por afinidad o petición. Estamos abiertos a trabajar con asociaciones o instituciones y ayudarles a recopilar esa memoria y luego a transmitirla o conservarla de la forma que crean necesario. Es cierto, que nos interesa esa memoria social o histórica, esas personas que vivieron, fueron importantes para otros, quizá no lo suficiente para ser parte de la Historia, pero que quedaron en el recuerdo de aquellos que compartieron este “momento fugaz” que es nuestra vida y que, probablemente, se olviden cuando las últimas personas que les conocieron dejen de estar entre nosotros.

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