viernes, abril 26, 2024

Jordi Agudo, instructor de ultraligeros: “El primer día que un alumno vuela solo, los instructores estamos mucho más nerviosos que ellos, es mucha responsabilidad”

Texto Sandra Cuenca/ Fotos: J.A.

Jordi Agudo es instructor de ultraligeros en el Aeroclub de Barcelona-Sabadell, ahora tiene 44 años, pero desde pequeño soñaba con pilotar un avión. Su padre tiene mucho que ver con que haya llegado a donde está ahora, y jamás olvidará su primer vuelo

Jordi nació en Pamplona, creció en San Sebastián y ahora casi es hijo adoptivo de Cataluña. Recuerda, que con cuatro o seis años ya se quedaba mirando los aviones que sobrevolaban la casa de campo de sus padres, porque le llamaban mucho la atención. Ya viviendo en el País Vasco, se acuerda de un vecino que jugaba con un avión de porexpán, se lo lanzaba a su perro y este se lo traía. “Yo creía que era teledirigido, pero al verlo de cerca supe que no. Este vecino también los hacía con motor, de los que se hacen madera a madera, el día que me los enseñó me pareció mágico”. Reconoce que desde ese día le dio mucho la murga a su padre, y le convenció para subir al monte Jaizkibel, en Donostia, allí volaban aviones de radiocontrol sin motor. “Estuve seis meses aprendiendo de la gente que volaba allí, y un día de reyes me encontré un avión de radiocontrol en mis zapatillas. Lo había hecho mi padre a escondidas en sus horas libres, años después me di cuenta que quería ser piloto”. Sacarse la licencia de piloto conlleva un desembolso de dinero que en aquel momento sus padres no se lo podían permitir, como pasaba en la mayoría de familias, pero cuando las cosas deben pasar, pasan. “Durante unas vacaciones, hace dieciocho años, estaba en Tafalla con la familia, y mi padre después de unos encierros me llevó a Lumbier, fue la primera vez que vi un ultraligero en vivo. Es un aeropuerto muy pequeño, sin torre de control y donde se puede pasear entre los aviones, un instructor se debió dar cuenta de lo mucho que estaba disfrutando, y se ofreció a darme un paseo. Miré a mi padre esperando una respuesta, me dijo que sí”. Me sorprende como Jordi recuerda hasta el mínimo detalle de cada contacto con un avión, después de más de mil quinientas horas de vuelo y de haber pilotado muchos aviones, es capaz de contarlo como si hubiera sido ayer.

Jordi volando con su padre.

¿Esa es la primera vez que vuelas?

Si, y estaba muy nervioso. A día de hoy, que ya he hecho miles de despegues durante todos estos años, aún recuerdo aquella sensación durante el despegue, no la olvidaré nunca porque fue espectacular. El instructor, durante unos instantes, me dejó coger los mandos, así que si, fue mi primera vez.

¿Qué te dijo tu padre al bajar?

Me preguntó si me había gustado, y si había hablado con el instructor de los cursos. Yo no había preguntado por los cursos, pero mi padre sí. Creo que en total eran unos 2.500€, y te hablo de hace dieciocho años, yo tenía dinero ahorrado y entonces fue cuando me dijo que lo haríamos los dos. La verdad es que me sorprendió mucho que quisiera hacer el curso también, en aquella época tenía unos 57 años y me preocupaba mi madre, sabía que iba a poner el grito en el cielo. Solo pudimos ocultárselo un par de semanas, nos pilló y se mosqueó más con mi padre que conmigo. Hacíamos el curso los fines de semana, y nos sacamos la licencia, seguimos volando y yo me fui a vivir a Madrid.

¿Cómo te conviertes en instructor de ultraligeros?

Con 36 años un instructor al que conocía me propuso sacarme la habilitación de instructor, yo al principio no me veía, la verdad, pero el confiaba en que podía hacerlo. Vivir solo de eso era complicado, pero podía sacarme un dinero extra. Así que, hice el curso y aprobé. Para mí fue un paso importante, ya no era solo piloto si no que podía dar clases a otros. Es muy gratificante ver cómo van aprendiendo tus alumnos. Empecé volando los fines de semana en Lumbier, en la Escuela Sport Pilots, cuya base está en Villanueva de Gállego, Zaragoza. Estuve con ellos una temporada, y me llamaron de otra escuela de Cataluña, AeroEsport. Estos me ofrecieron un contrato con jornada semanal, y con una duración de seis meses en Moià, que acepté. Al cumplirse el contrato volvieron a renovarme por otro medio año, y después me hicieron indefinido.

Una foto hecha desde la cabina del avión.

Y se te ocurre sacarte la habilitación de piloto privado, ¿no?

Mis jefes de AeroEsport me proponen ampliar mi formación y sacarme la habilitación de piloto privado con ellos. Empecé con las clases teóricas al terminar mis turnos, y cuando iba a empezar las prácticas me hacía falta dinero, no sabía cómo iba a conseguirlo, ya que cada hora de clase eran mínimo 180€. Tenía que buscar un segundo trabajo. Un piloto que trabajaba conmigo me propuso ir con él como copiloto, ya habíamos volado juntos, iba a hacer la Vuelta Aérea a Cataluña. Es él el que me cuenta que están buscando un instructor de ultraligero en el Aeroclub de Barcelona-Sabadell, y me pone en contacto con ellos. En Junio del 2019, me llama la directora del Aeroclub para hacer una entrevista, yo le explico que lo que busco es un segundo trabajo complementario al que ya tenía, para sacarme la licencia de piloto privado, y me proponen ser instructor en la Cerdanya. La oferta era muy buena, contrato y si me comprometía a estar con ellos dos años me ayudarían a sacarme lo de piloto privado. Me dio pena irme del otro sitio, pero pensé que era una buena oportunidad, es el más grande de Europa. La verdad es que en ese momento me sentí un privilegiado por saber que querían contar conmigo. Estoy muy bien aquí, mis compañeros son estupendos, y con Sergi Pujol, mi jefe, estoy encantado, al igual que con Olga e Isi.

Estás dando clases a alumnos que quieren sacarse la licencia de ultraligero, ¿cómo es el curso y las clases?

La licencia se llama ULM, y para quien no lo sepa es la licencia para pilotar ultraligeros con motor, de máximo dos plazas y de 450 kilogramos al despegue. Son aviones pequeños, y es un curso homologado. El curso tiene dos partes, una teórica y otra práctica. En la teórica damos conocimientos avanzados, como derecho aéreo o conocimiento general de la aeronave, comunicaciones, meteorología entre otras. Las clases son online o presenciales. Las prácticas comienzan con una revisión del avión que es obligatoria antes de volar, tanto de motor y demás, como del exterior. Comenzamos a volar, y dependiendo del nivel del alumno hacemos una clase u otra. Al ser un curso homologado por aviación civil, hay que hacer un mínimo de quince horas de instrucción de vuelo para poder presentarse al examen oficial. Viene un examinador al mismo aeródromo donde has aprendido y te examinas con el mismo avión con el que has volado.

Quince horas no parecen mucho, ¿no?

Lo que marca aviación civil son quince horas, pero para una persona que no haya volado nunca es muy poco, vas muy justo. Depende mucho también la edad de la persona, cuanto más joven antes se pillan las cosas, y más mayor cuesta más. Lo normal suele ser, para una persona de mediana edad que no haya pilotado antes un avión, que se necesiten entre veinte y veinticinco horas, con ese tiempo se suele estar preparado para presentarse al examen y aprobar.  

¿Cuál es el momento más importante del curso?

Sin duda alguna el día que el alumno tiene que hacer su primer vuelo solo, aunque siguen siendo alumnos y aún no tienen la licencia de piloto. Creo que a la mayoría nos ha pasado, durante la instrucción nos hemos dado cuenta que día a día íbamos mejorando, y es entonces cuando sabes que estás muy cerca de la “suelta”. El día que volé solo por primera vez, ya sabía que podía pasar cuando iba en el coche con mi padre hacia el aeródromo, me empezaba a sentir muy cómodo en el avión. Y así fue, mi instructor ese día no habló mucho y me hizo aterrizar “para ir al baño”, me dio la enhorabuena y me dijo que había llegado el momento. Me puse muy nervioso, le pregunté si estaba seguro y me contestó que sí, que me hiciera un circuito. Un circuito en aviación es hacer un rectángulo imaginario en el aire tomando la pista como uno de los lados del rectángulo. Desde que te deja solo en cabina, hasta que vas a la cabecera de la pista estás muy nervioso, piensas en que la puedes fastidiar y solo te pueden ayudar por radio. Ya estás alineado en pista y preparado para despegar, y es cuando te viene a la cabeza lo que se dice en aviación: “El despegue es opcional, pero el aterrizaje es obligatorio”. Así que lo hice, fue brutal, con sentimientos contradictorios. Por un lado estaba nervioso, y por otro tranquilo, la verdad que lo recuerdo como algo muy agradable. Después sigues unos días más de instrucción hasta el examen. A día de hoy, siendo instructor, el día de la suelta de un alumno él está nervioso, pero nosotros lo estamos más incluso que ellos porque es una gran responsabilidad.

Jordi en la suelta de uno de sus alumnos.

¿Cuál es la media de edad de tus alumnos?

Ahora con el tema de la crisis ha variado bastante la media, el precio del curso está a partir de 2.500€, y no hay mucha gente que con veinte años se pueda permitir pagar eso. Así que la media está entre los cuarenta y cuarenta y cinco. Tengo un alumno con setenta y cuatro años, quiere sacarse la habilitación, y tiene la misma ilusión que el resto de mis alumnos más jóvenes.

¿Y qué porcentaje hay de mujeres?

Por desgracia el porcentaje es muy bajo, pero poco a poco hay cada vez más.  

¿Qué le dirías a un niño, que como tú, quisiera ser piloto?

Les diría que si algo les gusta de verdad pongan todo su empeño en conseguirlo, que trabajen duro. Y les enseñaría lo que pone en mi taza para el café, la que tengo en la oficina, “si puedes soñarlo puedes hacerlo”. Para mi este trabajo es mi hobby, y no creo que haya tenido suerte, he trabajado mucho para llegar a donde estoy ahora. A veces no siento esto como un trabajo, estos cuatro últimos años no recuerdo ni un solo día que no me haya apetecido ir a volar.

¿Cuántas horas de vuelo tienes a día de hoy?

Unas mil quinientas.

¿Cómo es la Cerdanya?

Un lugar en el que me encuentro muy a gusto. Aquí se imparten tres tipos de cursos de vuelo: el de ultraligero que lo doy yo, el de piloto privado y el de piloto de planeador. Los días que no tengo clase de lo mío echo una mano a los pilotos de planeador, necesitan ayuda para bajar el avión en pista, despegar, etc. Además llevo el cómputo de horas que van haciendo los aviones.

Piloto de Ultraligero e instructor, y piloto privado, ¿qué será lo siguiente?

Sacarme posiblemente el título de instructor de piloto privado, y piloto de planeador, pero lo haré con el tiempo.

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