Celia Albizu
Juncal es pediatra y trabaja actualmente en un Centro de Salud a las afueras de Madrid y habla de cómo la Covid-19 ha trastocado nuestras vidas y también las de los más pequeños. Muchas veces nos olvidamos de que los niños también están viviendo esta situación, que les afecta de forma distinta a como nos afecta a los adultos. Mientras que, a nivel físico suele producir en los jóvenes “un cuadro leve y de pocos días de duración con tos, fiebre, congestión nasal, malestar, dolor de garganta, dolor muscular…”, síntomas que muchas veces son difíciles de diferenciar de otras infecciones víricas; a nivel psicológico los niños parecen presentar ahora más complicaciones.
Desde su experiencia, Juncal cree que habría que haber tomado algunas medidas concretas para mejorar la situación sanitaria y evitar llegar a este malestar social en el que se encuentra la mayoría de la población. Piensa que “se tendrían que haber reforzado y aumentado los recursos sanitarios materiales, pero sobre todo los humanos; además se tendrían que haber facilitado pruebas de detención mucho antes”. Pero, sobre todo opina que hubiera jugado mucho a nuestro favor que “los intereses económicos y políticos en vez de enfrentarse, se hubieran sumado y remado en el mismo sentido”. Así, quizás toda la situación hubiera sido menos dura.
Como pediatra, ¿crees que se han seguido unas restricciones sanitarias adecuadas en los colegios e institutos en su reapertura?
La verdad es que él funcionamiento de los colegios e institutos ha ido sorprendentemente bien. El mérito ha sido en gran parte de los niños, mucho más disciplinados y tolerantes que los adultos, y de los profesores que se han adaptado a estas nuevas condiciones de trabajo. De hecho, la mayor parte de los casos entre los alumnos se contagiaron en el entorno familiar.
¿Cómo ha afectado la enfermedad a los niños y adolescentes?
Esta es una pregunta que tendrían que contestar también padres, profesores, psicólogos y psiquiatras. La Covid-19, desde el punto de vista de la salud física ha generado un cambio en las patologías que veíamos habitualmente. El confinamiento y el reinicio de la vida “social” con el uso de la mascarilla y el resto de medidas ha supuesto una disminución de las infecciones respiratorias y de las alergias a pólenes y ha aumentado la obesidad por el sedentarismo al que nos hemos visto obligados. La salud mental de nuestros niños si se ha resentido: trastornos del sueño, de la alimentación, crisis de ansiedad, adicciones a TIC…. Incluso intentos de autolisis han sido motivo frecuente de consulta y han necesitado muchas veces derivación al especialista en Salud mental.
¿Cómo se ha vivido la pandemia desde el sector pediátrico en los centros de salud?
Los pediatras hemos tenido la grandísima suerte de que la Covid-19 no se ha cebado con nuestros pacientes como lo hizo con los ancianos en el momento más duro de la pandemia. Durante las incidencias más altas del Covid lo que hicimos los pediatras fue apoyar y ayudar a nuestros compañeros médicos de adultos que estaban desbordados con listas interminables de pacientes. Empezamos a ser los médicos de los padres y abuelos de nuestros niños, y de muchas personas que a veces solo necesitaban una llamada porque estaban solos en sus casas sin saber, desesperados, o con un familiar en el hospital del que no tenían noticias… Además, muchos médicos de Familia y algunos Pediatras de Asistencia Primaria estuvieron en IFEMA atendiendo sin descanso a los pacientes Covid, y otros tantos pediatras de Hospital fueron un apoyo inestimable para la atención a los pacientes adultos con Covid.
Actualmente, con una situación que parece ser más estable, los pediatras de los Centros de Salud, al igual que los compañeros del hospital, continuamos prestando asistencia tanto presencial como telefónica, en los casos de patologías agudas, Covid y no Covid.
De las medidas que se han tomado de cara al COVID-19, ¿cuáles crees que han sido las más efectivas y cuáles menos?
La Covid-19 nos ha pillado a todos desprevenidos. El exceso de confianza en que no iba a llegar a producir los estragos que inicialmente supuso la infección en China, e incluso en Italia, hizo que las medidas de control se tomaran tarde y mal: unas excesivas y otras insuficientes. Así nos dimos cuenta de que con este virus los días, las horas y hasta los minutos son cruciales. Las medidas que considero que no han sido efectivas han sido la limpieza de calles y sitios públicos vacíos de gente, la realización de tests de detección 3 o 4 días antes de los viajes o eventos y no en las horas previas, el uso de determinados fármacos, etc. Las medidas que si han sido útiles han sido el confinamiento, aunque en España ha sido excesivo respecto a otros países; el lavado de manos; el uso de una mascarilla adecuada sobre todo en personas vulnerables y trabajadores (que en los primeros momentos se protegían en muchos casos con una triste mascarilla quirúrgica reciclada durante una semana)… Y ante todo la ansiada vacuna que está permitiendo que esta quinta ola no sea una hecatombe.
¿Cómo ha afectado psicológicamente esta pandemia a los pediatras?
A los pediatras, como al resto de sanitarios, está pandemia nos ha dejado tocados. Primero la incertidumbre ante esta nueva enfermedad desconocida y arrasadora, el miedo a contagiarte y a contagiar, ver a compañeros enfermar e incluso morir. La adaptación a una nueva forma de trabajar, el perder al principio gran parte del contacto con el paciente, asumir las consultas de compañeros enfermos o con plazas adaptadas sin suplente, las consultas telefónicas, el trabajar con EPI… Y pasar de ser aplaudidos y reconocidos a sentirnos en estos momentos además de agotados, dejados de lado tras el esfuerzo. No había visto nunca a tantos compañeros con tanta desmotivación y con tan poca ilusión por este trabajo.
¿Cómo crees que va a evolucionar la pandemia en los siguientes meses?
Este virus se quedará con nosotros seguramente, como se ha quedado la gripe y otras enfermedades infecciosas, pero aprenderemos a controlarla y a convivir con ella. Y volveremos, espero, a recuperar esa normalidad con la que soñamos y que teníamos antes de marzo de 2020.